CEDAR RAPIDS, Iowa – Un severo vendaval arrasó el medio oeste el 10 de agosto destruyendo casas y granjas. Pero la devastación se convirtió en un desastre social por las acciones del gobierno estatal y federal cuyo mensaje a los trabajadores y agricultores fue “cada uno por su cuenta”.
Extendiéndose desde Dakota del Sur hasta Ohio, los vientos de hasta 100 millas por hora destruyeron las cosechas de maíz y soja, derribaron árboles y tendidos eléctricos, aplastaron silos de granos y edificios agrícolas y causaron la muerte de al menos cuatro personas y lesionaron a más de 60.
En Cedar Rapids, la segunda ciudad más grande de Iowa, con más de 130 mil habitantes, más de mil hogares fueron destruidos y unos 4 mil sufrieron daños. Los funcionarios del gobierno no movilizaron recursos para paliar con prontitud el desastre.
“Todavía no tenemos comida, una semana después”, señaló al Washington Post Genevieve Adams, trabajadora del centro de distribución de Nordstrom. Adams abandonó su deteriorada vivienda en Cedar Hills, cerca de Cedar Rapids, con su hijo de 15 años y lleva sobreviviendo con una comida al día.
“El gobierno es demasiado lento”, dijo al Star Tribune de Minnesota Amanda Cooley el 23 de agosto, mientras se dirigía a casa de un amigo para ayudar a limpiar escombros. “Es la comunidad la que está respondiendo”. Gente trabajadora de las proximidades y de más lejos se ha acercado para ayudar a limpiar los escombros y talar y transportar los árboles caídos.
Unos 14 millones de acres de maíz y soja, más de la tercera parte del terreno cultivable de Iowa, han sido severamente dañados. Decenas de millones de bushels de la cosecha pasada, mantenidos en almacenamiento por los agricultores esperando la subida de los precios, se perdieron cuando los silos de metal se rompieron.
Para los pequeños agricultores de la región, la tormenta “ha sido realmente la gota que derramó el vaso”, dijo al Militante el 23 de agosto Larry Ginter, un ganadero de porcino jubilado de Rhodes.
“A la vez ha habido una sequía en Iowa y el daño causado a la cosecha de soja no se verá hasta el momento de su recolección”. La tormenta se produce encima de los confinamientos impuestos por el gobierno que han cerrado las plantas de procesamiento de carne, restringiendo la demanda de ganado de los agricultores.
Los pequeños agricultores, obligados a mantenerse en deuda continua con los bancos, enfrentan más bancarrotas y pérdidas de sus tierras hoy. La deuda agrícola ha crecido a niveles no vistos desde la década de 1980.
Dos días después de la tormenta, el Departamento de Agricultura anunció que asistiría a los agricultores. Pero según la Unión Nacional de Agricultores, cuando se distribuyeron fondos con anterioridad bajo el Programa de Asistencia Alimenticia por el Coronavirus, los granjeros capitalistas se apropiaron de más del 60 por ciento de los desembolsos. El 10 por ciento más bajo, los tenaces pequeños agricultores, recibieron como promedio solo 300 dólares.
“Una de las primeras demandas tiene que ser ‘Alto a la liquidación de granjas’”, dijo Ginter. “Todo el que quiera trabajar en la agricultura debería poder hacerlo. Nadie merece que se les quite su granja o su vivienda”.
Samir Hazboun, candidato del Partido Socialista de los Trabajadores para el congreso de EE.UU. por el distrito 3 en Kentucky, viajó por Iowa y observó los daños. Hizo un llamado de ayuda inmediata y exigió que el gobierno cubra los costos de producción de los agricultores, incluidos los gastos de manutención. “Para que se pare de inmediato la liquidación de granjas”, dijo, “mi partido exige la nacionalización de la tierra para ponerla al servicio de los agricultores que la cultivan”.
Hazboun contrastó la conducta del gobierno aquí a lo que había visto durante un viaje de solidaridad a Cuba después de que un huracán golpeara la isla. El gobierno revolucionario movilizó a la población para evacuarla de las zonas peligrosas antes de que llegara el ciclón.
“Organizó brigadas de trabajadores de la construcción y electricistas para restaurar con rapidez la electricidad y reparar estructuras”, señaló Hazboun. También organizó la siembra de cosechas de crecimiento rápido para compensar las dañadas.
“Esto muestra lo que puede conseguir la clase trabajadora cuando nos organizamos para usar nuestro trabajo al servicio de nuestros intereses de clase”, añadió.