Decisión en caso de Taylor provoca ira y debate

Por Ned Measel
19 de octubre de 2020

LOUISVILLE, Kentucky — Vehículos militares de la Guardia Nacional patrullaron las calles de esta ciudad el 23 de septiembre, el día que el procurador de Kentucky, Daniel Cameron, anunció la decisión del gran jurado que él había convocado para determinar si se debía encausar y bajo cuales cargos a los policías involucrados en la muerte de Breonna Taylor el 13 de marzo.

Durante meses han habido protestas a raíz de la muerte de Taylor, una trabajadora médica africano americana de 26 años de edad, que fue baleada durante una redada en su apartamento.

Uno de los agentes, Brett Hankison, quien fue despedido por el departamento de policía, fue acusado de poner en peligro a alguien deliberadamente, no por la muerte de Taylor, sino por disparar negligentemente hacia el apartamento aledaño durante el allanamiento. Los otros dos policías que dispararon contra Taylor, Jonathan Mattingly y Myles Cosgrove, no fueron acusados de delito alguno.

Miles de personas aquí y en todo el país se sienten indignados por la muerte de Taylor y quieren que alguien pague por su muerte. La lucha no ha terminado.

En los días previos al anuncio del gran jurado, los edificios gubernamentales en Louisville fueron cerrados, las ventanas de los negocios fueron cubiertas con madera y gran parte del centro de la ciudad fue acordonado con barreras bloqueando el tráfico. El día antes del anuncio, el alcalde de Louisville, Gregory Fischer, declaró un toque de queda de 9 p.m a 6:30 a.m. que duró cinco días. Los teléfonos móviles recibieron un mensaje con una alarma y orden de obedecer el toque de queda.

Tras del anuncio de Cameron, pequeños grupos se organizaron para realizar actos de vandalismo en tiendas en el área de Highlands. Dos policías resultaron heridos a tiros en una protesta en el centro. La mayoría del pueblo trabajador respetó el toque de queda y se mantuvo alejado, debido al antecedente de vandalismo, saqueos, tiroteos y hostigamiento de comensales y otras personas en la ciudad ocurrido durante las protestas en los últimos meses. El organizador de Black Lives Matter de Louisville, Reece Chenault, dijo: “Tendrá que haber un mayor nivel de incomodidad” para la gente de aquí en adelante.

Las decisiones del gran jurado

Cuando los policías de Louisville irrumpieron en el apartamento de Taylor, su novio, Kenneth Walker, creyó que estaban en peligro. Agarró su pistola, la cual portaba legalmente, y disparó, dándole a Mattingly. Los policías respondieron con una lluvia de 32 balas, matando a Taylor.

Las leyes están escritas ante todo para proteger a la policía. En Kentucky, como en la mayoría de los estados, la ley estipula que si alguien dispara contra la policía, independientemente de las circunstancias, la policía puede devolver el fuego justificadamente, sin importar cuán letales sean los resultados.

Esta es la razón por la que no se presentaron cargos por la muerte de Taylor, dijo el fiscal.

Aún quedan muchas preguntas sobre la muerte de Taylor, sobre la conducta de la policía y sobre cómo el fiscal general presentó las conclusiones del gran jurado. Un miembro del gran jurado presentó una demanda el 28 de septiembre acusando a Cameron de malinterpretar sus deliberaciones y de no ofrecerles —al contrario de lo afirmado por Cameron— la opción de acusar a los dos policías que mataron a Taylor. Ella pidió que la transcripción de sus deliberaciones se hiciera pública, y que le permitieran hablar sobre lo que sucedió en el gran jurado. La familia de Taylor también exigió que se hiciera pública la transcripción.

Cameron dijo que concedería ambas peticiones, pero luego anunció que quería esperar al menos una semana para proteger las identidades de los testigos.

Un caso observado en todo el país

Breonna Taylor se ha convertido en un nombre familiar y un símbolo de la lucha contra la brutalidad policial, particularmente hacia los africano americanos, y un foco de la ira contra la impunidad policial. La lucha por la justicia en torno a su muerte ha ganado atención internacional.

Pero en ausencia de un liderazgo de clase trabajadora de los sindicatos, iglesias u otras organizaciones de masas, muchas de las protestas aquí han sido dirigidas contra los blancos, dueños de restaurantes y otros, en lugar de exigir que la policía rinda cuentas. Las protestas han sido organizadas de manera que fomentan el vandalismo, los saqueos y los ataques contra la policía. Se ha permitido la participación de grupos portando armas, lo que abre las puertas a represalias por la policía y grupos de derecha.

El centro de Louisville, que antes fue un próspero centro de restaurantes, tiendas y museos, es una ciudad fantasma y llena de grafiti. Hubo una oportunidad de organizar manifestaciones amplias y disciplinadas que involucraran a decenas de miles de trabajadores de todas las razas y nacionalidades indignados por la muerte de Taylor y de otros a manos de la policía. Al inicio de las protestas se vieron ejemplos de lo que era posible hacer, antes de que fueran secuestradas por pequeñoburgueses que utilizan la violencia y el racebaitingque tienen desprecio hacia el pueblo trabajador. Pero esta oportunidad para movilizar una amplia presión social para responsabilizar a la policía y a las autoridades municipales ha sido dañada y derrochada.

Radicales de clase media en organizaciones como Black Lives Matter han fomentado la hostilidad racial, los enfrentamientos con la policía y bravuconerías provocativas armadas. Y han presentado este curso como revolucionario.

Esto impide entender que la brutalidad policial es esencial para el dominio de la clase capitalista y su gobierno.

Los gobernantes reconocen que la muerte a manos de la policía de Breonna Taylor ha atraído la atención de decenas de miles de personas. Esto se refleja en la decisión de aceptar un caso civil presentado por la familia de Taylor y de pagarles 12 millones de dólares y aceptar algunas reformas relacionadas con la policía.

Continúa una investigación federal que incluye la posibilidad de que se presenten cargos basados en la violación de los derechos constitucionales de Taylor por parte de la policía. La discusión sobre la brutalidad policial y la muerte de Breonna Taylor no ha terminado, y tampoco la necesidad de que la clase trabajadora deje su impronta en las acciones venideras.