Millones de trabajadores en Estados Unidos han perdido sus empleos por la actual crisis económica y social entrelazada del capitalismo.
Por un lado están los intentos de los patrones y su gobierno de hacer que el pueblo trabajador cargue con las consecuencias de la caída de la producción y el comercio.
Por el otro, está la persistente pandemia de la COVID-19, que agrava el estrangulamiento económico de los trabajadores quienes tienen que enfrentar una industria de la salud con hospitales, monopolios farmacéuticos, compañías de seguros y casas de ancianos, donde las decisiones se toman en base a las ganancias financieras y donde es muy difícil que obtengan una asistencia seria.
Al mismo tiempo, los alimentos y los precios de la electricidad suben con más rapidez que las cifras del Índice de Precios al Consumidor, mermando todavía más los ingresos de los trabajadores, las pensiones y la seguridad social.
Las grandes empresas han estado despidiendo a miles de trabajadores en las últimas semanas. Royal Dutch Shell dijo el mes pasado que iba a recortar 9 mil empleos. BP ha anunciado planes para eliminar 10 mil.
Los patrones de Chevron Corp., la segunda productora de petróleo de Estados Unidos, anunció la eliminación de muchos empleos y que los despedidos tendrán que solicitar su empleo de nuevo. Explicaron que su objetivo es reducir los costos a expensas de los trabajadores. A nivel mundial la empresa planea eliminar 7 mil empleos.
Los patrones de Amtrak anunciaron el 8 de octubre que en su lista de recortes se encuentran 2 400 empleos. La cadena de restaurantes Ruby Tuesday se declaró en quiebra el 9 de octubre, anunciando que 185 de sus 421 restaurantes cerrarán permanentemente. Y la lista no se acaba.
Alrededor de un millón 300 mil trabajadores solicitaron prestaciones de desempleo estatales o federales durante la semana que terminó el 3 de octubre, alcanzando la cifra de 25 millones y medio de solicitantes. Muchos más se han quedado sin empleo pero no reciben asistencia del gobierno, incluyendo a aquellos cuyas solicitudes por desempleo no han sido procesadas o aprobadas, trabajadores inmigrantes sin papeles y trabajadores a tiempo parcial que no son elegibles.
Según el gobierno, 22 millones de empleos fueron eliminados en marzo y abril, pero solo 11 millones de estos trabajadores regresaron a sus puestos. Esto fue antes de la última ronda de anuncios de despidos. Los patrones pretenden aumentar la producción con menos trabajadores, aumentando el ritmo de la producción y socavandola salud y seguridad. Según un informe de la AFL-CIO presentado este mes, 5 250 trabajadores perdieron su vida en el trabajo en 2018, lo que representa un promedio de 14 trabajadores al día. Y ese fue un año “normal”, antes de la COVID-19.
Suben precios de primera necesidad
El gobierno insiste que el índice de inflación anual en agosto de 2019 fue de solo el 1.7 por ciento. Es la razón por la que otorgarán solamente un incremento del 1.3 por ciento por el alza en el costo de la vida para los beneficiarios del seguro social, y de seguro de incapacidad y de la mayoría de las pensiones.
Pero lo que ellos consideran inflación básica excluye los alimentos y el precio de la energía. Estos precios están subiendo realmente mucho más rápido.
En el debate del 7 de octubre entre los candidatos a vicepresidente, el aspirante republicano Mike Pence dijo que la economía iba bien. La demócrata Kamala Harris dijo que no era verdad y que el presidente Donald Trump era el responsable porque había permitido que se extendiera la enfermedad del coronavirus. Pero ninguno de los candidatos o sus partidos tienen propuestas para defender los intereses de las clases trabajadoras.
Los candidatos para presidente y vicepresidente del PST Alyson Kennedy y Malcolm Jarret son los únicos que presentan un programa para impulsar soluciones para la clase trabajadora.
Explican que la cuestión más importante es la falta de empleos y que es necesario luchar para poner a millones a trabajar con un programa de obras públicas financiado por el gobierno, para crear trabajos con salarios a escala sindical para construir hospitales, escuelas, viviendas y otras cosas que necesita el pueblo trabajador. Llaman a que se reduzca la jornada laboral sin una disminución del salario para retiepartir el trabajo disponible y prevenir los despidos. ¡Todo el que quiera trabajar debería poder obtener un trabajo productivo!
El Partido Socialista de los Trabajadores dice que necesitan un movimiento sindical que luche por escalas móviles de salarios en cada contrato y programas del gobierno que garanticen que nuestro salario suba cuando suban los precios.
Sistema de ‘salud’ para ganancias
El sistema de salud en Estados Unidos está basado en generar ganancias, no en proveer servicios. Los gobernantes capitalistas no tiene que preocuparse de esto, pueden comprar el mejor tratamiento disponible. Además extienden este privilegio a los estratos de profesionales meritocráticos que facilitan su control de la sociedad.
Cuando el presidente Trump se enfermó de COVID-19 contó con médicos pagados por el gobierno y un tratamiento exclusivo, que incluyó un tratamiento experimental de anticuerpos de la empresa Regeneron, el antiviral remdesivir y el esteroide dexametasona.
“La producción de este grupo de fármacos debería ser impulsada inmediatamente y puesta a disposición de todos los que lo necesitan, gratis”, dijo Kennedy al Militante.
En cambio, los gobernantes le dicen a los trabajadores que se queden en casa si no se sienten bien y que esperen a ver que pasa, a menos que ya no puedan respirar. Para entonces frecuentemente tiene que ser conectados a un ventilador. Al menos el 80 por ciento de los pacientes con coronavirus en ventiladores en Nueva York terminaron falleciendo.
El ex gobernador liberal demócrata de Colorado Dick Lamm fue muy tajante en los años 1980. Cuando uno se hace viejo, dijo, “Uno tiene el deber de morir y salirse del camino”. “Tenemos un deber aun mayor cuando tenemos que racionar medicinas a alguien de 5 años en vez de a alguien de 85 años”.
Los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores dicen lo contrario, “la atención médica tiene que ser un derecho de todos, no basado en la edad, en la elegibilidad según un seguro médico o en la capacidad de pagar”, dijo Kennedy. “El PST llama a una asistencia médica universal y garantizada por el gobierno desde el nacimiento hasta la muerte”.