Desde los agricultores en India a los obreros en lucha contra la empresa Remington en Ilion, Nueva York, el pueblo trabajador está encontrando formas de hacer frente a los recortes de empleos y otras medidas tomadas por los patrones —quienes están aprovechándose de las restricciones impuestas por el gobierno por la pandemia— para pasar aún mas la carga de la crisis de su sistema sobre nuestras espaldas. Necesitamos estar en el trabajo para unirnos a nuestros compañeros de trabajo y luchar. A medida que el coronavirus sigue propagándose, está más claro que nunca que el pueblo trabajador no puede contar con los patrones y su gobierno para la atención médica.
Nuestro trabajo produce más que suficiente riqueza para brindar tratamiento a todas las personas afectadas por el coronavirus —o cualquier otro problema de la salud—, así como para la rápida producción y distribución masiva de una vacuna. Pero bajo el capitalismo la atención médica es una mercancía con fines de lucro para los propietarios de hospitales, residencias de ancianos, compañías de seguros, empresas farmacéuticas y otros comercios de la industria de la salud.
Las acaudaladas familias gobernantes no hacen fila para recibir tratamiento, y no les importa si vivimos o morimos siempre que cuenten con suficientes personas trabajando para garantizar sus ganancias. Los políticos capitalistas no pueden ni podrán resolver este problema. Esto le recae a la clase trabajadora.
Al igual que la educación y la jubilación, la atención médica es una cuestión social por la que debe luchar la clase trabajadora y nuestros sindicatos. Tenemos que organizarnos para luchar por una atención médica vitalicia universal garantizada por el gobierno, no por planes de seguro deplorablemente inadecuados establecidos de empresa a empresa y ligados a las ganancias de los patrones, o por cualquier otro programa de seguros.
Las gigantes empresas farmacéuticas deben ser nacionalizadas y administradas bajo control obrero para garantizar la producción de una vacuna segura y eficaz, en cantidades suficientes para brindar protección a todos, aquí y en todo el mundo. Solo la clase trabajadora es capaz de tomar decisiones basadas en las necesidades de toda la humanidad.
Los trabajadores de Cuba sí utilizan el fruto de su trabajo para garantizar medicina preventiva y atención a todos en la isla. El personal médico trabaja con el fin de salvar vidas. No se basan en las “comorbilidades” para colocar a alguien en alguna lista de “triaje”. Todos reciben trato por igual. Esto no se debe a que tengan un sistema de salud mejor organizado, sino a las conquistas de la revolución socialista de Cuba.
Los trabajadores y campesinos se levantaron y se quitaron de encima la bota del imperialismo estadounidense, y reemplazaron la dictadura de la clase capitalista cubana con su propio gobierno, lo que llevó a los trabajadores a tomar en sus propias manos el control de la tierra, las fábricas y los bancos.
A través de la lucha revolucionaria profundizaron la solidaridad de la clase trabajadora, y se transformaron en el proceso. Como combatientes disciplinados, valientes e internacionalistas, ofrecieron con orgullo su revolución al servicio de la humanidad trabajadora, brindando un ejemplo poderoso al pueblo trabajador en Estados Unidos y en todo el mundo.