RESPUESTA A UN LECTOR

Juicio de Chauvin fue un golpe a derechos que trabajadores han ganado y necesitan

Por Terry Evans
24 de mayo de 2021

“¿No es una demanda justa y proletaria exigir que se enjuicie, condene y encarcele a los policías matones?” pregunta el lector Kyle Edwards en respuesta a la cobertura sobre el juicio y condena del policía de Minneapolis Derek Chauvin en el Militante.

Luchamos por el enjuiciamiento de policías que llevan a cabo ataques brutales, como el infligido por Derek Chauvin a George Floyd. Pero no apoyamos que se menoscaben sus derechos a las protecciones que el pueblo trabajador ha conquistado en más de 200 años de lucha de clases.

La policía no existe para combatir el crimen. Junto con los tribunales, son una parte esencial del aparato estatal que sirve a las familias capitalistas gobernantes y defiende relaciones sociales basadas en la explotación de los trabajadores y agricultores.

Una y otra vez, vemos como los policías evaden ser juzgados por sus ataques. Pero el pueblo trabajador jamás debe permitir que la frustración que esto produce fomente llamamientos a restringir los derechos legales y constitucionales. No importa quién esté en el banquillo de los acusados, cualquier ataque contra estos derechos siempre acabará siendo utilizado para asestar golpes a la clase trabajadora.

Sin una defensa inequívoca de la presunción de inocencia hasta demostrar lo contrario, el establecimiento de la culpabilidad más allá de una duda razonable y la oposición a la venganza popular, la mano del gobierno capitalista se verá reforzada.  A esto se debe agregar el derecho a un juicio por un jurado de sus pares y a las decisiones unánimes del jurado.

Todos estos derechos brindan al pueblo trabajador algo de protección frente a la policía y los tribunales. Millones de trabajadores saben por su propia experiencia que la policía, los fiscales y los jueces continuamente erosionan estos derechos, asumiendo que los trabajadores son siempre culpables.

A medida que se profundizan las luchas obreras, la policía dirigirá sus ataques a los trabajadores militantes, nuestras líneas de piquetes y nuestros sindicatos. Los trabajadores tendremos que defendernos de casos amañados en el transcurso de la lucha por nuestra emancipación y necesitaremos el derecho al debido proceso.

Es por eso que los trabajadores con conciencia de clase no se unen a los políticos capitalistas que celebran la conducta y el resultado del juicio de Chauvin. Mucho antes del inicio del juicio, los gobernantes capitalistas habían decidido que la condena de Chauvin sería un mal menor para su clase. Es por eso que utilizaron enormes recursos para amañar el juicio, pisoteando el debido proceso y convirtiéndolo en un espectáculo público. Los mejores bufetes de abogados de Minneapolis ofrecieron abogados para unirse a la fiscalía, mientras que Chauvin fue abandonado por los mandos de la policía,  quienes testificaron en su contra y lo dejaron con una defensa legal mínima. A pesar de una enorme operación militar en el centro de Minneapolis, que inevitablemente iba a afectar al juicio, el juez se negó a cambiar la sede.

En todo el país, fuerzas de antifa y algunos dirigentes de Black Lives Matter han indagado los domicilios y otros datos de oponentes políticos, instando a tomar represalias. Un testigo de la defensa sufrió actos de vandalismo en su casa después de dar testimonio.

La congresista demócrata Maxine Waters amenazó con que las protestas “se volvieran más agresivas” si el jurado emitía un veredicto de “no culpable”. Antes de que el jurado terminara sus deliberaciones, el presidente Joseph Biden dijo que la evidencia era “abrumadora”.

Para asegurar el encarcelamiento de Chauvin independientemente del juicio, y en flagrante menosprecio a las protecciones constitucionales contra la doble incriminación, el Departamento de Justicia dijo que estaba preparado a arrestar y acusar al ex policía después del juicio por cargos federales, si el jurado decidía no condenarlo. Ahora dicen que lo harán de todos modos.

Algunos liberales han argumentado que ni siquiera era necesario celebrar un juicio contra Chauvin, porque “todos hemos visto el video”. La indiferencia de Chauvin ante la evidente angustia de Floyd obviamente enfureció a millones de personas.

Prácticamente todos los periódicos capitalistas repitieron antes y después del juicio que Floyd murió porque Chauvin mantuvo su rodilla en el cuello de Floyd durante más de nueve minutos. Pero el propio experto médico de la fiscalía, Andrew Baker, testificó que la muerte de Floyd no fue causada por asfixia, sino por la restricción causada por Chauvin, no siempre con la rodilla en el cuello de Floyd, sino también en la espalda, lo que le provocó un fallo cardíaco. Baker dijo en el juicio que el uso de fentanilo por Floyd, así como su cardiopatía subyacente, contribuyeron a su muerte. Cuestiones básicas sobre los hechos fueron dejadas al lado en casi todos los informes para asegurar conseguir el veredicto “correcto”.

Tanto demócratas como republicanos aprovecharon el juicio para afirmar que el “sistema funciona”, a medida que buscan convencer a los trabajadores de que confíen en ellos para reformar a la policía.

Una declaración de Doug Nelson, candidato del Partido Socialista de los Trabajadores para alcalde de Minneapolis, señaló el peligro de exigir sentencias más duras para Chauvin “de lo que normalmente permitirían la evidencia y los estándares del debido proceso”. Bajo las directrices para imposición de penas de Minnesota el ex policía enfrenta una sentencia máxima de 15 años de cárcel. Los fiscales han presentado mociones para una pena más severa basados en situaciones agravantes. Todo lo que hagan para legitimar el uso de sentencias largas y vengativas solo ayuda a fortalecer un precedente que será utilizado contra los trabajadores que enfrentan penas de prisión.

Este juicio no fue una victoria para el pueblo trabajador. Fue un golpe a los derechos cruciales que necesitamos. No avanzará la lucha justa contra la brutalidad policial.

Cuando los trabajadores y campesinos en Cuba hicieron una revolución en 1959, no “reformaron” a los esbirros de la policía que defendían al sangriento gobierno del dictador Fulgencio Batista, quien contaba con el respaldo de Washington. Tampoco los arrastraron por las calles y los lincharon. Dirigidos por Fidel Castro y el Movimiento 26 de Julio, disolvieron  a la policía de Batista. La reemplazaron con veteranos probados en la lucha revolucionaria. Algunos policías fueron juzgados, pero la realización inicial de juicios públicos fue detenida por Castro, quien explicó que violaban el sentido de justicia de la revolución. Algunos juicios terminaron en ejecuciones. A otros policías se les ofrecieron trabajos productivos. La nueva fuerza policial se construyó sobre la base de nuevas relaciones de clase, en las cuales no debe existir ataques del gobierno contra los trabajadores.

Ese poderoso ejemplo sigue siendo uno que trabajadores aquí deberían emular.