Los aumentos de los precios de las necesidades básicas están causando estragos en los trabajadores al mismo tiempo que millones siguen sin trabajo. Los trabajadores y nuestros sindicatos deben unirse para luchar por cláusulas de costo de vida en todos los contratos y en programas esenciales como el Seguro Social, para que nuestros salarios aumenten cada vez que suban los precios y podamos así defender nuestro nivel de vida.
El índice anual de precios al consumidor subió al 5 por ciento en mayo. El precio de alimentos y otros comestibles, muebles, ropa y automóviles usados brincó. Ir y volver del trabajo es más caro, ya que los precios de la gasolina aumentaron casi un 50 por ciento en el último año.
Vienen más alzas de precios, ya que los fabricantes y otros patrones informan que sus costos de producción alcanzaron un nivel récord en mayo. Esto incluye alzas en las materias primas y en el transporte. Subieron los precios del acero, el vidrio, plástico, papel y cuero. Las tarifas de envío marítimo desde Asia se han cuadruplicado para muchos productos.
Hormel Foods ya anunció alzas de precios en su pavo molido, la mantequilla de maní y el Spam. Los trabajadores jubilados están siendo afectados de forma particularmente dura. Ciego a estas condiciones, el presidente Joseph Biden y la Reserva Federal ambos afirman que no hay nada de qué preocuparse, y dicen que el aumento de la inflación es solo una irregularidad momentánea.
Para algunos capitalistas, los aumentos de precios son una bonanza. La inflación en el mercado de viviendas de lujo está beneficiando a los especuladores inmobiliarios. En la llamada Billionaires’ Row (calle de los multimillonarios) de la ciudad de Nueva York dos condominios fueron combinados y vendidos juntos por 157.5 millones de dólares este mes, una de las transacciones residenciales más caras de todos los tiempos en la ciudad.
Al igual que los propietarios de otras empresas de entrega a domicilio de comida, los patrones de DoorDash dicen que sus trabajadores son “contratistas independientes”, excluyéndolos de beneficios, salario mínimo, pago de horas extra y licencia por enfermedad pagada, todo esto cuando las ganancias de estos patrones se han disparado. El jefe ejecutivo de DoorDash Tony Xu ganó 414 millones de dólares el año pasado.
Luchan por ajustes salariales
Los trabajadores deben organizarse y utilizar nuestros sindicatos para luchar contra los estragos de la inflación, incluyendo exigir una escala móvil de horas y salarios. Hay lecciones valiosas de las luchas obreras pasadas cuando nuestra clase luchó y logró que se incluyera en los contratos laborales ajustes automáticos salariales para mantener el costo de vida. Es una medida para proteger que nuestros salarios no sean despojados de su poder adquisitivo.
Las primeras cláusulas de ajuste automático las ganaron los trabajadores de las principales industrias en la década de 1940, durante la ola explosiva de batallas obreras que forjaron la central obrera CIO antes de la segunda guerra mundial imperialista. Durante la ola de huelgas de la posguerra de 1945 y 1946, los trabajadores buscaron recuperar parte de lo que los patrones les habían quitado durante la guerra. El gobierno de Franklin D. Roosevelt impuso durante la guerra una congelación de los salarios con el apoyo de la mayoría de los funcionarios sindicales, los cuales respaldaban los objetivos bélicos de Washington. Los precios supuestamente también serían congelados, pero los patrones los aumentaron de todas maneras y el costo de vida de los trabajadores aumentó en un 30 por ciento.
Los trabajadores de General Motors exigieron una cláusula de ajuste automático de su salario en su contrato en 1948. Los patrones cedieron 72 horas antes de que los trabajadores iban a salir en huelga. Dos años antes, unos 225 mil miembros del sindicato automotriz UAW en la GM habían estado en huelga durante 113 días y lograron aumentos salariales sustanciales, vacaciones pagadas y otros beneficios. “Durante el período inflacionario de 12 años de 1948 a 1960, la cláusula de ajuste automático de GM resultó en aumentos salariales automáticos de forma regular”, escribió Art Preis en Labor’s Giant Step, The First Twenty Years of the CIO: 1936-55 (El gigantesco paso obrero, los primeros veinte años de la CIO: 1936-55), un valioso libro sobre historia obrera.
Cuando las tasas de ganancia comenzaron a bajar en los años 70, los patrones lanzaron una ofensiva contra el pueblo trabajador. Las cláusulas de ajuste automático fueron uno de sus objetivos principales.
En 1976, unos 6 millones de trabajadores tenían cláusulas de ajuste por el costo de vida en sus contratos, pero para 1995 esa cifra se había reducido a 1.2 millones. No solo los salarios reales han disminuido desde principios de los años 70, sino que los patrones han buscado además recortes en el salario por hora. Con mucha frecuencia, nuestros funcionarios sindicales se negaron a organizar nuestro poder sindical para combatir estos ataques y movilizar la solidaridad. Hoy día, dichas cláusulas se limitan en gran medida a trabajadores en algunos puestos del sector público.
¡Es necesario hacer de nuevo las cláusulas de ajuste vinculantes una consigna de la clase trabajadora!
Comités de precios
Los patrones y sus medios de comunicación perpetúan el mito de que cuando los trabajadores luchan y logran salarios más altos, eso trae los aumentos de precios. Pero eso no es cierto. Es parte de la lucha de nuestra clase para quitarle a la clase patronal una mayor parte del fruto de nuestra labor. La clase patronal, no produce nada. Si ellos responden aumentando los precios, esto lo podemos combatir.
En los años 70, la inflación exorbitante provocó protestas públicas, muchas lideradas por amas de casa. Estas protestas ganaron amplio apoyo en la clase trabajadora y ayudaron a revertir algunos aumentos de precios. “Los trabajadores podemos defendernos de los azotes gemelos del desempleo y la inflación uniéndonos y usando nuestros sindicatos para luchar contra los patrones”, dijo al Militante Joanne Kuniansky, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para gobernadora de Nueva Jersey.
“Debemos luchar por una escala móvil de horas (30 horas de trabajo por 40 horas de pago) para compartir el trabajo disponible y para que millones de trabajadores vuelvan al trabajo, sin recortes en los salarios. Y luchar por una escala móvil de salarios, cláusulas de ajuste, que garanticen que cuando los precios suban, nuestros salarios automáticamente compensen por el aumento”.
Una de las medidas antiobreras que impulsó la administración del presidente demócrata Bill Clinton fue otorgar una bonanza de ganancias a los patrones reajustando los cálculos del Índice de Precios al Consumidor de una manera que redujo sustancialmente las cifras oficiales de precios. Esa es una de las razones centrales por las que cuando los precios aumentan, ¡nuestras pensiones y el Seguro Social no suben la misma cantidad!
“Cada administración, demócrata y republicana por igual, actúa para defender los intereses de los patrones e intenta dividir y debilitar al movimiento obrero”, dijo Kuniansky. “Los trabajadores deben luchar por el establecimiento de comités de precios integrados por nuestros sindicatos, agricultores, amas de casa y otros consumidores. Los comités de precios obligarían a los patrones a abrir sus libros de contabilidad, exponiendo las estafas de precios, revelarían el verdadero alcance de la inflación y exigirían control en el establecimiento de precios. Los trabajadores aprenderían que somos capaces de dirigir la sociedad nosotros mismos en interés de todos los explotados y oprimidos por el capital.
“El pueblo trabajador se transforma en la lucha”, dijo Kuniansky. “Nos organizaremos por millones para construir nuestro propio partido, un partido obrero, para luchar para deshacernos de las familias capitalistas gobernantes y tomar el poder político en nuestras propias manos”.