MEMPHIS, Tennessee — “Esta es mi primera huelga”, le dijo Gerald Lawrence a esta trabajadora-corresponsal del Militante en la línea de piquetes de Kellogg el 22 de octubre. Lawrence ha trabajado en la planta de cereales durante dos años. “¡Hemos recibido tanto apoyo! Al principio no sabía lo que significaría estar en huelga, pero ahora he conocido la solidaridad. He aprendido sobre nuestra historia aquí, desde la huelga de trabajadores de saneamiento de 1968” cuando Martin Luther King Jr. vino a brindar apoyo.
Lawrence es uno de los 274 miembros del Local 252G del sindicato BCTGM que iniciaron la huelga el 5 de octubre, junto con otros miembros del sindicato en las plantas de cereales de Kellogg en Battle Creek, Michigan; Omaha, Nebraska; y Lancaster, Pensilvania, más de 1,400 en total.
Si bien el sindicato pide a los miembros locales que hagan líneas de piquetes en turnos de cuatro horas cada tres días, muchos están dedicando más horas. La línea de piquetes principal frente a la planta se ubica en el bulevar Airways, una concurrida calle. Los automovilistas y conductores de camiones, tocan la bocina y gritan en apoyo al pasar, día y noche.
El Local 252G organizó una parrillada solidaria el 23 de octubre que atrajo a 100 miembros locales, sus familias, simpatizantes de otros sindicatos de la zona, la organización de derechos civiles NAACP y un contingente de la Asociación Corvette de Beale Street, cuya membresía incluye a varios huelguistas.
“Igual salario por igual trabajo” es uno de los gritos más populares en la línea de piquetes, reflejando la fuerte oposición a la demanda de Kellogg de que el sindicato acepte un establecimiento permanente de dos niveles de salarios y prestaciones que profundizaría las divisiones entre los trabajadores.
La empresa quiere aumentar sus ganancias creando dos clases de trabajadores: los empleados “legado”, contratados antes de 2015, y los empleados “transitorios”, que nunca podrían alcanzar el mismo salario y prestaciones que los empleados con antigüedad.
“Después del cierre patronal de 10 meses en 2013–14, se aceptó que el 30 por ciento de la fuerza laboral pudieran ser trabajadores ‘transitorios’”, dijo Scott Evans, mecánico de mantenimiento y miembro del Local 252G. “Parte del acuerdo fue que esos trabajadores alcanzarían el salario y los beneficios completos después de un cierto tiempo. Pero eso nunca sucedió, excepto para unos pocos.
“Ahora la empresa quiere eliminar el límite del 30 por ciento en el número de trabajadores ‘transitorios’”, dijo Evans. Los empleados de más antigüedad mantendrían sus salarios, pensiones y seguro médico por ahora, “pero no habría nada para los ‘transitorios’, que poco a poco serían la mayor parte de la fuerza de trabajo”.
Como muchos huelguistas de Kellogg, Evans está inspirado por las numerosas huelgas que hay en todo el país, incluidas las huelgas a principios de este año en Frito-Lay y Nabisco, ambas organizadas por el sindicato BCTGM, y la huelga en estos momentos de 10 mil trabajadores del sindicato automotriz UAW en John Deere.
Los trabajadores de John Deere luchan por salarios más altos y contra la imposición de un sistema de tres niveles para los trabajadores de esa empresa.
“Acepté el trabajo en Kellogg porque pensé que tenía la oportunidad de convertirme en una empleada ‘legado’”, dijo Nicole Alexander, quien ha trabajado en la planta desde abril. Como trabajadora “transitoria”, gana 19.92 dólares la hora, en comparación con 33 dólares la hora para los trabajadores con antigüedad. “No recibimos pensión, solo un plan 401(k) y tenemos que pagar mucho más por nuestro seguro médico. Quieren que usemos los días de vacaciones en lugar de usar el Permiso Médicos y Familiar”, un programa federal que permite a los trabajadores tomarse un tiempo libre no remunerado cuando lo necesitan por razones médicas o familiares.
“Estamos haciendo que Kellogg gane millones”, agregó. “Trabajábamos los siete días de la semana durante toda la pandemia. Tuvimos compañeros de trabajo que murieron de COVID. Y así es como nos trata la empresa”.
Kellogg reportó ventas globales de 3,600 millones de dólares en el último trimestre y ganancias de unos 380 millones de dólares.
“¿Cómo podemos aceptar un sistema permanente de dos niveles?”, dijo al Militante el vicepresidente del Local 252G, Kevin Bradshaw. “Significaría dos clases de miembros en nuestro sindicato y estaríamos divididos entre nosotros. No podemos vender nuestro futuro”.
El sindicato internacional ha exhibido de manera destacada en su sitio web, BCTGM.org, dos secciones especiales, “Hechos detrás de la huelga de Kellogg” y “5 formas de apoyar la #KelloggStrike”. Ambas contienen información útil para ganar el apoyo de compañeros de trabajo para la lucha, explica dónde puede unirse a sus líneas de piquetes y dónde puede enviar mensajes de solidaridad o una contribución a cada uno de los cuatro locales sindicales en huelga.
Kellogg anunció el 25 de octubre que se ofrecía a reiniciar conversaciones contractuales con BCTGM, incluido el sistema de dos niveles.
“Piensen en todo el dinero que están gastando para tratar de quebrarnos, pero no pueden aceptar la igualdad de salario y beneficios”, escribió Bradshaw en la página del Local el 24 de octubre. “Si creen que esto no es una guerra, ¡despierten! Hemos llegado demasiado lejos para dar la vuelta, todo lo que podemos hacer ahora es aumentar la presión”.