OAKLAND, California — Más de 30 personas asistieron a la charla del Militant Labor Forum el 15 de octubre en esta ciudad sobre “El auge de las luchas sindicales industriales: perspectivas para la clase trabajadora y la construcción del Partido Socialista de los Trabajadores hoy”, con John Studer, miembro del Comité Nacional del PST y director del Militante. El dirigente del PST Dave Prince, dio una charla similar en un foro de unos 40 participantes en Nueva York esa misma noche.
“El PST se encuentra en medio de una audaz campaña de propaganda comunista para expandir el número de lectores del Militante y los libros de dirigentes del PST y otros revolucionarios”, dijo Studer, “y a la vez recaudar 130 mil dólares para financiar el trabajo del partido. El único lugar de donde el partido recibe apoyo financiero es de la clase trabajadora”.
“Dondequiera que van los partidarios del PST, explican que solo hay dos preguntas que son críticas para el futuro de la humanidad. La primera, ¿es la clase trabajadora capaz de hacer una revolución socialista en este país? Y la segunda, ¿podemos construir un liderazgo de vanguardia, un partido que pueda organizar y llevar a nuestra clase a tomar el poder y establecer un gobierno de trabajadores y agricultores? Si su respuesta es sí, entonces el PST es el partido para usted.
“La situación objetiva en Estados Unidos ha mejorado”, dijo Studer. “Por décadas los sindicatos se han visto derrotados por la implacable ofensiva de los patrones, facilitada con demasiada frecuencia por el curso colaboracionista de clase del liderazgo de nuestros sindicatos. Hoy en día solo el 6.3 por ciento de los trabajadores en la industria privada están en sindicatos, un porcentaje menor que antes de la explosión de las batallas sindicales y el ascenso de la central obrera CIO en la década de 1930”.
Las cosas están cambiando
“Pero las cosas empezaron a cambiar en 2018”, dijo, cuando una serie de huelgas de maestros se extendió por todo el país. Comenzaron en Virginia del Oeste, donde la batalla estuvo marcada por el espíritu de las luchas de clases pasadas del sindicato de mineros del carbón UMW.
Luego, en 2019, salieron en huelga la mayor cantidad de trabajadores industriales en 35 años, dijo Studer, incluidos 49 mil del sindicato automotriz UAW en la General Motors; 31 mil del sindicato de trabajadores de alimentos UFCW en las tiendas Stop & Shop en la costa este y 20 mil miembros del sindicato de trabajadores de la comunicación CWA en AT&T.
Esto se interrumpió en 2020 por los cierres que impusieron los gobernantes en nombre de la lucha contra la pandemia, explicó Studer, pero se ha reanudado en 2021, comenzando con los 1,400 miembros del sindicato Teamsters en huelga contra los patrones del mercado Hunts Point Produce Market en Nueva York. A esta lucha le ha seguido la huelga aún en curso de los mineros del carbón contra Warrior Met en Alabama; la lucha de los trabajadores de Volvo Truck, quienes han rechazado ya tres veces “acuerdos” que no satisfacen lo que ellos creen que merecen; y las muy reñidas huelgas del sindicato BCTGM en Frito-Lay, Nabisco y actualmente los 1,400 trabajadores en huelga contra Kellogg. Ahora, más de 10 mil miembros del sindicato automotriz UAW están en huelga en el gigante de implementos agrícolas John Deere.
Los trabajadores por todo el país, (así como la prensa patronal), están observando estas batallas con cuidado, dijo Studer. Los trabajadores quieren saber cómo luchar eficazmente y ganar. Se plantean grandes preguntas: cómo superar las divisiones que fomentan los patrones, cómo superar el boicot de la prensa y ganarse el apoyo del público, cómo encontrar formas de utilizar el poder sindical para detener la producción.
Los patrones trabajan horas extras tratando de dividirnos: por raza, sexo, nacionalidad, inmigrantes contra nativos, empleados contra desempleados. Intentan hacer de la competencia entre los trabajadores una condición determinante de la vida. Por ejemplo, dijo Studer, los patrones de la empresa Deere están tratando de enfrentar a los agricultores con los trabajadores porque la huelga tiene lugar durante la época de la cosecha.
“Pero nuestras luchas contra los patrones y su gobierno nos enseñan lo contrario”, dijo Studer. “Aprendemos que todos los trabajadores se enfrentan a un enemigo común. Necesitamos unirnos para enfrentar sus ataques. Esto abre la puerta para fortalecer y usar nuestros sindicatos.
“Muchos trabajadores han estado viviendo en condiciones de deterioro, a medida que los patrones presionan para poner la crisis de su sistema capitalista, exacerbada por la pandemia, sobre las espaldas de los trabajadores”, dijo Studer. “Están convencidos de que debe haber un camino para salir de las catástrofes sociales y las condiciones brutales que ven a su alrededor”.
Los trabajadores se están dando cuenta cada vez más que los partidos de los patrones, los demócratas y los republicanos, no les representan. Están listos para discusiones serias y a considerar el programa del partido. Es por eso que las metas de la campaña de este otoño son más ambiciosas que antes. El Militante y nuestros libros contienen lecciones de la lucha de clases que muchos están buscando.
“A los patrones les preocupa que nuestra clase tiene una ventaja hoy. Están tratando de encontrar cómo promover sus intereses tanto dentro del país como en el extranjero bajo estas circunstancias. Pero están impulsados a atacar a nuestra clase, no hay otra forma en que puedan defenderse de sus competidores y obtener ganancias. La clase trabajadora produce toda la riqueza”, dijo Studer.
“Las huelgas actuales tienen características similares. Al comienzo de la pandemia, y también antes de la crisis capitalista de 2008, a los trabajadores se les dijo que tenían que sacrificarse para mantener la empresa en funcionamiento, que eran ‘esenciales’ y que serían recompensados más tarde. Pero en su lugar, les exige concesiones aún mayores.
“Estas huelgas no tienen que ver principalmente con cuestiones de dinero”, explicó Studer. “Se trata más sobre horarios: días largos, sin pago por horas extra después de ocho horas, períodos entre turnos cortos y como consecuencia la inevitable falta de tiempo con la familia o incluso la práctica religiosa, como lo expresó un trabajador de Kellogg. La construcción de un movimiento sindical combatiente se convierte en una cuestión candente”.
Como parte de este proceso, los trabajadores se interesan más en respuestas proletarias a las cuestiones políticas más amplias en un mundo cada vez más inestable: las crecientes fricciones entre las potencias imperialistas, los enfrentamientos entre Washington y el gobierno en Beijing, los conflictos y la represión desde Myanmar hasta Iraq, y el potencial de guerras más amplias y la destrucción a medida que se profundiza la crisis de los gobernantes capitalistas y sus estados.
También hay un mayor interés en las cuestiones sociales, desde el derecho personal de la mujer a elegir si tener o no un aborto; a la difusión del “wokeismo” que niega la realidad biológica de la existencia de dos sexos, mujeres y hombres; a la “cancelación” de personas con las que no están de acuerdo. Y sobre la brutalidad policial y los crecientes ataques contra los judíos.
Construir un partido proletario hoy
“La amplitud de estas discusiones muestra lo que es posible para un partido proletario hoy, tanto dentro de los sindicatos como con los trabajadores en ciudades, pueblos y áreas rurales. Es un buen momento para una campaña de propaganda como la que hemos comenzado, con la posibilidad de involucrar a otros a participar con nosotros. El Militante defiende las batallas a las que los trabajadores deben unirse. Nuestros libros dan vida a las lecciones de batallas anteriores. Nuestro programa de política de principios surge de la lucha de clases que se remonta a Carlos Marx y Federico Engels, la Revolución Bolchevique de 1917 y el renacimiento del comunismo en la Revolución Cubana de 1959”, dijo Studer.
“Hablaremos con el pueblo trabajador en ciudades y áreas rurales de todo el país. Algunos trabajadores consideran sospechoso el término propaganda, una forma de describir la publicidad capitalista”, dijo Studer. “Pero para los marxistas, hacer propaganda es difundir el programa del partido, la verdad sobre nuestra continuidad con las batallas revolucionarias y la lucha de clases, y nuestra tradición de conducta desinteresada. Nadie más ofrece esto hoy”.