Con más del 80 por ciento de la población completamente vacunada contra la COVID-19 para el 20 de noviembre, Cuba está en camino para alcanzar el 90 por ciento antes de fin de año. Este sorprendente progreso se basa en las altamente efectivas vacunas desarrolladas y producidas en Cuba. Esto es a pesar de las sanciones que son parte de la guerra económica que Washington ha librado contra la revolución socialista de Cuba por más de 60 años.
Cuba es el único país del mundo que ha extendido la vacunación a niños de entre 2 y 5 años. Y a diferencia de Estados Unidos, en Cuba la vacunación es voluntaria. Su éxito sin precedentes —que coloca a Cuba como uno de los tres países con la tasa de vacunación más alta en el mundo, muy por delante de Estados Unidos—muestra lo que es posible cuando los trabajadores están convencidos de que el gobierno es suyo, no un enemigo, y la atención médica es un derecho, no una mercancía para beneficiar a los patrones capitalistas.
Las muertes por COVID ahora han sido de tres o menos al día —algunos días ha sido cero. Cuba ha comenzado una vez más a recibir brigadas de solidaridad y turistas de todo el mundo, sin cuarentena; a realizar eventos públicos más amplios y actividades políticas; y a reabrir escuelas y fábricas. El gobierno ha comenzado a administrar vacunaciones de refuerzo.
La administración de Joseph Biden ha mantenido todas las restricciones económicas y financieras impuestas contra Cuba por las administraciones anteriores, tanto demócratas como republicanas, y ha agregado las suyas propias. El embargo norteamericano “afecta todos los aspectos de la vida en nuestro país”, dijo a MEDICC Review a principios de este año Olga Lidia Jacobo-Casanueva, directora del Centro de Control Estatal de Medicamentos y Dispositivos Médicos de Cuba.
Los reactivos necesarios para las pruebas son difíciles de adquirir, dijo, al igual que las piezas de repuesto y equipos nuevos. Incluso el papel y el tóner han estado “peligrosamente bajos”, dijo. Esa no es una cuestión pequeña para mantener los registros esenciales para la atención médica moderna.
“Esto le da una idea de la amplitud” del embargo norteamericano, dijo. “Algo tan sencillo como el papel es difícil para Cuba comprarlo en el mercado internacional”.
A diferencia de las vacunas de Moderna y Pfizer, ninguna de las vacunas cubanas necesita almacenamiento a temperaturas extremadamente frías, lo que las hace más propicias para zonas rurales y gran parte del mundo semicolonial. Cuba ya ha enviado millones de dosis de vacunas a Venezuela, Nicaragua y Vietnam. Con la ayuda de Cuba, el gobierno iraní está produciendo la vacuna cubana en ese país.
Crece confianza de trabajadores
Los jóvenes que se unieron para hacer literalmente millones de visitas domiciliarias diarias durante el auge de la pandemia para asegurar que todos los que necesitaban tratamiento médico lo recibieran, o que se unieron a brigadas agrícolas voluntarias para aliviar la escasez de alimentos agravada por el embargo, han sido profundamente impactados por la experiencia.
Alejandro López Rodríguez, uno de los estudiantes de la Universidad Tecnológica CUJAE de La Habana, habló sobre su experiencia como voluntario en el campo, en los centros de salud y yendo de puerta en puerta en una entrevista con la prensa de la universidad. Fue “una aventura fantástica, la cual me ha permitido aprender de todo y crecerme como ser humano”.
El 21 de noviembre aterrizó en Argentina el primer vuelo cubano desde junio, reiniciando los viajes semanales entre los dos países. Argentina es históricamente una importante fuente de turismo para Cuba.
También el 21 de noviembre, miles de trabajadores en todo el país participaron en un día de trabajo voluntario en granjas y cooperativas estatales, quitando malezas de los campos, plantando semillas y construyendo casas y centros de recreación.
El éxito en la lucha contra la COVID permitió que los trabajadores y jóvenes de toda la isla participaran en el primer Día Nacional de Defensa desde el inicio de la pandemia. Las milicias en los centros de trabajo, en las universidades, en las granjas y en los barrios son esenciales en la estrategia revolucionaria de Cuba de la “guerra de todo el pueblo”. Miles de voluntarios renovaron sus habilidades militares a la vez que enviaban un mensaje a Washington de que tendrá que pagar un enorme precio si intenta invadir la isla.
En centros de trabajo, barrios y recintos universitarios, los voluntarios se turnaron para el arme y desarme de armas de fuego, realizaron prácticas de tiro y tácticas contra una intervención extranjera.
Las actuales movilizaciones de apoyo popular a la revolución y la voluntad de defenderla con las armas en la mano, especialmente frente a las dificultades impuestas por la guerra económica y política de los gobernantes imperialistas norteamericanos, no son un factor pequeño para evitar que Washington intente repetir su fallida invasión de Playa Girón en abril de 1961. También es la razón por la que fracasaron las provocaciones contra la revolución instigadas por Washington planificadas para el 15 de noviembre.
El pueblo trabajador y los jóvenes de Cuba están orgullosos de lo que han logrado durante el último año. Al mismo tiempo, están conscientes de que la crisis económica capitalista mundial y el recrudecimiento del embargo norteamericano garantizan que persistirá la escasez de bienes esenciales y otros desafíos.
“Hay mucho por hacer en Cuba, mucho que transformar para vencer los desafíos de tantas limitaciones externas y también propias”, dijo Iroel Sánchez en Cubadebate el 22 de noviembre. “Pero tenemos motivo para festejar una victoria más ante el imperio más poderoso de la historia”.