Farmacéuticas y gobierno se disputan patentes, millones carecen de vacunas

Por Terry Evans
24 de enero de 2022

Los patrones de Moderna están librando una lucha para evitar que tres científicos de los Institutos Nacionales de la Salud del gobierno de Estados Unidos sean nombrados coinventores de su muy lucrativa vacuna de ARNm [ácido ribonucléico mensajero] —el único producto de la compañía en el mercado. El gobierno está utilizando la disputa para culpar a la empresa de haber retrasado la concesión de la vacuna a escala mundial y proporcionarla a otros países donde las vacunas escasean. Pero la realidad es que el acaparamiento de las vacunas por el gobierno de Estados Unidos es lo que ha impulsado las escaseces.

Más de un año después de que empezaran los programas de inmunización, solo alrededor del 51% de la población mundial está completamente vacunada. Estas personas se encuentran principalmente en los países capitalistas avanzados, así como en China y Rusia, que utilizan sus propias vacunas, las cuales han resultado ser menos efectivas. Eso significa que cerca de 4 mil millones de personas no están protegidas. Cuba es una brillante excepción.

Las principales potencias capitalistas, especialmente los gobernantes imperialistas de Estados Unidos, acapararon el mercado mundial, dejando en el abandono a miles de millones de trabajadores del mundo semicolonial.

Los propietarios de Moderna, Pfizer y otros fabricantes de vacunas se han rehusado a renunciar a las patentes y compartir sus fórmulas para que la producción de vacunas pueda incrementarse en todo el mundo.

Este es el curso opuesto al que tomaron Jonas Salk y Albert Sabin, quienes descubrieron las dos vacunas que se usaron para combatir de manera efectiva la polio en la década de 1950. Ambos se negaron a patentar sus vacunas, lo que hubiera puesto barreras a su uso.

La Organización Mundial de la Salud de las Naciones Unidas prometió distribuir 2 mil millones de dosis en todo el mundo para fines de 2021. Pero, obstaculizada por los acaparadores capitalistas, como Washington, cumplió con menos de la mitad de eso, enviando solo 907 millones de dosis para el 30 de diciembre.

Décadas de saqueo por parte de las potencias imperialistas, junto con la explotación y la corrupción de los gobernantes capitalistas locales, han resultado en una mínima, o no existente, infraestructura de salud en gran parte del continente africano. La mitad de los países ahí han administrado menos del 50% de las dosis que han recibido. En Nigeria, donde solo el 2.1% de la población está completamente vacunada, el 22 de diciembre el gobierno destruyó 1 millón de dosis de la vacuna de Astra-Zeneca, después de que expiraran antes de ser usadas.

“Prosperan las empresas norteamericanas”, se jactaba un titular del Wall Street Journal  el 1 de enero. El gran capital pidió prestado grandes sumas de dinero en 2020 y ahora está reportando algunos de los mejores resultados financieros de su historia, con menos quiebras entre las grandes empresas capitalistas y los mercados de valores a niveles casi récord. Especialmente rentables son los monopolios de vacunas Moderna y Pfizer, que anticipan ventas combinadas de más de 52 mil millones de dólares en 2022.

Al mismo tiempo, los patrones están atacando a sus trabajadores para aumentar aún más sus ganancias, lo que ha llevado a un número creciente de cierres patronales y huelgas. Y los agudos aumentos de precios, especialmente en alimentos, vivienda, gasolina y otros artículos esenciales, están haciendo que nuestros salarios reales bajen aún más. Además de esto, los trabajadores son los más afectados por la respuesta de “sálvese el que pueda” de los patrones y sus gobiernos ante el último aumento de las infecciones de COVID-19.

Con alrededor del 62% de la población de Estados Unidos vacunada, la variante Omicron, menos virulenta y de rápida propagación, está resultando menos fatal que las variantes pasadas. Pero las crecientes tasas de infección y los mandatos impuestos por el gobierno han puesto de manifiesto una vez más la incapacidad de los gobernantes capitalistas de proporcionar la atención médica que necesitan los trabajadores. Los centros de pruebas están abrumados con filas enormes y largas esperas para obtener resultados, a pesar de que muchos patrones exigen que los trabajadores produzcan resultados negativos.

Las autoridades de la ciudad de Nueva York ordenaron a los equipos de ambulancias que dejaran de llevar a personas con “síntomas de influenza” a los hospitales, y que simplemente las dejaran en casa.

Los comentaristas y políticos liberales culpan a “la pandemia” de nuestros problemas, encubriendo la incapacidad del sistema capitalista con fines de lucro de satisfacer las necesidades humanas en todo el mundo. Los patrones y su gobierno nunca pretendieron que el rápido descubrimiento de vacunas eficaces, una conquista para la humanidad, garantizara la vacunación de la población mundial lo antes posible. Ésta es la única forma de minimizar las muertes causadas por las diferentes variantes del virus. En cambio, el control sobre las vacunas fue utilizado para aumentar las ganancias de las principales compañías farmacéuticas y reforzar su control sobre los mercados a expensas de sus rivales.

Revolución socialista de Cuba

Hay un solo gobierno en el mundo, el de Cuba, que ha tenido un enfoque opuesto. El gobierno de este país actua basándose en las necesidades del pueblo trabajador. Esto es resultado del hecho de que los trabajadores y agricultores de Cuba hicieron y siguen defendiendo su revolución socialista.

A pesar del incesante embargo estadounidense destinado a bloquear todas las fuentes de ingresos de la isla, el gobierno de Cuba desarrolló tres vacunas efectivas. Para el 31 de diciembre, el 86.5% del país estaba completamente vacunado, y muchos más habían comenzado su serie de tres vacunas. Las tasas de mortalidad diaria se han desplomado.

El programa no se hace cumplir con mandatos, a diferencia de Estados Unidos. Es voluntario y lo distribuye el sistema nacional de salud del país, respaldado por miles de voluntarios. Este es un poderoso ejemplo de lo que es posible cuando el pueblo trabajador ve al gobierno como el suyo.

Cuba tiene más médicos por persona que cualquier país del mundo y ha enviado 2,000 médicos voluntarios para ayudar a otros países más afectados por la pandemia. El 29 de diciembre el gobierno mexicano autorizó el uso de la vacuna Abdala contra la COVID de Cuba, la cual ya se exporta a Vietnam y Venezuela.

El gobierno iraní está produciendo la vacuna cubana Soberana. Pero antes de que la OMS apruebe estas vacunas, insisten en que el gobierno cubano entregue más pruebas de su eficacia, a pesar de su exitoso uso en Cuba y en otros lugares. Los funcionarios cubanos dicen que presentarán la documentación que requiere la OMS.

Desde los primeros días de la lucha revolucionaria para derrocar a la dictadura de Fulgencio Batista, respaldada por Estados Unidos, en la década de 1950, la dirección marxista del movimiento revolucionario en Cuba ha considerado la atención médica como un derecho humano. Después de la conquista del poder en 1959, el tratamiento médico dejó de ser una mercancía para venderse con fines de lucro y se puso a disposición de todos.

El programa de vacunación de Cuba es una fuente de inmenso orgullo para el pueblo cubano y un poderoso ejemplo para los trabajadores y agricultores de todo el mundo de lo que podemos lograr cuando tomamos el poder político en nuestras propias manos.

“Todos los trabajadores deben vacunarse, incluso recibir vacunas de refuerzo. Esto favorecerá el fortalecimiento de la unidad y la capacidad de lucha de la clase trabajadora”, dijo John Studer, director de campaña nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, el 5 de enero.” Nuestros sindicatos deben liderar esta lucha. Esto hará avanzar nuestras luchas contra los ataques de los patrones a nuestros salarios y condiciones de trabajo, y para construir la solidaridad con todos aquellos que luchan contra la explotación y opresión de los gobernantes capitalistas”.

“Mientras luchamos contra los ataques de los patrones y su gobierno en Estados Unidos”, dijo Studer, “los trabajadores y agricultores aquí buscarán cada vez más el ejemplo revolucionario de Cuba como un camino a seguir aquí”.