En las protestas contra la invasión de Ucrania por Moscú, los manifestantes están de acuerdo con las demandas planteadas por el Partido Socialista de los Trabajadores en defensa de la independencia de Ucrania y por la derrota de la invasión rusa. Pero muchos cuestionan la oposición del partido a las sanciones económicas contra Rusia impuestas por Washington y la demanda exigiendo que Washington retire sus tropas y armas nucleares de Europa.
El partido explica que solo los trabajadores de Ucrania y de Rusia —con su solidaridad de clase— tienen el poder de derrotar la guerra de Moscú. Las sanciones se interponen en el camino para promover este curso. Golpean con más fuerza a los trabajadores en Rusia y le hacen el juego al presidente Vladímir Putin, quien afirma que está defendiendo la “patria” contra un ataque extranjero contra su pueblo.
Mientras que el PST apoya el derecho de Ucrania a obtener armas de donde pueda, el partido se opone a la carrera armamentista que están llevando a cabo los gobernantes capitalistas en Washington, Europa y Asia. Todos estos regímenes derraman lágrimas de cocodrilo por la soberanía nacional de Ucrania, pero su verdadera preocupación es proteger las ganancias y los intereses políticos estratégicos de sus gobernantes capitalistas.
El capitalismo funciona mediante una competencia feroz por mercados y recursos. Toda la historia de la época imperialista demuestra como este sistema ha expandido sus tentáculos explotadores a todos los rincones del mundo. De esto se trataron la Primera y la Segunda Guerra Mundial, y conducirán, inexorablemente, a la Tercera Guerra Mundial, a menos que los trabajadores puedan organizarse para evitarla.
La crisis económica capitalista actual, exacerbada por las sanciones, ha llevado a un aumento vertiginoso de los precios de los productos básicos en Rusia. Los trabajadores allí enfrentan escaseces y un deterioro de sus niveles de vida. En Rusia, en comparación con marzo del año pasado, el repollo aumentó un 209 %, el azúcar un 56 %, las frutas y verduras más del 20 %, la carne y las aves cerca del 20 %.
Desde el inicio de la invasión, casi 500 empresas internacionales han suspendido sus operaciones en Rusia, lo que ha provocado escaseces, aumento de precios y despidos.
Miles de personas han protestado en decenas de ciudades de Rusia contra el ataque de Moscú a Ucrania, con más de 15 mil arrestados hasta el momento. Es muy importante responder a las mentiras del régimen de Putin y su represión y ayudar a convencer a los trabajadores rusos a que se unan a la defensa del derecho de Ucrania a su soberanía. Esto incluye convencer a las tropas rusas, cuya mayoría de reclutas son trabajadores, agricultores o miembros de las nacionalidades oprimidas de Rusia vistiendo un uniforme.
Pero los efectos de las sanciones hacen que esto sea cualitativamente más difícil. “Conmocionados al principio, muchos rusos ahora se unen detrás de la invasión de Putin”, fue el encabezado de un artículo en el New York Times el 1 de abril. “Muchos rusos ahora aceptan la afirmación del Kremlin de que su país está sitiado por Occidente”, dijo el periódico.
“Particularmente eficaz”, para Putin, dijo el Times, es “el constante recuerdo de las sanciones occidentales”. Al mismo tiempo, admite el Times, el apoyo que ha ganado Putin es superficial.
El gobierno capitalista de Zelensky en Kyiv también da ayuda a Putin cuando prohíbe los partidos políticos de oposición —partidos que se oponen a la invasión por Moscú— y aprueba nuevas restricciones contra los sindicatos en nombre de la unidad nacional.
Amenaza de Tercera Guerra Mundial
Washington y sus aliados imperialistas dicen que las sanciones son una forma eficaz de castigar a Moscú sin involucrarse en una escalada del conflicto militar en Ucrania. Pero las sanciones, como las amplias medidas impuestas contra Rusia, son de hecho una guerra económica.
En 1940-41, cuando comenzaba la Segunda Guerra Mundial en Europa, el presidente Franklin Roosevelt impuso sanciones económicas de gran alcance contra Japón, que culminaron en un embargo de petróleo que privó a Tokio de un recurso clave, el cual el país carecía. En respuesta, los gobernantes imperiales de Japón decidieron que no tenían más remedio que iniciar una guerra con Washington y bombardearon Pearl Harbor.
Si bien la raíz de todas las cuestiones políticas es una cuestión de clase bajo el capitalismo, ninguna es más importante que la cuestión de la guerra. Lo que es decisivo para derrotar a Putin hoy y los designios futuros sobre Ucrania es unir a los trabajadores de Ucrania, Rusia y más allá para este fin.