Demócratas y republicanos velan por patrones, necesitamos partido obrero

Por Terry Evans
1 de agosto de 2022

El presidente Joseph Biden insiste en que él es “el presidente más a favor de los sindicatos y que dirige la administración más a favor de los sindicatos en la historia de Estados Unidos”. La mayoría de los altos funcionarios sindicales no están perdiendo ninguna oportunidad para instar a los sindicalistas a elegir más demócratas en las elecciones de noviembre, para que Biden pueda lograr más leyes “pro-sindicatos” y “progresistas” en el Congreso.

Incapaz de lograr que todos los demócratas voten por su agenda, Biden está recurriendo a regulaciones federales, órdenes ejecutivas y, cuando puede, a jueces comprensivos para impulsar las políticas de los demócratas. Lo que Biden llama leyes “pro-sindicales” son medidas que atan a los trabajadores y a nuestros sindicatos al estado capitalista, socavando el poder de los trabajadores y agricultores para organizar a millones de nosotros de forma independiente para luchar por nuestros propios intereses de clase.

En lugar de montar una lucha popular para defender a los tres millones de trabajadores y jubilados cuyos fondos de pensiones han sido declarados insolventes, los funcionarios sindicales recurrieron a Biden. Él escabulló una “solución” a las pensiones en el proyecto de ley de ayuda para el COVID de 2021. Biden dijo que había logrado que los trabajadores siguieran recibiendo sus pensiones. En realidad, lo que el proyecto de ley permite es que los administradores de fondos de pensiones aumenten sus inversiones en acciones más riesgosas.

Esto hace que las pensiones de los trabajadores dependan aún más de los caprichos de los inversores capitalistas. Durante los primeros seis meses de 2022, el mercado de valores cayó más del 20%.

Hacer que la jubilación de los trabajadores dependa de las ganancias de Wall Street y de las corporaciones es un desastre para los trabajadores. Demuestra el peligro de atar el destino de los trabajadores y nuestras familias a los gobernantes capitalistas y sus partidos.

Nada de lo que hace la administración Biden tiene que ver con organizar a los trabajadores para luchar por lo que necesitamos. Nuestros sindicatos deben liderar un movimiento social para que el gobierno garantice la jubilación para la clase trabajadora en su conjunto, y no los beneficios complementarios para solo unos cuantos que dependen de la rentabilidad de los patrones. El desastre de las pensiones es solo una parte de la catástrofe más amplia que enfrentan los trabajadores a medida que los gobernantes capitalistas ponen la crisis cada vez más sobre nuestras espaldas, incluida toda la responsabilidad del cuidado de los niños, los ancianos y los enfermos.

La persona nombrada por Biden para consejera general de la Junta Nacional de Relaciones Laborales, Jennifer Abruzzo, dijo a la prensa este mes que está utilizando los tribunales para perseguir las violaciones de las normas laborales por parte de los patrones de manera más agresiva que su predecesor republicano. Los trabajadores, afirmó, deberían saber que “su gobierno está trabajando para ellos”.

Tanto los demócratas como los republicanos sirven a los patrones a expensas de los trabajadores. La política no es un choque entre liberales y conservadores o entre izquierda y derecha, como dicen los medios. Todas las cuestiones políticas son en su raíz cuestiones de clase.

“Los demócratas y los republicanos están siendo divididos a medida que se profundiza la crisis de sus amos capitalistas. La izquierda socialista está empeñada con apoderarse de los demócratas, y Trump y sus partidarios del Partido Republicano”, dijo al Militante Alyson Kennedy, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para gobernadora de Texas. “La popularidad de Biden se ha desplomado a poco más del 30%, ya que los trabajadores ven la política ‘woke’ de los demócratas como contraria a los valores y necesidades de la clase trabajadora.

“Tanto los demócratas como los republicanos desprecian a los trabajadores, a quienes ven como ‘deplorables’, como los llamó Hillary Clinton”, dijo Kennedy. “Y temen cada vez más a la clase trabajadora y su poder potencial”. El apoyo a nuestros sindicatos está creciendo hoy, alcanzando el nivel más alto en décadas.

Durante años, los funcionarios sindicales han dependido de los “amigos de los trabajadores” entre los políticos capitalistas electos. Esto se ha visto acompañado con una colaboración más profunda con los patrones en el trabajo, basada en la idea de que nuestros salarios y condiciones de trabajo dependen de que los patrones saquen ganancias, y no de lo que los trabajadores y nuestros sindicatos sean lo suficientemente fuertes para luchar y ganar.

Lucha versus colaboración de clases

Después de que los gobernantes estadounidenses emergieran al final de la segunda guerra mundial imperialista como la mayor potencia, cosecharon dos décadas de expansión capitalista a expensas de sus rivales. Los trabajadores hicieron logros modestos en el salario real sin tener que librar batallas duras, y nuestros sindicatos se debilitaron. Los funcionarios sindicales dejaron de organizar el tipo de batallas de masas y movimientos sociales que forjaron los sindicatos industriales en la década de 1930.

Cuando a partir de la década de 1970 se aceleró la caída de las tasas de ganancias y la economía capitalista se contrajo, los sindicatos no estaban preparados para los ataques desatados por los patrones. Estos se aceleraron después del colapso financiero de 2008 y luego bajo las presiones de los cierres impuestos por los patrones y el gobierno en respuesta a la pandemia de COVID.

Las necesidades reales de la clase trabajadora (salarios lo suficientemente altos como para tolerar la inflación, jubilación y atención médica financiadas por el gobierno federal y, sobre todo, empleos) solo se garantizarán si se movilizan las filas sindicales para luchar contra los patrones, y si se organizan independientemente de los partidos gemelos los demócratas y republicanos.

Frente a la acérrima oposición de los dueños de Amazon y otros patrones a la sindicalización, algunos líderes sindicales y demócratas han seguido el camino opuesto. En lugar de organizar un poderoso esfuerzo nacional para organizar a Amazon, hicieron campaña para lograr que el gobierno de Newark, Nueva Jersey, evitara que el gigante de las ventas por Internet estableciera allí un centro, algo que hubiera creado mil empleos nuevos. Los funcionarios de la alcaldía cedieron a la izquierda, cancelando el proyecto el 7 de julio.

Cambiar las miserables condiciones que enfrentan los trabajadores en Amazon y en innumerables otros centros, solo puede ser organizado por los trabajadores dentro de la plantas y una amplia solidaridad, no impidiendo que los patrones contraten a más trabajadores. Durante los últimos 18 meses, más trabajadores han utilizado los sindicatos para hacer frente a los patrones, organizando huelgas que han obtenido algunos logros y han sentado un ejemplo.

“Así como los trabajadores necesitamos nuestros propios sindicatos para luchar por mejores salarios y condiciones laborales, también necesitamos nuestro propio partido político, un partido obrero”, dijo Kennedy, “para luchar por las necesidades sociales de toda la clase trabajadora, y todos los oprimidos y explotados por el capital. Tal partido puede movilizar a los trabajadores para luchar contra la explotación, la opresión y las guerras capitalistas. Puede liderar una lucha para quitarles el poder político y establecer un gobierno de trabajadores y agricultores”.