CHICAGO — Mario Aurelio Navarro, un conductor con experiencia, murió en un patio ferroviario de la Union Pacific en El Paso, Texas, el 29 de agosto. Dos vagones se descarrilaron, aplastaron a Navarro y rompieron una línea de gas que provocó la evacuación de 50 residentes.
La muerte de Navarro era prevenible. Los supervisores le dijeron que la vía estaba libre, pero en realidad había un descarrilador instalado. Navarro es el cuarto miembro del sindicato SMART-TD que ha fallecido en el trabajo en 2022.
En su afán por ganancias los patrones ferroviarios han reducido el tamaño de las tripulaciones e impuesto horarios insostenibles y peligrosos.
El contrato nacional propuesto para más de 115 mil trabajadores ferroviarios que se enfrentan a cinco ferrocarriles Clase 1 y unas 30 empresas locales no aborda estos problemas. Los trabajadores pertenecen a una decena de diferentes sindicatos.
El convenio para la mayoría de los sindicatos venció a fines de 2019. Bajo la antisindical Ley Laboral Ferroviaria, entraron en conversaciones obligatorias organizadas por la Junta Nacional de Mediación en junio de 2021. Esas conversaciones terminaron sin éxito el 14 de junio de este año y entraron a un período de “enfriamiento” de 30 días. Luego, Joseph Biden impuso una Junta Presidencial de Emergencia para elaborar propuestas, las cuales emitió el 16 de agosto.
Dos de los sindicatos ferroviarios más grandes, bajo presión de los trabajadores, han dicho que las recomendaciones no son aceptables y continúan negociando. Si no se llega a un acuerdo antes del 16 de septiembre, los sindicatos pueden declararse en huelga legalmente y las empresas puedan imponer un cierre patronal.
La junta recomendó un aumento salarial de alrededor del 24 por ciento durante cinco años, el cual los patrones dicen es el más grande en décadas. Pero la mayor parte del aumento, si no todo, será consumido por la inflación y los aumentos en el seguro médico. Y la propuesta no aborda los problemas con los agotadores horarios de trabajo, las draconianas políticas de asistencia, los recortes de puestos y la aceleración del ritmo del trabajo.
Los patrones ferroviarios han recortado la fuerza laboral en un 29 por ciento durante los últimos seis años, lo que ha producido enormes ganancias. Ahora quieren que el maquinista trabaje solo en los trenes de carga, y han estado recortando las cuadrillas que trabajan en los patios ferroviarios hasta lo mínimo.
‘Tripulaciones’ de una sola persona
El 9 de agosto, la empresa CSX unilateralmente redujo las cuadrillas de dos personas a una sola en su patio de Selkirk cerca de Albany, Nueva York. “Desde entonces, los empleados de Selkirk han sido hostigados, intimidados y acosados para que hagan más trabajo con la mitad de la cuadrilla”, escribió Joshua Therrien, presidente del Local 212 del sindicato SMART-TD, en una carta a la Junta Federal de Transporte de Superficie.
“Mi gente ya estaba fatigada y abatida por la escasez de trabajadores”, dijo Therrien. Ahora “mis miembros están siendo forzados a trabajar 12 horas en vez de 8 porque la situación en el ferrocarril es un caos… Les gritan por la radio, los supervisores se reúnen con ellos en el patio ferroviario y los acosan por no moverse más rápido o por no hacer más, y cuando no pueden encontrar ninguna violación de alguna regla, vuelan un dron sobre nuestras cabezas las 24 horas del día, los 7 días de la semana”.
Therrien también acusó a la CSX de escatimar en el mantenimiento rutinario en el patio de Selkirk. Las agujas “son difíciles de operar porque no hay suficientes trabajadores de mantenimiento para ajustarlas o lubricarlas adecuadamente”, escribió. Esta descripción es muy real para muchos trabajadores ferroviarios en todo el país.
“Un equipo de mantenimiento de vías de tres trabajadores, el mismo tamaño mantenido por décadas, ahora es responsable de mantener el quíntuple de vías que va desde nuestra base de operaciones en Lincoln hasta el este de Iowa,”, dijo Jake Forsgren al Militante el 3 de septiembre. Forsgren es trabajador de vías y soldador en Nebraska y es el presidente local de la División 1320 del sindicato de empleados de mantenimiento de vías BMWE.
Los trabajadores de las vías viajan a veces cientos de millas de su base de operaciones. La última vez que fueron ajustados los viáticos pagados por las empresas fue en 1996 y los pagos para alojamiento no se han incrementado desde 2005.
La Junta Presidencial de Emergencia reconoció que el BMWE “proporcionó decenas de anécdotas de empleados que se vieron obligados a dormir en automóviles, saltarse alimentos o solo comer comida rápida, dormir en hoteles inadecuados con chinches y actividades delictivas, o que varios empleados tuvieron que dormir en una sola habitación incluso durante la pandemia de COVID”.
Intervenciones del gobierno
Las asociaciones empresariales y las agencias gubernamentales están unidas en su oposición a cualquier acción de huelga. Cuentan con que el Congreso ordene rápidamente el cese de cualquier paro laboral, como lo ha hecho muchas veces en el pasado.
La última huelga ferroviaria nacional y cierre patronal tuvo lugar el 17 de abril de 1991, después de tres años de negociaciones, mediación y periodos de “enfriamiento”. La huelga mostró el tremendo poder que tienen los trabajadores.
Al final del día, el Congreso aprobó una ley bipartidista, con solo cinco representantes en contra, que ordenó a los huelguistas a regresar a trabajar y los sindicatos la obedecieron. La mayoría de las concesiones que exigían los patrones fueron impuestas.
Este historial “prueba más claramente que nunca que el movimiento obrero necesita su propio partido político y no depender de los llamados amigos de los trabajadores en los partidos Demócrata y Republicano”, dijo al Militante Joe Swanson, un trabajador ferroviario jubilado en Lincoln y candidato del Partido Socialista de los Trabajadores al Congreso. Un partido obrero tendría que “luchar por la abolición de la Ley Laboral Ferroviaria, que limita severamente el derecho a huelga de los trabajadores ferroviarios.
“Históricamente, los trabajadores ferroviarios han honrado las líneas de piquetes de otros sindicatos cuando se declaran en huelga”, dijo Swanson. “Los actos de solidaridad de todo el movimiento sindical pueden ayudar e inspirar a otros a luchar”.
Naomi Craine es conductora de tren y miembro del sindicato SMART-TD.