Ferroviarios cubanos defienden seguridad, logros de la revolución

Por Laura Garza
3 de abril de 2023
La primera nueva línea ferroviaria en dos décadas fue abierta entre La Habana y el puerto de Mariel en 2014. Los trenes en Cuba operan con cuadrillas de cinco. La ruta de 16 horas entre La Habana y Santiago la hacen con dos cuadrillas que se turnan descansando.
International Railway JournalLa primera nueva línea ferroviaria en dos décadas fue abierta entre La Habana y el puerto de Mariel en 2014. Los trenes en Cuba operan con cuadrillas de cinco. La ruta de 16 horas entre La Habana y Santiago la hacen con dos cuadrillas que se turnan descansando.

LA HABANA — Mientras se encontraban en Cuba para la Feria Internacional del Libro de La Habana en febrero, los voluntarios del stand de la editorial Pathfinder que son trabajadores ferroviarios pudieron intercambiar experiencias con dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajadores del Transporte y Puertos (SNTTP). En la conversación, auspiciada por la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), participaron trabajadores ferroviarios de Canadá, Reino Unido y esta reportera de Estados Unidos.

Los trabajadores del transporte en Cuba están en primera línea en la defensa de los logros obtenidos por el pueblo trabajador a través de su revolución socialista. Junto con otros trabajadores y agricultores están luchando para aumentar la producción de productos y servicios muy necesarios.

“Los desafíos más grandes que enfrentamos provienen de las limitaciones impuestas por el embargo de Estados Unidos contra nosotros”, dijo Fermín Umpierre, secretario general del sindicato. El transporte es una de las industrias más afectadas por las sanciones impuestas por Washington. El impacto en la vida cotidiana es visible en todas partes, incluidas las largas filas en las paradas de autobús en La Habana.

Desde 1959, cuando los trabajadores y campesinos de Cuba derrocaron la dictadura de Fulgencio Batista, que contaba con el apoyo de Washington, y tomaron el poder estatal poniendo fin a la explotación y opresión capitalistas, los gobernantes imperialistas han librado una incesante guerra económica, comercial y financiera contra el pueblo cubano.

Las sanciones de Washington afectan todo, desde el servicio de autobuses y trenes hasta los vuelos nacionales e internacionales y los barcos que entran y salen del puerto.

Cuba no puede comprar locomotoras y otros equipos debido a las sanciones y multas impuestas por Washington a los fabricantes y bancos estadounidenses y extranjeros que, de lo contrario, estarían deseosos de comerciar con Cuba. Empresas en Canadá y Europa no les venden locomotoras nuevas, por ejemplo, porque más del 10 por ciento de sus piezas se fabrican en Estados Unidos. Por lo tanto, la compañía ferroviaria nacional de Cuba opera equipos norteamericanos con décadas de uso, y de México, China y Rusia lo cual aumenta los costos de operación y mantenimiento.

“Estamos condenados a un mercado cautivo con Rusia”, dijo Umpierre. Y dado que las locomotoras rusas tienen piezas fabricadas tanto en Rusia como en Ucrania, se ha vuelto difícil conseguirlas. Los aviones cubanos enviados a Rusia para mantenimiento ahora están atrapados allí debido a la guerra en Ucrania, agregó.

Para contrarrestar el impacto de la guerra económica de Washington, los miembros del SNTTP encuentran soluciones innovadoras para mantener el equipo en funcionamiento mediante la fabricación de repuestos y la adaptación de la maquinaria para otros fines. Son parte de la Asociación Nacional de Innovadores de la CTC, un movimiento fundado hace décadas que está integrado por decenas de miles de trabajadores de todas las industrias.

En 2019, la administración de Trump puso en efecto el Título III de la Ley Helms-Burton, aprobada durante la administración Clinton. Esta disposición permite a los cubanoamericanos presentar demandas por compensación de quienes según ellos se están beneficiando de propiedades que poseían antes de 1959, como los muelles para cruceros en La Habana, que fueron nacionalizados por el gobierno revolucionario.

El temor a las represalias de Washington ha alejado a los inversores estadounidenses y extranjeros, dijo Umpierre.

Una empresa francesa que iba a invertir en la modernización de talleres ferroviarios, algunos de los cuales se construyeron en los años 70 y necesitan urgentemente una actualización, cambió sus planes porque la instalación había sido propiedad norteamericana. Los antiguos propietarios “aspiran que ese taller va a ser de nuevo de ellos”, dijo Umpierre.

Durante las últimas seis décadas, los trabajadores cubanos no solo han resistido el asalto de Washington, sino que continúan brindando solidaridad a los trabajadores de todo el mundo que resisten las consecuencias de la crisis capitalista.

Contraste con condiciones de EEUU

Los sindicalistas cubanos con que hablamos tenían mucho interés en las descripciones de las condiciones en los países donde vivimos. Describimos algunas de las luchas sindicales en Estados Unidos, desde las de enfermeras en huelga hasta las de ferroviarios; de trabajadores escolares en Canadá que derrotaron un ataque antisindical del gobierno; y las recientes huelgas en el Reino Unido que muestran el cambio en el estado de ánimo de los trabajadores.

“Los patrones ferroviarios han estado a la ofensiva durante décadas”, les dije a los sindicalistas cubanos. “Han reducido drásticamente el tamaño de las tripulaciones a la vez que alargan los trenes y reducen el mantenimiento y las inspecciones. También han hecho más difícil el poder tener tiempo libre, y es por eso que los trabajadores en Estados Unidos quieren luchar y votaron a favor de una huelga. Un voto que fue anulado por la intervención de la administración de Biden y el Congreso”.

“¿Cuánto toma para llegar a ser un maquinista en Cuba?” preguntó Felix Ardea, un conductor de Montreal. “En Canadá y Estados Unidos, los patrones apresuran la capacitación”.

“Aquí toma de cuatro a cinco años para convertirse en maquinista. Para estar a cargo del tren toma 10 años”, dijo Agustín Robert Sánchez, un ex trabajador ferroviario que ahora atiende la sección de trabajadores portuarios del sindicato. “Queremos asegurarnos de que los maquinistas y conductores realmente sepan operar los equipos y conocer las rutas”, dijo Alberto Morey, dirigente del sector ferroviario del sindicato.

“Donde yo trabajo en California, es un curso de 13 semanas para ser conductor, y luego un trabajador puede inscribirse para la capacitación de maquinista de seis meses”, les expliqué. “Así que puedes terminar con dos personas nuevas en una tripulación, a cargo de un tren de más de 2 millas de largo, que viaja sobre una pendiente montañosa y que transporta materiales peligrosos”.

Los horarios de los trabajadores ferroviarios en Cuba contrastan completamente con las largas horas y el escaso tiempo libre que enfrentamos en Estados Unidos o Canadá. La tripulación de un tren cubano está compuesta por un conductor, un asistente de conductor, un maquinista, un asistente de maquinista y un mecánico/técnico. Para hacer la ruta de La Habana a Santiago, que dura 16 horas, trabajan dos tripulaciones en turnos de ocho horas cada una. Tienen un coche cama para la tripulación que no está de servicio. Luego tienen cuatro días libres antes de volver a trabajar.

El encuentro ocurrió cuando las noticias del descarrilamiento en East Palestine, Ohio, estaban llegando a Cuba.

Se quedaron atónitos por la total indiferencia de los patrones ferroviarios de Estados Unidos hacia la seguridad de los trabajadores ferroviarios y de las comunidades aledañas a las vías ferroviarias. En Cuba, nos dijeron, los accidentes de tal magnitud son extremadamente raros, a pesar de los grandes obstáculos que enfrentan para conseguir repuestos y materiales debido a las sanciones de Washington.