El pueblo trabajador en East Palestine, Ohio, continúa luchando para que los patrones ferroviarios y los representantes de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) den a conocer la verdad tras el descarrilamiento el 3 de febrero del tren de Norfolk Southern y la liberación de sustancias químicas tóxicas que penetraron la tierra, el agua y el aire. La empresa y la EPA afirman que todo está bien.
Los pobladores han acudido a las “sesiones informativas” semanales de la EPA. Cuando el vocero de la agencia, Mark Durno, les dijo el 4 de mayo, según el Salem News, que según las pruebas, todos los pozos privados estaban limpios, los residentes lo obligaron a admitir que “por ahora, los pozos muestran niveles aceptables de químicos”.
Durno también tuvo que reconocer los informes de los residentes que dicen que pueden pasar años para que la contaminación se filtre en los pozos. Los participantes cuestionaron el plan inicial de la EPA, que solo incluía pruebas dentro de un radio de 400 metros del sitio. Bajo presión, se amplió el área de pruebas, pero los representantes de la EPA dijeron que toda persona fuera del área tendría que pagar por las pruebas.
Si bien inicialmente la EPA hizo pruebas para medir la presencia de 180 compuestos químicos la lista se redujo a 29.
Varios residentes señalaron análisis de orina que se habían realizado que mostraban residuos de cloruro de vinilo. Durno repitió la insistencia de la agencia de que todo resultado positivo no puede estar vinculado al descarrilamiento.
Los trabajadores aquí no creen en las afirmaciones del gobierno e insisten en que les digan la verdad y un plan de acción amplio.
Se pronuncia sindicato ferroviario
La lucha en East Palestine recibió apoyo en el último número de SMART News, una publicación trimestral de SMART-TD, el sindicato de obreros ferroviarios más grande, con más de 36 mil miembros.
“Desastres ferroviarios hacen que la nación tome nota”, dice el titular. Describe cómo los patrones ferroviarios “continuaron priorizando las ganancias por encima de la seguridad” y “el 3 de febrero de 2023, todo explotó”.
“Treinta y ocho vagones de un tren de Norfolk Southern, incluidos 11 que transportaban materiales peligrosos, se descarrilaron en East Palestine, Ohio. Hubo un derrame de productos químicos tóxicos que transportaban los vagones cisterna”, dijo el sindicato. “El suelo se contaminó y el humo cargado de productos químicos impregnó el área tras una ‘liberación controlada’ por parte de Norfolk Southern días después del descarrilamiento, extendiéndose a través de la frontera hacia Pensilvania. El desastre dejó a la gente de la región lidiando con preocupaciones sobre su salud a largo plazo y los impactos ambientales del accidente a partir de ese día”.
“Cada descarrilamiento subsecuente, (un recuento hecho por los sindicatos en los medios muestra que han ocurrido al menos 37 desde entonces) evoca el espectro de East Palestine y la pregunta de cualquiera que viva cerca o que se encuentre con las vías del tren: ¿estoy a salvo y qué se puede hacer para garantizar la seguridad?”
“Protestando y apoyando los esfuerzos para hacer que las empresas del transporte ferroviario de la nación rindan cuentas”, concluye el sindicato, “hacemos nuestra parte para evitar que lo que sucedió en East Palestine vuelva a suceder”.
Es importante que los sindicatos ferroviarios se involucren más en esta lucha. Las condiciones que han creado los patrones ferroviarios en su afán por maximizar sus ganancias son la fuente del problema. Los horarios irregulares y demasiado largos, con cuadrillas demasiado pequeñas, transportando trenes demasiado largos y pesados, que a menudo transportan carga tóxica en todo tipo de clima.
Una página completa del periódico de SMART-TD contiene una lista de las ganacias de las siete empresas ferrocarrileras de Clase 1 en Estados Unidos. Norfolk Southern, BNSF, Nacional Canadiense, CSX, Kansas City Sur, Canadian Pacific, 2.6 mil millones de dólares; y los accionistas de Union Pacific obtuvieron un total de 27.8 mil millones en ganancias.
Mientras los residentes de East Palestine están luchando por el máximo control sobre la limpieza de su ciudad y por atención médica de por vida pagada por Norfolk Southern, los trabajadores ferroviarios están buscando cómo obtener control sindical sobre las condiciones y procedimientos laborales, para poner las necesidades humanas por encima de las ganancias.