WHITEMARSH, Pensilvania — El 17 de julio, más de 15 vagones de un tren de carga de 40 vagones de la empresa CSX, incluidos algunos marcados como peligrosos, se descarrilaron aquí, a 16 millas al norte de Filadelfia. Doce casas en un área boscosa fueron evacuadas y las carreteras cerradas, mientras un equipo de hazmat acudió al lugar.
Funcionarios de Norfolk Southern, la empresa propietaria de las vías, dijeron que el tren cayó en un socavón después de varios días de lluvia. Las imágenes de la cámara del dron muestran las vías destrozadas y deformadas, que parecían espaguetis.
Uno de los vagones descarrilados llevaba tetracloroetileno. Si se respira podría provocar mareos o pérdida de conciencia, y puede causar cáncer, daños hepáticos y renales y defectos congénitos.
“Hasta donde puedo decir, salimos bien del paso, no se derramó ningún material tóxico”, dijo Russ Brown en el centro comercial Flourtown. “Pero esta es un área propensa a inundaciones. ¿Se revisaron las vías?”
En el pasado, la Norfolk Southern asignaba inspectores para inspeccionar las vías donde había avisos de inundaciones. ¿Se siguió este procedimiento aquí? En los 20 años desde 2002, Norfolk Southern ha reducido su fuerza laboral en un 33% para apuntalar sus ganancias.
Los patrones ferroviarios están tratando de culpar al “cambio climático”, que según ellos, provoca inundaciones y olas de calor que debilitan los rieles.
Pero muchos residentes del área ven a la Norfolk Southern como la culpable. “Mi pregunta es ¿qué se está haciendo para prevenir el próximo [descarrilamiento]?” dijo al Militante Audrey Jones, una asistente de enfermería aquí, cerca de la escuela primaria Whitemarsh.
¿Cuál es la principal preocupación de los patrones ferroviarios? “Quieren proceder de forma metódica pero rápida para mantener el comercio circulando en esa vía férrea”, dijo el jefe de policía de Whitemarsh Township, Christopher Ward.