Nueve días después del atentado contra el vuelo 455 de Cubana de Aviación, un millón de cubanos se concentraron en la Plaza de la Revolución en La Habana. A continuación publicamos extractos del discurso que pronunció Fidel Castro en ese acto el 15 de octubre de 1976.
Podríamos preguntarnos qué se pretende con estos crímenes. ¿Destruir la Revolución? (Exclamaciones de: “¡No!”) Es imposible. La revolución emerge más vigorosa frente a cada golpe y cada agresión, se profundiza, se hace más consciente, se hace más fuerte (Aplausos). ¿Intimidar al pueblo? (Exclamaciones de: “¡No!”) Es imposible. Frente a la cobardía y la monstruosidad de crímenes semejantes el pueblo se enardece, y cada hombre y mujer se convierte en un soldado fervoroso y heroico dispuesto a morir (Aplausos).
La Revolución nos inculcó a todos la idea de la fraternidad y la solidaridad humana. A todos nos hizo hermanos entrañables en los que la sangre de uno pertenece a todos y la sangre de todos pertenece a cada uno de los demás (Aplausos)…
El imperialismo, el capitalismo, el fascismo, el neocolonialismo, el racismo, la brutal explotación del hombre por el hombre en todas sus formas y manifestaciones, se acercan al ocaso en la historia de la humanidad, y sus enloquecidos servidores lo saben; por eso sus reacciones son cada vez más desesperadas, más histéricas, más cínicas, más impotentes. Solo eso puede explicar crímenes tan repugnantes y absurdos como el de Barbados…
Todos nuestros abnegados compatriotas sacrificados cobardemente ese día, vivirán eternamente en el recuerdo, en el cariño y la admiración del pueblo! (Aplausos) ¡Una patria cada vez más revolucionaria, más digna, más socialista y más internacionalista (Aplausos) será el grandioso monumento que nuestro pueblo erija a su memoria y a la de todos los que han caído o hayan de caer por la Revolución! (Aplausos.)