La Asamblea General de Naciones Unidas adoptó el 2 de noviembre una resolución que exige el fin del embargo de Washington contra Cuba, como lo ha hecho cada año desde 1992.
La guerra económica librada por todas las administraciones norteamericanas —tanto demócratas como republicanas— es el “sistema más duradero de medidas coercitivas unilaterales jamás aplicado contra ningún país”, dijo a la asamblea Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de relaciones exteriores de Cuba. Impuesta desde 1961, crea “una escasez continua de alimentos, medicinas y otros suministros básicos”.
Recordó el memorando del Subsecretario de Estado de Estados Unidos, Lester Mallory, escrito el 6 de abril de 1960 que proponía poner en práctica medidas que “le negara a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
“Esa es la naturaleza y esos son, desde sus orígenes hasta hoy, los propósitos de la política de coerción económica y máxima presión que aplica el actual gobierno de Estados Unidos”, afirmó Rodríguez.
Seis décadas después de que el presidente demócrata John F. Kennedy impusiera el embargo, el pueblo cubano aun se niega a ceder ante los dictados de Washington. Derrotaron una invasión orquestada por Washington por Bahía de Cochinos en 1961. Se mantuvieron firmes cuando la administración Kennedy llevó al mundo al borde de una guerra nuclear en 1962 en su intento de derrocar al gobierno cubano.
Washington está decidido a poner fin al ejemplo que el liderazgo de la revolución socialista cubana da a decenas de millones de personas en América Latina, Estados Unidos y todo el mundo.
Fidel Castro y el Movimiento 26 de Julio lideraron a millones de trabajadores a conquistar el poder político. Movilizaron a la población trabajadora de Cuba para tomar control de las fábricas, las tierras y los bancos, y para dirigir a la sociedad para satisfacer las necesidades de la gran mayoría. Erradicaron el analfabetismo, desarraigaron la segregación racial y organizaron una expansión sin precedentes de la participación de las mujeres en toda la vida social y económica. Las condiciones y vidas de millones de trabajadores fueron transformadas, al igual que su conciencia de sus propias capacidades.
Desde 2019, bajo el gobierno del ex presidente Donald Trump, “el gobierno de Estados Unidos escaló el cerco contra nuestro país a una dimensión extrema”, dijo Rodríguez a la Asamblea General. Señaló las “medidas propias de tiempos de guerra para tratar de impedir los suministros de combustible a Cuba, arreció los ataques contra la cooperación médica internacional cubana, incrementó el acoso a las transacciones comerciales y financieras en terceros mercados”.
Dijo que el presidente Joseph Biden ha continuado con estas políticas.
El embajador estadounidense Paul Folmsbee intentó contrarrestar esta imagen vergonzosa, afirmando: “Las sanciones de Estados Unidos incluyen exenciones y autorizaciones relacionadas con las exportaciones de alimentos, medicinas y otros bienes humanitarios”.
“El gobierno de Estados Unidos miente”, dijo Rodríguez. Describió cómo impidió que empresas estadounidenses suministraran oxígeno médico a Cuba cuando la principal planta de producción de oxígeno de la isla se averió en medio de la pandemia. Washington también impidió que empresas europeas exportaran ventiladores a Cuba.
El embargo “cercena la libertad de viajar a Cuba de los ciudadanos estadounidenses”, dijo Rodríguez, “y de formarse su propia opinión”.
Los representantes de gobiernos de 187 países votaron a favor de la moción de poner fin a las sanciones. Estados Unidos e Israel votaron en contra y Ucrania se abstuvo. Representantes de 44 gobiernos declararon ante la asamblea condenando el embargo.
“La inclusión arbitraria e injustificable de Cuba en la lista de estados patrocinadores del terrorismo”, dijo Egriselda López, embajadora de El Salvador ante la ONU, “debe cesar”.
“La ayuda desinteresada de Cuba a Santa Lucía, al Gran Caribe y a todo el mundo es legendaria”, dijo Menissa Rambally, representante de Santa Lucía. “Santa Lucía siempre estará con Cuba”.
“Cuba fue un firme aliado de Namibia en nuestra lucha por la independencia”, dijo la embajadora de Namibia, Audrey Gantana. Unos 375 mil combatientes internacionalistas cubanos desempeñaron un papel clave en la derrota de las repetidas invasiones de Angola por parte de los gobernantes del apartheid de Sudáfrica entre 1975 y 1991. Esa victoria abrió el camino para la independencia de Namibia y la caída del apartheid en Sudáfrica.