El grupo Hamás respaldado por Teherán, ha “perdido el control de Gaza”, anunció el ministro de defensa israelí Yoav Gallant el 13 de noviembre. Pero aún queda un camino por recorrer para eliminar la organización asesina que odia a los judíos, la cual aún mantiene rehenes en su red de túneles en Gaza.
Una derrota decisiva de Hamás y sus aliados en Gaza les impedirá llevar a cabo su objetivo declarado de masacrar a más judíos, ayudaría a defender el derecho de Israel a existir como refugio para los judíos, abriría paso para que los palestinos en Gaza tengan más control sobre sus vidas y daría un impulso a la lucha contra la violencia antisemita que está aumentando por todo el mundo. Entorpecería los intentos del régimen clerical-burgués de Irán de extender su influencia contrarrevolucionaria en la región.
Los apologistas de Teherán y Hamás afirman que los informes de que Hamás, la Yihad Islámica y sus aliados masacraron a civiles son “noticias falsas”. Pretenden ayudar a Hamás a sobrevivir para que vuelvan a realizar masacres presionando a Washington, París y otras potencias para que exijan que Israel acepte un alto el fuego inmediato.
Pero su negación moderna del Holocausto se desmorona ante los hechos del espantoso ataque del 7 de octubre —la mayor masacre de judíos en un solo día desde la Segunda Guerra Mundial— y el uso brutal de Hamás de civiles palestinos en Gaza como escudos humanos.
Es difícil obtener una cifra exacta de los asesinados porque los escuadrones de la muerte de Hamás no solo torturaron y violaron a muchas de sus víctimas —a menudo filmando sus actos bárbaros— sino que también mutilaron y desmembraron cuerpos. Lanzaron granadas termobáricas que liberan una nube de plasma que alcanza los 5,400 grados Fahrenheit mientras iban de puerta en puerta incinerando a familias enteras.
El gobierno israelí ha reclutado arqueólogos para ayudar a identificar los restos y recientemente revisó su estimación a 1,200 muertos. Más de 5,430 personas resultaron heridas y los pistoleros tomaron como rehenes a 240 personas.
El pueblo palestino en Gaza está sufriendo duras condiciones debido a que Hamás se ha escondido en su extensa red de túneles debajo de hospitales, escuelas y apartamentos. Pero eso es exactamente lo que querían Teherán, Hamás y sus aliados. Han hecho todo lo posible para impedir que la población de la Ciudad de Gaza huyera hacia el sur.
Contra Hamás, no el pueblo de Gaza
Hamás dice que Israel está atacando hospitales y cometiendo genocidio, una acusación repetida por sus apologistas alrededor del mundo. Pero a medida que los soldados israelíes consolidan su control sobre la Ciudad de Gaza, están mostrando las bases de Hamás y los depósitos de armas construidos en sus túneles debajo de los hospitales de la zona.
“Hamás usa los hospitales como instrumento de guerra”, dijo el portavoz de las FDI, almirante Daniel Hagari. “Nuestra guerra es contra Hamás, no contra el pueblo de Gaza”.
El control dictatorial de Hamás sobre Gaza se está resquebrajando. Multitudes enojadas arrojaron piedras a la policía de Hamás que colaron enfrente de los habitantes de Gaza que esperaban en fila por agua y los obligaron a huir, dijo Associated Press.
El 14 de noviembre, un periodista de Al Jazeera le preguntó a un anciano en un hospital de Gaza cómo se había lastimado. El hombre respondió: “¿Por qué Hamás se esconde entre nosotros, los civiles? ¿Por qué no van al infierno y se esconden allí?” El periodista cortó la entrevista y se fue.
Ciudadanos árabes de Israel
Los defensores de Hamás y Teherán nunca mencionan que el 21% de la población de Israel son árabes. Una encuesta realizada desde el 7 de octubre por el Instituto de Democracia de Israel encontró que el 70% de los ciudadanos árabes de Israel dicen que se sienten parte del país, un gran aumento desde junio, cuando sólo el 48% lo decía.
Si bien el principal objetivo de Hamás el 7 de octubre era matar a tantos judíos como fuera posible, también mató a trabajadores agrícolas inmigrantes y a 24 ciudadanos árabes de Israel y mantiene a siete como rehenes. Muchos árabes en Israel saben lo que significaría tanto para los judíos como para los árabes si Hamás y Teherán tuvieran éxito.
Hamás se presenta falsamente como una organización que lucha por los intereses del pueblo palestino y trata de aprovechar la discriminación y el racismo que existen en Israel para ganar seguidores entre los ciudadanos palestinos y los residentes permanentes de Israel.
Entre otras razones, Teherán y Hamás decidieron atacar en octubre porque pensaban que las acaloradas divisiones en Israel en torno a una reforma judicial respaldada por el primer ministro Benjamín Netanyahu debilitarían la respuesta del gobierno israelí.
En cambio, el pogromo “fue una señal de alarma”, dijo al Militante Martin Stone, un trabajador jubilado de Israel Chemicals, por teléfono desde Beersheba el 14 de noviembre. “Todos se unieron en torno a esto y ven que tenemos que seguir hasta el final”.
Uniendo a judíos y árabes
Reuniones de ciudadanos judíos y árabes de Israel están ocurriendo en todo el país “para hablar de solidaridad en lugar de instigación”, dijo por teléfono Chloé Portheault, portavoz del Foro de Coexistencia para la Igualdad del Néguev, el 13 de noviembre. “Sabemos que no todo es flores en las relaciones entre judíos y árabes, pero lo importante es que todos intentaron ayudarse unos a otros”. El Foro de Coexistencia trabaja para forjar una “asociación árabe-judía”.