La escasez de medicamentos claves para el tratamiento del cáncer hoy en día, lo que podría significar la vida o la muerte para millones de personas, expone de una de las maneras más gráficas cómo la atención médica en Estados Unidos se sacrifica en aras de la despiadada búsqueda de ganancias por los capitalistas.
“Quince medicamentos cruciales, del tipo de los que pueden hacer que el cáncer sea curable, han estado agotados en los hospitales durante meses”, informó Scientific American el 18 de septiembre. “Los médicos han tenido que racionar sus menguantes suministros, escatimar en dosis y sustituir los medicamentos por alternativas inferiores”.
Entre los medicamentos más importantes que escasean se encuentran el carboplatino y el cisplatino, que se utilizan para tratar el cáncer de pulmón, vejiga, mama y próstata, entre otros.
Estos y muchos otros medicamentos contra el cáncer son genéricos que las grandes compañías farmacéuticas determinaron ya no era rentable producirlos. El cierre de fábricas en Estados Unidos que producían estos dos medicamentos, así como el metotrexato, el año pasado, redujo el suministro de estos tres medicamentos importantes a casi la mitad.
Una declaración de la Casa Blanca de Joseph Biden del 12 de septiembre prometió que su proyecto llamado Cancer Moonshot haría algo para confrontar esta crisis. Pero más de tres meses después, poco ha pasado.
A menudo sólo hay unas pocas empresas —a veces solo una— que producen un medicamento genérico determinado. Y un tal llamado mercado gris de distribuidores explota la escasez de medicamentos para aumentar las ganancias. Compran medicamentos genéricos a precios más bajos y luego los venden a los hospitales y clínicas a precios muy elevados, a veces hasta un mil por ciento más altos.
Patrones escatiman en seguridad
Los patrones escatiman en la producción segura de estas drogas, poniendo en peligro las vidas de quienes desesperadamente las utilizan. Eso es lo que sucedió en una planta de Intas Pharmaceuticals en el noroeste de India, que suministra el 50% del cisplatino de Estados Unidos. Una inspección de la FDA mostró que la empresa alteraba los registros y violó los protocolos de control de laboratorios. “Incluso destruyó pruebas de sus irregularidades, rociando documentos con ácido”, informó Scientific American. La planta detuvo la producción en diciembre de 2022, lo que agravó la escasez durante el año siguiente.
Stephanie Scanlan, gerente de una oficina estatal en Tallahassee, Florida, dijo al Times que no pudo conseguir dos de los tres medicamentos, incluido el cisplatino, durante la primavera y el verano del año pasado. Sus médicos le dijeron que con los medicamentos tenía un buen chance de superar un raro cáncer de los huesos. Como consecuencia de la escasez, el cáncer se extendió a las costillas y la columna vertebral. En septiembre, le tuvieron que amputar una parte del brazo.
“Estoy muerta de miedo”, le dijo al Times. “Esto es Estados Unidos. ¿Por qué tenemos que elegir a quién salvamos?”
Entre los más afectados se encuentran los trabajadores que residen en zonas rurales, donde los suministros de estos medicamentos en hospitales y clínicas más pequeños son aún más escasos.
“Estas experiencias demuestran la contradicción mortal entre la necesidad de atención médica de los trabajadores y el negocio médico con fines de lucro bajo el capitalismo. La atención médica es un derecho humano básico. Tiene que ser gratuito y estar disponible para todos, desde la cuna hasta la tumba”, dijo Joanne Kuniansky, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores al Senado de Estados Unidos por Nueva Jersey, al Militante el 1 de enero. “Para ganar esto, los trabajadores necesitan construir un liderazgo de lucha de clases y un movimiento de millones de personas para arrancar el poder político de manos de los ladrones capitalistas que hoy dirigen el negocio de la salud. Y unirse a la lucha por el socialismo para poner fin al sistema de explotación y opresión capitalista de una vez por todas”.