SAN FRANCISCO — Miles de manifestantes participaron en la protesta “Unidad contra el antisemitismo” el 3 de marzo en esta ciudad. Fue una respuesta fuerte al incremento de las acciones antisemitas ocurridas en California en las últimas semanas.
El ataque más grave contra los judíos ocurrió en la Universidad de California en Berkeley, el 26 de febrero, cuando una turba invadió el edificio donde Ran Bar-Roshafat, un abogado israelí y oficial de las reservas de las Fuerzas de Defensa de Israel, estaba programado a hablar. Corearon consignas y golpearon las ventanas, rompieron el vidrio de la puerta principal y entraron a la fuerza, uno de ellos gritando “judío sucio”. A pesar de tener aviso previo de que un grupo de estudiantes iba a prevenir que la reunión tuviera lugar, la administración de la universidad no hizo nada para garantizar que el evento se celebrara.
“Algunos están utilizando el antisionismo para enmascarar su antisemitismo”, dijo Lior Verbitsky, un estudiante de Berkeley, al periódico Jewish News of Northern California. La turba violenta en Berkeley “atacó a los estudiantes porque eran judíos, no porque eran israelíes”.
Uno de los trabajadores informáticos de Silicon Valley que inició la manifestación del 3 de marzo dijo al Jewish News que intentaron incluir a tantas organizaciones como fuera posible, judías y no judías. Muchos en la marcha portaban pancartas que decían “Apoyo a los judíos”. Muchos oradores agradecieron a los no judíos que asistieron, incluido un gran contingente de participantes originarios de la India.
Rachele Fruit, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para presidente de Estados Unidos, se unió a la manifestación. “Es posible ganar a los trabajadores y a nuestros sindicatos a la lucha contra el odio a los judíos”, le dijo a Maya Kochman, quien vino con su familia desde San José. “Defender la libertad de expresión y de asamblea para debatir ideas sin amenazas ni violencia, sirve los intereses de todos los trabajadores.
“El aumento del antisemitismo está siendo alimentado hoy por los partidarios de Hamás, que niegan lo que ocurrió el 7 de octubre, una matanza sistemática de judíos, un pogromo, como los que marcaron el Holocausto, y niegan el derecho de Israel a existir como refugio para los judíos”, dijo Fruit. “Intentan encubrir la responsabilidad de Hamás por las muertes de palestinos en Gaza”.
“Yo estaba en Israel el 7 de octubre y apoyaba la demanda de que Israel retirara los asentamientos de Gaza”, dijo Kochman. “Me preocupo profundamente por los palestinos. Pero ahora vemos que no podemos continuar con Hamás allí. Necesitamos acciones como la de hoy, con más participantes”.
Al día siguiente, los partidarios de la campaña del PST instalaron una mesa de literatura en el campus de la Universidad de California en Berkeley junto a una de Estudiantes que Apoyan a Israel y no muy lejos de la mesa de Estudiantes por la Justicia en Palestina, un grupo pro-Hamás. Hablaron con Elijah Feldman, que es miembro de la junta directiva de Estudiantes que Apoyan a Israel, uno de los grupos que organizó la reunión que fue atacada y cancelada.
Feldman dijo que cuando la turba irrumpió en el edificio, él estaba cerca de la entrada principal, ayudando a un estudiante cuya mano había resultado herida, y una mujer se acercó gritando: “judío sucio”. Dijo que esto lo tomó por sorpresa y le dijo: “Soy judío. ¿Tiene usted un problema?” Ella lo llamó “maldito nazi” y le escupió.
Los partidarios de la campaña del PST encontraron un rechazo generalizado hacia el violento ataque de la turba contra los estudiantes judíos.
Pero algunos estudiantes discreparon con la oposición del partido a la demanda por un alto el fuego en la guerra de Israel contra Hamás. “Me opongo a Hamás, pero quiero que la guerra se detenga porque se está matando a gente inocente”, dijo Sam Kaplan a la candidata del PST para vicepresidente, Margaret Trowe, que estaba allí haciendo campaña.
“Pero no es Israel sino Hamás el responsable de la matanza en Gaza. Apoyo los esfuerzos de Israel para poner a Hamás fuera de combate”, dijo Trowe. “Hamás y sus partidarios en Teherán están orgullosos de lo que hicieron y juran que van a realizar más pogromos hasta que todos los judíos estén muertos o expulsados. La derrota de Hamás obra en interés de todos los trabajadores, en Gaza, en Israel, en Irán y en Estados Unidos”.