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Rachele Fruit, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para presidente de EEUU es la alternativa obrera a Biden y Trump

Por Rachele Fruit
25 de marzo de 2024
Rachele Fruit, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores a presidente de EUA en 2024 (centro), presenta programa del partido en sede de obreros portuarios ILA en Miami, feb. 25.
Militante/ Chuck GuerraRachele Fruit, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores a presidente de EUA en 2024 (centro), presenta programa del partido en sede de obreros portuarios ILA en Miami, feb. 25.

El futuro de la humanidad depende de la construcción de un liderazgo, de un partido, que pueda movilizar a la clase trabajadora en sus millones para arrancar el poder del estado de los gobernantes capitalistas y ponerlo en nuestras propias manos, para iniciar el camino hacia una revolución socialista. Esto abrirá la puerta para poner fin en todo el mundo a la explotación y la opresión inherentes al dominio capitalista.

Estados Unidos hoy es  una dictadura capitalista, una sociedad profundamente dividida en clases gobernada por los patrones, sus partidos políticos y su gobierno, respaldada por un gran séquito de clase media-alta. No puede haber propuestas que puedan unirnos. Los políticos de los partidos Demócrata y Republicano dicen que hablan en nombre de las familias trabajadoras, pero el pueblo trabajador reconoce cada vez más que esto no es cierto.

El Partido Socialista de los Trabajadores presenta un programa para organizar y construir un poderoso movimiento sindical que una al pueblo trabajador para luchar por lo que necesitamos: salarios y horas que nos permitan mantener familias con un lugar digno para vivir, condiciones de trabajo seguras para que podamos regresar a casa enteros, atención médica integral financiada por el gobierno, cuidado de niños y ancianos, y más. Cientos de miles de trabajadores y sus sindicatos, desde los automotrices, ferroviarios, camioneros, asistentes de vuelos y enfermeras, entre otros, están luchando por demandas que apuntan en esta dirección.

Los convenios sindicales de más de medio millón de trabajadores expirarán este año. Desde trabajadores postales hasta portuarios, maestros y empleados de supermercados. Y están dispuestos a luchar después de perder terreno durante años.

Inspirados por las huelgas automotrices del año pasado, los trabajadores de la planta de Mercedes-Benz en Vance, Alabama, han decidido afiliarse al sindicato automotriz UAW.  Se merecen la solidaridad de todos los trabajadores. La empresa dice que no es el momento adecuado ni el camino correcto, dijo el trabajador automotriz Jeremy Kimbrell, pero la cuestión es que “esta es nuestra decisión”.

Esa declaración expresa una amplia disposición a luchar en el pueblo trabajador hoy. Somos seres humanos capaces de actuar para formar nuestro futuro. Podemos organizar la sociedad sin explotación ni opresión. La solidaridad obrera puede superar las formas en que los capitalistas nos dividen para sacar ganancias: luchando para poner fin a los contratos de dos escalas salariales, los horarios “suicidas” que drenan la vida y acabar con la condición de segunda clase de las mujeres. La amnistía para los trabajadores inmigrantes en Estados Unidos les daría el derecho de trabajar sin temor a ser deportados y abriría la puerta a la unificación de la clase trabajadora. ¡Organicemos a todos los trabajadores!

El movimiento sindical está integrado por sindicatos que representan a millones de trabajadores. Es necesario que los sindicatos rompan con los partidos políticos de los patrones, el Demócrata y el Republicano, para construir un partido obrero que luche por nuestros intereses de clase en la arena política y económica.  Que sirva como tribuna para todos los explotados y oprimidos por el capitalismo.

Los trabajadores y agricultores ayudaron a liderar las dos grandes revoluciones norteamericanas, por la independencia y por el derrocamiento de la esclavitud. Cientos de miles de trabajadores unieron sus fuerzas en los años 30 para organizar poderosos sindicatos industriales. Estos avances, y las poderosas batallas posteriores a la Segunda Guerra Mundial por la independencia del dominio colonial en África, Asia y América Latina, contribuyeron a encender el movimiento obrero de masas dirigido por los negros que acabó con el flagelo de la segregación de Jim Crow de una vez por todas.

Nuestra clase nunca ha estado en una posición más fuerte para unir sus fuerzas para luchar contra todos los intentos de los patrones y sus partidos de dividirnos y enfrentar la guerra, la explotación y la opresión que marcan nuestra época: el sistema capitalista mismo. Podemos estar a la altura de la tarea que nos ha impuesto la historia.

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El partido obrero que busca llevar a nuestra clase al poder político debe, ante todo, defender al pueblo judío de una nueva ola de pogromos. El odio antijudío es una cuestión de vida o muerte para la clase trabajadora. La masacre del 7 de octubre en Israel cometida por Hamás con la ayuda y dirección del reaccionario gobierno capitalista de Irán —que fue un verdadero pogromo— fue la peor matanza de judíos desde el Holocausto. Desató una cascada de odio contra los judíos en todo el mundo.

No era necesario que ocurriera el  Holocausto. Los gobiernos y partidos estalinistas y socialdemócratas traicionaron las luchas de la clase trabajadora en Alemania, Italia, España y otros lugares, cuyas victorias hubieran impedido que Hitler llegara al poder. Los llamados países imperialistas democráticos, incluido Estados Unidos liderado por Franklin Roosevelt, cerraron de un portazo la entrada a los refugiados judíos, condenándoles en Europa al Holocausto, al exterminio sistemático de 6 millones de judíos. Estos desastres históricos hicieron de Israel una necesidad como refugio para el pueblo judío.

Inmediatamente después del pogromo del 7 de octubre, yo y otros candidatos del PST salimos a las calles en protesta contra el odio a los judíos, hablamos con la prensa, participamos en debates en los ayuntamientos y en otras actividades.

Cuando hacemos campaña en nuestros sindicatos y en los barrios de la clase trabajadora, explicamos que el odio antijudío, el cual es un reflejo de la crisis del capitalismo, es la punta de la lanza. En última instancia, cuando los capitalistas sientan que su gobierno se ve amenazado, respaldarán a las hordas fascistas que con su lema de “Maten a los judíos”, se dirigirán a destruir a los sindicatos, aplastar a la clase trabajadora y aniquilar al pueblo judío.

Abram Leon, dirigente del movimiento comunista en Bélgica, escribió La cuestión judía: Una interpretación marxista. Dijo: “No hay -bajo-de-la-resistencia-del-puemanera de resolver la cuestión judía independientemente de la revolución proletaria mundial”. León fue asesinado en 1944 en las cámaras de gas nazis de Auschwitz.

Hace dos años, el régimen de Vladímir Putin en Rusia desató su guerra asesina contra Ucrania con el fin de borrarla del mhttps://wwapa: su historia, su lengua y cultura, su derecho a existir.

Los trabajadores y agricultores ucranianos han estado librando una valiente lucha durante 10 años para defender su soberanía nacional e independencia. En 2014, cientos de miles de trabajadores de todo el país salieron a las calles en batallas campales conocidas como la Revolución de la Dignidad. Desde 2022 han luchado heroicamente para repeler la invasión de Moscú. Han ganado la solidaridad de los trabajadores de todo el mundo, incluso en Rusia.

Para los trabajadores en Estados Unidos, los trabajadores de Ucrania son nuestros aliados de clase y su lucha por la independencia nacional es nuestra lucha. Para los gobernantes estadounidenses, la situación de Ucrania es una oportunidad para encontrar nuevas formas de fortalecer su posición para futuras guerras para extender su control sobre los mercados y las ganancias.

Estamos en un punto de inflexión en la política mundial. Estos dos acontecimientos históricos decisivos (en Ucrania e Israel) reflejan las debilidades y resquebrajamientos del “orden mundial” imperialista y el peligro de que se propaguen las guerras y la posibilidad de una catástrofe nuclear.

La resolución política del PST de 2022, publicada en el libro Ya superamos el punto más bajo de la resistencia del pueblo trabajador: El Partido Socialista de los Trabajadores mira hacia adelante, afirma: “Solo la revolución socialista en los países imperialistas podrá acabar de una vez por todas con el peligro de una conflagración nuclear mundial”.

No exigimos tratados de no proliferación, o tratados de armas o de desarme. Decimos: “El único desarme que puede evitar o acabar con la guerra es el desarme de la burguesía por los trabajadores”.

La realidad en la que estamos viviendo está más allá del control de las potencias capitalistas. Pero no está fuera del control de las decenas de millones en la clase trabajadora que, con un liderazgo comunista, son capaces de cambiar el mundo.

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El Partido Socialista de los Trabajadores presenta un programa obrero para luchar por los intereses de todos los oprimidos y explotados. Los trabajadores vemos los efectos de la crisis capitalista todos los días en nuestras vidas.

  • Defender las protecciones constitucionales (libertad de expresión, asamblea y culto) ganadas en poderosas batallas de clase a lo largo de 250 años. Esto está hoy al centro de la lucha de clases. Nos oponemos a la caza de brujas contra Donald Trump organizada por el Partido Demócrata y saludamos la victoria en la decisión unánime de la Corte Suprema que anuló el intento de las autoridades de Colorado de sacarlo de la boleta electoral, reafirmando el derecho de millones a votar por el candidato de su elección.
  • Todo trabajador tiene derecho a un empleo. El PST exige un programa de obras públicas financiado por el gobierno para crear millones de empleos a escala sindical para construir viviendas, escuelas, hospitales, guarderías y residencias de ancianos, y reconstruir la derruida infraestructura que los patrones están dejando pudrir por todo el país.
  • Por una escala móvil de horas y salarios. Reducir la semana laboral sin recortes salariales para ayudar a garantizar que ningún trabajador sea despedido. Por cláusulas automáticas en todos los contratos sindicales y programas sociales como el Seguro Social para garantizar que los aumentos salariales se ajusten al 100 por ciento con la inflación.
  • Por el control obrero de la producción, organizado por los sindicatos. ¡Ningún trabajador debe morir en el trabajo! Los trabajadores tienen derecho a conocer los secretos comerciales de los patrones, de la empresa, de todas las industrias y de la economía nacional, y a tomar control sobre lo que se produce y satisfacer las necesidades de la gran mayoría.
  • La lucha por la emancipación de la mujer —la capacidad de participar plenamente en todos los aspectos de la construcción de una nueva sociedad— está ligada a la lucha para poner fin a las crisis de desempleo, falta de vivienda decorosa, cuidado infantil, atención médica, así como a los suicidios y la adicción a las drogas, todo lo cual afecta especialmente a las familias de la clase trabajadora y a las mujeres. Luchamos por el derecho de las mujeres a la atención de la salud materna y reproductiva, a la educación sexual, a anticonceptivos seguros y fiables y por la despenalización del aborto.

Miramos al ejemplo de las dos grandes revoluciones de la clase trabajadora del siglo pasado: la revolución socialista de 1917 en Rusia, dirigida por V.I. Lenin y los bolcheviques, y la revolución socialista de Cuba, dirigida por Fidel Castro. Estas son parte de la continuidad del Partido Socialista de los Trabajadores y muestran que los trabajadores son capaces de tomar el poder político y transformar la sociedad, así como a nosotros mismos. Se puede construir un mundo nuevo.

¡Únase al Partido Socialista de los Trabajadores!