Durante 65 años el gobierno de Estados Unidos ha estado llevando a cabo una guerra económica, comercial y financiera contra Cuba. Esta brutal política ha sido implementada por cada una de las 13 administraciones demócratas y republicanas desde 1959.
El objetivo declarado de los gobernantes norteamericanos es aplastar el espíritu del pueblo trabajador de Cuba y derribar la revolución socialista que han realizado y defendido resueltamente. Pero los trabajadores cubanos continúan salvaguardando los logros obtenidos.
Un ejemplo es la reciente Feria Internacional del Libro de La Habana. A pesar de la escasez de papel para imprimir grandes cantidades de libros nuevos, los problemas de transporte debido a la escasez de combustible y repuestos para los autobuses y otros desafíos, unos 2.2 millones de personas asistieron al evento que viajó por todo el país haciendo la literatura y el arte accesible a todos. Celebrado por primera vez en 1982, este evento cultural surgió de las conquistas realizadas por los trabajadores en Cuba, incluida la masiva campaña que erradicó el analfabetismo del país en 1961.
El embargo económico de Washington contra el pueblo cubano tiene un efecto severo en la capacidad del país de importar materias primas y recursos para producir medicinas y equipos médicos, petróleo y suministros agrícolas y mercancías que tanto se necesitan. Estas dificultades son agravadas por los efectos de la crisis económica capitalista mundial.
La administración de Donald Trump colocó a Cuba en la lista de “estados patrocinadores del terrorismo”. La administración Biden la ha mantenido en ella. Esto impone restricciones adicionales al acceso al financiamiento de bancos e instituciones financieras extranjeras, al cobro de pagos por servicios prestados por Cuba a otros países y a que los cubanos que viven en el exterior puedan enviar remesas a sus familias en la isla.
Para interferir con el turismo, una de las fuentes económicas de Cuba, Washington amenaza a las personas de países elegibles para el Programa de Exención de Visa de Estados Unidos con perder acceso a este si visitan Cuba.
La escasez de divisas para combustible provoca apagones de forma regular. Las frustraciones por los cortes de electricidad —a veces diarios de seis a 12 horas, especialmente fuera de La Habana— y la escasez de alimentos llevaron a una protesta pacífica en Santiago de Cuba el 17 de marzo. Los titulares de la prensa capitalista estadounidense decían: “Protestas sacuden la ‘cuna’ de la Revolución” y “Las escaseces alimentan el malestar”. “Cuba está matando de hambre a su pueblo” fue el calumnioso titular de una columna del Wall Street Journal del 25 de marzo, como si la campaña de décadas de Washington para someter al pueblo cubano por hambre no existiera.
En respuesta a la protesta en Santiago de Cuba, Beatriz Johnson, dirigente local del Partido Comunista, se reunió con los participantes. A las pocas horas llegó a la ciudad un camión cargado de arroz, azúcar, leche y jabón que fue distribuido entre la población.
Al día siguiente, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, envió a destacados funcionarios del gobierno y del partido a toda la isla “para escuchar, dialogar, explicar las numerosas gestiones que se realizan para mejorar la situación, siempre en una ambiente de tranquilidad”, dijo a los medios de comunicación. El propio presidente cubano se unió a estas discusiones en Santiago el 21 de marzo.
Para tratar de satisfacer la demanda de alimentos, Cuba depende de importaciones de países dispuestos a comerciar con la isla pese a las sanciones de Washington. Importa alrededor de 400 mil toneladas de arroz al año de Vietnam para garantizar el suministro básico vendido a un precio subsidiado por el gobierno.
Nadie se queda desamparado
La campaña para aumentar la producción y abordar los problemas que enfrenta Cuba ha estado en el centro de los esfuerzos encabezados por los sindicatos.
“En todo lo realizado está la grandeza de los trabajadores, sus proezas casi cotidianas, para superar los escollos que generan el recrudecimiento del bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba, tangibles principalmente, en carencias de insumos, combustibles, lubricantes, piezas de repuesto, neumáticos…”, dijo Yarieti Grotestan, secretaria provincial del Sindicato de Energía y Minas SNTEM, en una reunión en Las Tunas.
Sus miembros han estado a la vanguardia de un gran esfuerzo para mantener en funcionamiento las plantas de energía con necesidad de mantenimiento. Entre los miembros de SNTEM se encuentran los linieros que son de los primeros en movilizarse para restaurar la electricidad después de los huracanes que azotan a Cuba. Se han ganado la admiración de la población cubana.
“Ustedes han sido los que, con trabajo, en silencio, desmontaron la falacia del llamado estado fallido que el enemigo ha tratado constantemente de sembrar”, dijo Luis Antonio Torres, dirigente del Partido Comunista en La Habana, a un contingente de linieros que participaron en una movilización tras el huracán Ian, que había dejado un rastro de devastación en toda la isla en 2022.
“Su esfuerzo ratificó que podremos sufrir disímiles situaciones, pero siempre hay que mantener la confianza en la revolución, que desde que nació lo hizo al lado de los humildes y por los humildes, y no deja a nadie desamparado”, agregó.
Este compromiso de los trabajadores cubanos a defender su revolución fue reafirmado por el General de Ejército Raúl Castro en un discurso en Santiago de Cuba en el 65 aniversario de la revolución el 1 de enero. “Si grandes son los retos y las dificultades actuales, mayor es la obra de la revolución”, dijo Castro. “Vamos a salir de estas dificultades, como lo hemos hecho siempre, ¡combatiendo!”