Desastre de puente en Baltimore es producto del afán de lucro de patrones

Por Terry Evans
22 de abril de 2024
Puente Francis Scott Key en Baltimore colapsó ante impacto de barco carguero el 26 de marzo. Seis obreros de la construcción murieron, miles de empleos en el área están en peligro.
Maryland National GuardPuente Francis Scott Key en Baltimore colapsó ante impacto de barco carguero el 26 de marzo. Seis obreros de la construcción murieron, miles de empleos en el área están en peligro.

El Dali, un buque que transportaba 4,679 contenedores cargados y pesaba 123,881 toneladas, perdió energía y se estrelló contra el puente Francis Scott Key, que se derrumbó a la 1:29 a.m., pocos minutos después de zarpar del puerto de Baltimore el 26 de marzo. El puerto ahora está bloqueado por el barco averiado y el puente caído.

Ocho obreros de la construcción estaban trabajando en ese tramo de la carretera Interestatal-695 cuando el puente se derrumbó. Fueron recuperados los cuerpos de dos de los muertos, Alejandro Hernández Fuentes y Dorlian Ronial Castillo Cabrera. Otros dos sobrevivieron y los otros cuatro están desaparecidos y se presume que están muertos.

El número de muertos hubiera sido mucho mayor, pero el capitán del barco alertó a la policía la cual cerró el tráfico en el puente.

Miles de obreros portuarios, tripulantes de barcos, camioneros, trabajadores de almacenes y otros enfrentan un futuro incierto. Los aproximadamente 30 mil conductores que cruzan el puente cada día se enfrentan a embotellamientos y retrasos.

Esta catástrofe social es producto del sistema capitalista basado en las ganancias.

El puente fue construido en 1977, con un diseño conocido como “fractura crítica”, lo que significa que si alguna sección se rompe, todo el puente se puede derrumbar. Desde entonces, el afán de ganancias de los patrones navieros los ha llevado a aumentar constantemente el tamaño, peso y capacidad de los buques portacontenedores hasta llegar a los mastodontes que navegan hoy. Los cascos de algunos barcos modernos están sumergidos por casi 48 pies por debajo de la línea del agua y los principales canales de navegación de Baltimore tienen solo 50 pies de profundidad.

Los 21 tripulantes del Dali permanecen a bordo del barco. El piloto responsable de guiar el barco fuera del puerto (y quien alertó a las autoridades de que el barco estaba experimentando problemas) y un aprendiz que trabajaba con él se encuentran a salvo en tierra.

El piloto intentó todo lo posible para evitar que el barco chocara contra el puente. Echó un ancla y giró el timón totalmente a la izquierda, pero menos de cinco minutos después de perder propulsión, el barco se estrelló contra el puente.

El transporte marítimo en el puerto de Baltimore está cerrado y no se sabe cuándo podrá reabrirse. Cada día pasan por el puerto mercancías por valor de 200 millones de dólares. Es el principal puerto de la costa este para automóviles y camiones ligeros. Se estima que 140 mil puestos de trabajo están vinculados a la operación del puerto.

“A la mayoría de mis colegas les preocupa que el gobierno no va a tomar riendas y hacer lo que dicen que van a hacer, tan rápido como dicen”, dijo al Washington Post David Brothel, estibador del depósito de carbón de Consol Energy. “Si esto no se arregla en tres meses, es posible que tenga que transferirme”.

El Dali fue contratado por el gigante naviero Maersk para llevar la carga a Sri Lanka. Cuatro grandes empresas controlan alrededor del 57% del tráfico de la industria de contenedores: poseen 3,611 barcos y más de 166 millones de contenedores. Maersk es el segundo más grande.

Maersk hizo una gran fortuna en 2022 cuando el transporte marítimo se recuperó de la crisis en la cadena de suministros afectada por la pandemia de COVID. Obtuvo ganancias de 29,300 millones de dólares.

Estas compañías navieras ayudaron a impulsar la ampliación de las esclusas del Canal de Panamá en 2016, permitiendo el paso de los barcos gigantes. La producción y el comercio capitalistas hoy están entrelazados con el negocio marítimo. El volumen anual de contenedores que pasan por los puertos de Estados Unidos se ha casi duplicado en los últimos 20 años, llegando a 62 millones en 2022.

“Estas empresas buscan obtener las mayores ganancias posibles”, dijo al Guardian Roland Rexha, secretario-tesorero de la Marine Engineers’ Beneficial Association (Asociación de Beneficencia de Ingenieros Marinos). Junto con “el descarrilamiento de un tren en East Palestine, Ohio, y lo que pasó con Boeing”, dijo, “obviamente hemos visto lo peor de la avaricia de las corporaciones”.

Puentes anticuados amenazan vidas

Los peligros de operar buques del tamaño del Dali debajo de puentes como el de Baltimore no son ningún secreto. Unos 17 mil puentes en todo Estados Unidos son de “fractura crítica”.

La agencia de transporte de Maryland dijo que había planeado instalar un sistema de protección de fibra de vidrio en las columnas del puente, pero no antes del verano de 2025. A pesar de la falta de protección, los inspectores federales calificaron el puente en condiciones “regulares” el año pasado.

El colapso del puente “es un desastre que no tenía qué ocurrir”, dijo el 1 de abril James Harris, candidato del Partido Socialista de los Trabajadores para delegado de Washington en el Congreso. “El tamaño del barco, el diseño del puente, la falta de estructuras de protección contra colisiones”, dijo Harris, “reflejan las prioridades y el funcionamiento del despiadado sistema capitalista”.

“La seguridad es una cuestión sindical”, dijo Harris. Los miembros del partido están distribuyendo su declaración entre los estibadores y trabajadores de toda la región.

“¿Por qué no tenían remolcadores para escoltarlos como lo hacían antes?” le dijo Diantha Kenney a la partidaria de la campaña del PST Sarah Ullman cuando llamó a la puerta de Kenney en Dundalk, Maryland, cerca del puente. Dos remolcadores asignados para acompañar al Dali desde el muelle habían sido retirados antes de que llegara al puente. Después de que el barco se quedó sin energía, el piloto llamó a los remolcadores para que vinieran a ayudar, pero ya estaban demasiado lejos.

“Es la avaricia capitalista”, respondió Ullman. “Esto demuestra por qué los trabajadores y nuestros sindicatos deben luchar por el control de la seguridad y la producción”.