En medio de la crisis capitalista, que ha sido acelerada por la invasión de Ucrania por Moscú y el pogromo de Hamás contra judíos en Israel el 7 de octubre, se han aumentado los conflictos y las amenazas entre los gobiernos en toda América Latina.
Esto fue destacado en un artículo del Financial Times el 11 de abril titulado “América Latina supera al mundo en el intercambio de insultos, pero no en intercambio comercial”. Argumenta que si los “líderes” latinoamericanos solo redujeran un poco los insultos transfronterizos y los “conflictos de personalidad” entre ellos, podría haber una mejor oportunidad de sacar a la región del estancamiento económico en el que se encuentra desde hace ya una década.
“Una vez elegidos, no ven ninguna razón para disminuir el abuso virulento de sus oponentes, una táctica que funciona bien en la campaña electoral”, decía el artículo, señalando el discurso político cada vez más grosero entre los gobiernos capitalistas contrapuestos. Estas disputas “pueden tener terribles consecuencias” en la región.
Un ejemplo reciente fue la decisión del gobierno ecuatoriano de enviar policías a la embajada de México en Quito para arrestar a Jorge Glas, el ex vicepresidente ecuatoriano que se había asilado allí para evitar cargos de corrupción. Los gobernantes de México respondieron rompiendo relaciones diplomáticas con Ecuador.
Días antes de la redada se había producido una escalada de insultos, incluso del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien cuestionó la legitimidad de la victoria electoral del presidente ecuatoriano Daniel Noboa en octubre.
“Esto no se había producido nunca ni en los peores momentos de desunión y discrepancia en los estados de América Latina”, dijo el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en una reunión de emergencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) el 17 de abril. La Celac es un bloque político regional formado en 2010 para contrarrestar a la Organización de Estados Americanos, dominada por Washington.
El bloque de la Comunidad Andina (CAN) se fragmenta, dijo el presidente colombiano Gustavo Petro en la cumbre de la Celac, señalando la agudización de los conflictos entre los cuatro miembros del bloque, los gobiernos de Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú. “América Latina ve presidentes ir a la cárcel y al exilio, y golpes de estado, que ahora se encubren de golpes parlamentarios, pero son golpes de estado”, afirmó.
Si bien la polarización política y la inestabilidad podrían desalentar la inversión y el comercio capitalistas en la región, como subrayaba el artículo del Times, la crisis en la política burguesa es un síntoma del estancamiento económico, no su causa.
Crisis política, depresión económica
Los gobernantes capitalistas han demostrado ser incapaces de revertir la crisis económica u ofrecer alguna solución a las devastadoras consecuencias que tienen para el pueblo trabajador. Esto agrava las divisiones en las relaciones gubernamentales y profundiza las tensiones de clase en el país. Se acusan mutuamente de corrupción, de estar controlados por grupos de presión, de no mantener la ley y el orden, y así sucesivamente. Recurren a la demagogia antiinmigrante, ataques vulgares a los logros sociales de las mujeres y ataques antisemitas reaccionarios.
Esto contribuye a la erosión del “orden mundial” capitalista encabezado por Washington y las instituciones a través de las cuales mantienen su dominio. El pueblo trabajador no debería ignorar esto simplemente como “política sucia”, ya que estos ataques también socavan los derechos políticos y el espacio que los trabajadores necesitamos para practicar la política libre del acoso del gobierno, de los patrones y matones desatados por fuerzas derechistas o izquierdistas.
La crisis capitalista mundial también ejerce presión sobre las alianzas comerciales y políticas en América Latina. Esto se reflejó cuando Xiomara Castro, presidenta de Honduras, envió mensajes como presidenta de la Celac felicitando a Vladímir Putin por “su convincente” reelección en Rusia y oponiéndose a la guerra de Israel contra Hamás.
Representantes de 10 gobiernos miembros de la Celac se desvincularon públicamente de su mensaje a Putin, diciendo que excedió su autoridad al enviarlo.
Bajo estas presiones, los gobiernos de los países con las cuatro economías más grandes de la región (México, Brasil, Colombia y Argentina) expresan más abiertamente los intereses divergentes de sus propias clases capitalistas nacionales y sus aliados imperialistas en el extranjero.
A finales de marzo los presidentes Petro y Lula criticaron la decisión de las autoridades de Venezuela de impedir que la principal candidata de la oposición se registrara para las próximas elecciones presidenciales en ese país.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, afirmó que estaba respondiendo a un presunto complot de asesinato en su contra que involucraba a figuras de la oposición. “La izquierda cobarde no son capaces de condenar los golpes [de estado]”, dijo Maduro, refiriéndose a los otros gobiernos. “Callan de manera cómplice”.
Washington reimpuso las sanciones al comercio petrolero de Venezuela el 18 de abril. Las había suspendido como parte de sus presiones al gobierno de Maduro para que abra las elecciones.
Petro y Lula han estado estrechamente involucrados en las negociaciones en curso entre Washington y Caracas, y los partidos capitalistas de oposición en Venezuela, con el fin de organizar elecciones que puedan ser calificadas de “justas” y dar nuevos pasos para superar el estancamiento político en el que se encuentra Venezuela desde hace años.