Un mes después de que fuerzas ucranianas penetraran la región rusa de Kursk el 6 de agosto, la oposición a la guerra entre los reclutas rusos y sus familias está aumentando. La ofensiva ucraniana es en respuesta a la guerra del presidente ruso, Vladímir Putin, que pretende acabar con la independencia de Ucrania y conquistar a su pueblo.
A diferencia de Ucrania, donde los trabajadores se ofrecen como voluntarios para defender la soberanía de su país, en Kursk hay poco fervor patriótico entre los trabajadores.
Las fuerzas de Kyiv atravesaron la ligeramente protegida frontera en Kursk y dominaron a los soldados reclutas rusos. Cientos de ellos se rindieron y fueron tomados como prisioneros de guerra.
El gobierno ucraniano permitió al Moscow Times entrevistar a varios de los reclutas rusos capturados, cuyos nombres no se dieron a conocer para su protección.
Un recluta dijo que estaba contento de haber podido “salir vivo de la guerra”. Cuando regrese a casa, quiere asegurarse de que “una guerra como ésta no vuelva a ocurrir nunca más”. Agregó: “No voy a morir por estos bastardos. No le debo nada a Rusia”.
“Habíamos oído que los ucranianos torturan, torturan, torturan. Pero en realidad resultó ser diferente”, dijo otro recluta capturado. “Nos sentimos bien aquí”.
“Nos dan de comer tres veces al día. Tenemos un lugar donde dormir”, dijo otro. “Tenemos una cocina. Tenemos todo lo que necesitamos para nuestras vidas”.
Un recluta de Briansk dijo que su pelotón recibió la orden de luchar hasta el último hombre, pero los 11 jóvenes se rindieron sin ningún problema.
Todos los hombres rusos de entre 18 y 30 años están obligados a servir en el ejército durante un año. A diferencia de los soldados contratados, que reciben un salario y están entrenados para el combate, los reclutas carecen de entrenamiento y experiencia. Al principio de la invasión de Ucrania, los reclutas fueron enviados al frente a pesar de la promesa de Putin de que no serían desplegados allí. Esto enfureció a sus madres y esposas.
Moscú reaccionó transfiriendo a los reclutas para proteger las regiones fronterizas de Rusia, aparentemente alejadas del conflicto. Ahora, la medida ha resultado contraproducente y las familias están furiosas porque sus seres queridos han muerto o sido capturados.
Los comentarios de los reclutas y las protestas de sus familias subrayan el hecho de que los trabajadores en Rusia son los aliados más importantes de los ucranianos en su lucha para defender su país.
Costosos avances de Moscú
El 2 de septiembre, Putin afirmó que el plan de Kyiv para “detener nuestras acciones ofensivas en partes clave del Donbás” obligando a las tropas rusas a desviarse para combatir dentro de Rusia había fracasado. Las fuerzas ucranianas controlan ahora más de 500 millas cuadradas de territorio en el oeste de Rusia. El avance de las fuerzas de Kyiv se ha desacelerado, pero no detenido por las tropas adicionales transferidas por Moscú a Kursk de sus destacamentos en África y otros lugares.
En respuesta a la contraofensiva ucraniana, el régimen de Putin está intensificando sus bombardeos de ciudades ucranianas. En el ataque aéreo más mortífero de lo que va del año, Moscú atacó Poltava, en el centro de Ucrania, el 3 de septiembre, matando a 51 personas e hiriendo a 271.
En el frente sudoriental de Ucrania, las fuerzas de Moscú se encontraban a menos de 6 millas de Pokrovsk. La ciudad es un centro minero de carbón y ferroviario que abastece al ejército ucraniano. La ciudad, en la que antes vivían 80 mil personas, está siendo evacuada.
Ruslan, de 42 años de edad, ex minero y ahora comandante de las fuerzas ucranianas que defienden la ciudad, describió cómo las tropas rusas avanzaban mientras otros eran acribillados a su alrededor. “Esto no es más que oleadas de carne”, declaró al Washington Post, señalando el absoluto desprecio del Kremlin por las vidas de los trabajadores y agricultores que sirven en sus fuerzas armadas.
“Cuando expulsemos [a los invasores rusos], volveremos”, dijo Volodymyr Porosyuk al New York Times mientras salía de la ciudad con su abuela.
La mina de carbón ahora opera con poco más de la mitad de los 8 mil trabajadores que tenía antes de la guerra. Los mineros también están reforzando las defensas de la ciudad. “Llegas a trabajar, fichas y luego te llaman para ir a cavar [trincheras]”, dijo Oleksandr Dichko al Wall Street Journal. Como en otras minas, ahora trabajan allí decenas de mujeres, mientras los hombres se van al frente.
En un comunicado del 26 de agosto, la Confederación de Sindicatos Libres de Ucrania (KVPU) denunció los ataques con misiles de Moscú contra trabajadores y residentes de 15 regiones de Ucrania. Los objetivos incluían minas e infraestructura energética.
El llamado por solidaridad del sindicato decía: “Los trabajadores ucranianos, miembros de los sindicatos, siguen trabajando a pesar de los peligros y también están en el frente luchando contra los ocupantes rusos”.