Gobierno de Turquía trata de beneficiarse de caída de Asad

Busca expandir su influencia en la región

Por Seth Galinsky
27 de enero de 2025
Destrucción en distrito de Yarmouk en Damasco causada por ataques de dictadura de al-Asad. Con su derrocamiento los trabajadores tienen más espacio para luchar por sus intereses.
TNH/Zaina SahlaDestrucción en distrito de Yarmouk en Damasco causada por ataques de dictadura de al-Asad. Con su derrocamiento los trabajadores tienen más espacio para luchar por sus intereses.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, está tratando de que su régimen sea el más beneficiado por el derrocamiento de la dictadura de Bashar al-Asad en Siria. Erdogan también está instando a los más de 3 millones de refugiados sirios en Turquía a que regresen a su país.

Turquía comparte una frontera de 565 millas de largo con Siria. El gobierno de Erdogan fue el primero en reunirse con Ahmad al-Sharaa, el líder central del nuevo gobierno sirio, con quien los gobernantes turcos colaboraron cuando era jefe de las fuerzas rebeldes en Idlib antes de la caída de Asad.

A medida que se desarrollaba la lucha contra la dictadura siria tras los mortíferos ataques de Asad a las protestas masivas en 2011, el gobierno capitalista de Turquía creó el Ejército Nacional Sirio, uno entre decenas de grupos armados en Siria.

Las tropas turcas ocupan una estrecha franja del norte de Siria, con el fin de repeler a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) lideradas por los kurdos.

A medida que el régimen de Asad se fue debilitando, las FDS tomaron control de la región mayoritariamente kurda en el norte del país. En colaboración con cientos de tropas estadounidenses estacionadas en el área, ayudaron a derrotar a los combatientes del Estado Islámico, que se habían desplazado allí en medio del caos.

Kurdos, una nacionalidad oprimida         

Hay unos 30 millones de kurdos —la nacionalidad más grande del mundo sin un país propio— en Iraq, Irán, Siria y Turquía. El gobierno turco acusa a las FDS de tener vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) de Turquía, que Ankara califica de grupo terrorista. Su verdadero temor es que cualquier avance para los kurdos en Siria fortalezca la lucha de los kurdos por sus derechos nacionales en Turquía.

Erdogan y su Partido de Justicia y Desarrollo (AKP) han tratado de aprovechar los lazos históricos de Turquía en Siria, que se remontan a la época del Imperio Otomano, que se extendía por Siria hasta partes de África, Europa, Ucrania, el Cáucaso, partes de Irán e Iraq. El AKP, un partido islamista burgués, ha tenido una rivalidad histórica con la monarquía saudita sobre quién hablará en nombre de los musulmanes suníes en la región.

Los gobernantes turcos también son rivales del régimen clerical burgués de base musulmana chiíta en Irán. Teherán ha intentado extender su poder reaccionario por toda la región desde que consolidó su dominio tras una contrarrevolución opuesta a la revolución popular que derrocó al sha de Irán, un aliado de Washington, en 1979.

Teherán creó fuerzas aliadas con el fin de destruir a Israel y expulsar o matar a los judíos. Se apoyó en estos grupos armados en Iraq, Siria, Líbano y Yemen para lograr sus objetivos.

Protesta en Suweida condena asesinato de manifestante druso por régimen de al-Asad, marzo 2024. “No nos deshicimos de un dictador para reemplazarlo con otro”, dijo dirigente druso.
Al Jazeeera/Ali Haj SulaimanProtesta en Suweida condena asesinato de manifestante druso por régimen de al-Asad, marzo 2024. “No nos deshicimos de un dictador para reemplazarlo con otro”, dijo dirigente druso.

La clase dominante en Turquía está impulsando sus objetivos económicos y políticos presentándose como árbitro “neutral” entre las potencias rivales, mientras fortalece su propio poderío militar.

Turquía es miembro de la OTAN, liderada por Washington, y alberga fuerzas militares estadounidenses en su base aérea de Incirlik. Al mismo tiempo, el ejército turco compra una cantidad importante de armamento a Rusia, a pesar de haber estado en bandos opuestos a Moscú en la guerra de Siria.

En 2024 Ankara inició un acercamiento con el gobierno egipcio, que había derrocado al gobierno anterior de Mohamed Morsi en 2013, a pesar de los vínculos históricos de Erdogan con la Hermandad Musulmana de Morsi.

El ejército turco es el segundo más grande de la OTAN. Tiene 700 tanques de guerra modernos, más que Alemania y Francia juntas. Para promover sus intereses en los vastos yacimientos de gas del Mediterráneo oriental, Ankara está reforzando su fuerza naval, con un destructor equipado con misiles antiaéreos y su primer portaaviones.

El gobierno de Turquía estableció por primera vez relaciones diplomáticas con Israel en 1949 y las mantiene a pesar de acalorados enfrentamientos debido a las acciones israelíes contra Hamás.

El gobierno israelí sigue de cerca las acciones de los victoriosos rebeldes sirios, dado su origen en el Estado Islámico y al Qaeda.

Los trabajadores de Siria, Turquía y otros lugares tienen hoy más espacio para defender sus intereses, tras el derrocamiento de Asad. “No nos manifestamos en las plazas para deshacernos de un dictador y reemplazarlo con otro”, dijo Hisham al-Jawhari, un líder druso de Suweida, a Syria Direct, refiriéndose a los años de protestas allí. Si eso sucediera, dijo, “podríamos volver a las plazas”.