MONTREAL — “En este momento Canadá necesita un liderazgo estable y creíble” —ante un inminente conflicto comercial con Washington— “en lugar de ello está asolado por la agonía prolongada de un gobierno minoritario”, se quejaron los directores del Globe and Mail. El 6 de enero, el primer ministro Justin Trudeau anunció que iba a renunciar, suspender al parlamento y abrir elecciones para que la dirección del Partido Liberal lo reemplace.
Esto está provocando una grave crisis para los gobernantes capitalistas de Canadá y generando debates entre los trabajadores sobre cómo defender nuestros propios intereses de clase.
Afirmando que los términos comerciales entre Washington y Canadá, y México, perjudican injustamente a los productores de Estados Unidos, el presidente Donald Trump amenazó con imponer un arancel del 25% a todas las importaciones de ambos países. Ottawa dijo que responderá del mismo modo. Casi el 80% de las exportaciones canadienses (548 mil millones de dólares canadienses, o 384 mil millones de dólares norteamericanos) fueron a Estados Unidos en 2023.
El apoyo al gobierno de Trudeau ha estado declinando precipitadamente desde hace tiempo, reflejando la ira de los trabajadores por la incapacidad de Ottawa de ofrecer protección alguna frente a la profundización de la crisis capitalista. Los trabajadores se enfrentan a las alzas de precios, el estancamiento de los salarios, alto desempleo, vivienda inasequible y la creciente amenaza de nuevas guerras. Las políticas “woke” de Trudeau, como el impuesto al carbono en la gasolina y el combustible para la calefacción del hogar, y el desprecio de su gobierno por los trabajadores, también están provocando el desplome del apoyo a su gobierno.
En el último año, cientos de miles de trabajadores han librado batallas sindicales por salarios que estén a la par de los aumentos de precios y por condiciones laborales seguras con horarios que permitan tiempo para la vida familiar, la actividad sindical y la recreación. Desde agosto, el gobierno de Trudeau ha emitido órdenes de suspender las huelgas de casi 70 mil trabajadores ferroviarios, portuarios y postales.
Los gobernantes capitalistas en Ottawa también han lanzado un fuerte ataque contra los derechos de los trabajadores inmigrantes, que ha resultado en la deportación de miles de ellos. Su objetivo es profundizar las divisiones en la clase trabajadora.
Algunos tienen la esperanza de que Pierre Poilievre, líder del Partido Conservador, provea algún alivio. Poilievre ha estado tratando de ganar apoyo entre los trabajadores y los sindicatos presentándose como un “mal menor” ante los liberales, y lleva una gran ventaja en las encuestas. Ambos partidos defienden la riqueza y el poder de los capitalistas.
Sindicatos deben ser independientes
En vez de movilizar a los sindicatos para romper con los partidos de los patrones y organizar un partido de los trabajadores, el Congreso Canadiense del Trabajo está realizando conferencias en todo el país centradas en derrotar a los conservadores. El efecto buscado es respaldar a los liberales, posiblemente en una coalición con el Nuevo Partido Democrático. En Quebec, muchos altos funcionarios sindicales apoyan al Bloc Quebecois, un partido capitalista pro soberanía de Quebec.
Como parte de esta estrategia sin futuro y de colaboración de clases, sindicatos como el sindicato de trabajadores del acero USW y Unifor se están uniendo a los patrones y a los políticos capitalistas en el recién formado Consejo de Comercio Canadá-Estados Unidos. Su objetivo es generar apoyo para Ottawa en la disputa comercial con Estados Unidos.
Trudeau dijo a los patrones y funcionarios sindicales: “Todos ustedes son patriotas. Creen en luchar por Canadá”.
La alternativa de la Liga Comunista
“Canadá es una sociedad dividida en clases”, dijo al Militante el 16 de enero, Philippe Tessier, uno de los dos candidatos de la Liga Comunista al Parlamento de Montreal. Tessier es un obrero ferroviario y miembro del sindicato Teamsters.
“En lugar de movilizar a los sindicatos para defender nuestro derecho a la huelga y luchar por mejores salarios y condiciones de trabajo, los funcionarios sindicales se han unido al ‘Equipo Canadá’, creado por las familias multimillonarias capitalistas del país para defender sus industrias y su sistema de ganancias.
“No habrá avances para los trabajadores si apoyamos a la clase que explota nuestro trabajo y ataca nuestros derechos en sus conflictos comerciales y militares contra sus rivales capitalistas”, dijo Tessier.
Katy LeRougetel, la otra candidata de la Liga Comunista señaló: “Las guerras comerciales conducen a guerras militares. Eso es lo que sucedió antes de la primera y la segunda guerras mundiales imperialistas en las que murieron decenas de millones de trabajadores. Estos conflictos enfrentan a los trabajadores de un país contra los de otro”. LeRougetel es miembro del sindicato de trabajadores de panadería BCTGM.
“Las propuestas de que los sindicatos deben luchar para defender los empleos ‘canadienses’ a expensas de los trabajadores en Estados Unidos son una trampa mortal”, dijo. “Ellos no son nuestros enemigos, sino nuestro aliado más importante y potencialmente poderoso. En ambos países, los trabajadores deben luchar por empleos para todos y por el estatus de residente permanente para todos los inmigrantes”.
A partir de luchas —como la de los 600 sindicalistas que fueron despedidos del hotel Queen Elizabeth aquí— “los trabajadores pueden dejar de apoyar a uno u otro de los partidos capitalistas como un ‘mal menor’ y forjar un partido propio, un partido obrero basado en los sindicatos”, dijo Tessier, “para organizar a los trabajadores en sus millones para arrebatar el poder a los gobernantes capitalistas, terminar con la explotación capitalista, detener la marcha del imperialismo hacia el fascismo y la Tercera Guerra Mundial y unirse a la lucha para construir un mundo socialista”.