En reseña

Por qué el Holocausto hizo Israel inevitable

10 de febrero de 2025
Protesta de desplazados judíos en campo de Bergen-Belsen bajo mandato británico, luego de que barco Exodus con pasajeros judíos rumbo a Palestina fue forzado a regresar a Europa, 7 de septiembre de 1947.
Archivo Yad Vashem, JerusalemProtesta de desplazados judíos en campo de Bergen-Belsen bajo mandato británico, luego de que barco Exodus con pasajeros judíos rumbo a Palestina fue forzado a regresar a Europa, 7 de septiembre de 1947.

Underground to Palestine (En clandestinidad a Palestina) por I.F. Stone. Hassell Street Press. 264 páginas. $26.06. Reimpreso 2021.

POR SETH GALINSKY

En los días previos y durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis de Adolf Hitler asesinaron a seis millones de judíos. Es decir, dos de cada tres judíos en Europa; el 40% de la población judía de todo el mundo.

El libro Underground to Palestine de I.F. Stone relata la poderosa historia de cómo los judíos que sobrevivieron al Holocausto se organizaron y superaron obstáculos para llegar a Palestina que les pusieron en el camino los gobernantes capitalistas de Europa. La lectura de este libro profundizará su comprensión de las condiciones que hicieron inevitable la creación de Israel como un refugio para los judíos.

El periodista Stone escribió el libro en 1946 tras viajar a Europa donde conoció y viajó con judíos que estaban tratando de emigrar. Visitó varios de los campos de personas desplazadas en Alemania, Austria e Italia a los que 250 mil sobrevivientes judíos habían sido arreados después de la guerra, a menudo en el mismo sitio donde habían estado los campos de concentración donde los nazis los habían encarcelado. Y él zarpó con ellos en un abarrotado barco hacia Palestina.

“Como la mayoría de los judíos estadounidenses, yo no era ni sionista ni antisionista”, escribe Stone. “Mis padres nacieron en Rusia. Si no hubieran emigrado a Estados Unidos a principios del siglo, es muy posible que yo hubiera terminado en las cámaras de gas en Europa Oriental. Podría haber sido una PD [persona desplazada], harapiento y sin hogar como mis compañeros de viaje”.

 Imperialistas rechazan a judíos

En los días anteriores y durante el Holocausto, los gobernantes capitalistas de Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá y otros países rechazaron a los judíos que intentaban huir del terror nazi, enviándolos de regreso a su muerte. Después de la guerra todavía mantuvieron cerradas las puertas.

Cientos de miles de judíos —sobrevivientes de los campos de concentración y de la muerte, los que lograron esconderse hasta que terminó la guerra y otros que se habían unido a las bandas partisanas o al ejército ruso para luchar contra los nazis— quedaron en el limbo.

Para la mayoría era imposible volver a “casa”, incluso si lo deseaban. En Polonia, más de un pogromo antijudío dejó esto en claro. En Alemania, como en Polonia, el odio a los judíos aun prevalecía.

Cuando los gobiernos capitalistas del mundo dieron la espalda a los judíos, muchos sobrevivientes decidieron que para tener una vida digna no tenían otra opción que emigrar a Palestina, donde los judíos tenían raíces históricas que se remontaban a 3 mil años.

En el barco en que Stone viajó rumbo a Palestina, informa que dos tercios eran hombres, “ya que más hombres que mujeres sobrevivieron al terror nazi”. Solo 196 de los mil pasajeros tenían más de 30 años. La mayoría había perdido a toda su familia en el Holocausto. Lo que le impresionó fue su resiliencia.

Relata la historia de Sarah, una mujer que sobrevivió al campo de concentración de Bergen-Belsen. A medida que el ejército norteamericano se acercaba, los guardias alemanes, todavía decididos a llevar a cabo la “solución final”, obligaron a los judíos a una marcha forzada, alegando que iban a un lugar más seguro. Cuando se detuvieron para descansar, los guardias comenzaron a dispararles desde todos lados.

“Fui una de las pocas personas afortunadas que lograron escapar”, le dijo a Stone. Después de terminar la guerra Sarah regresó a Polonia a pie. “Éramos cientos de nosotros en las carreteras rumbo a casa. Pero cuando llegué a Lodz descubrí que no tenía hogar. La casa en la que vivíamos había sido quemada hasta los cimientos”, dijo. “La mayoría de los polacos con los que me encontré odiaban a los judíos más que nunca”. Sarah aprendió hebreo y sastrería (en clases organizadas en los campos) para así poder comenzar una nueva vida en Palestina.

Stone describe la vida en los campos. Los sobrevivientes del Holocausto plantaron huertos, criaron ganado y establecieron escuelas de oficios. Pero incluso los mejores campos seguían rodeados de alambre de púas.

Sin visas ni permisos de salida, tuvieron que sobornar a alguien o abrirse paso a escondidas a través de las fronteras, a veces golpeados y obligados a regresar mientras viajaban de Polonia a Checoslovaquia, de Austria a Italia. Fueron bloqueados por tropas británicas, italianas y de otros países cuando intentaban llegar a un puerto donde pudieran embarcar.

En secreto se apiñaron en barcos comprados clandestinamente por el movimiento sionista. Iban amontonados como sardinas. Una vez en el mar, intentaron evadir los buques de guerra desplegados por los gobernantes británicos, que habían establecido un bloqueo naval para impedirles llegar a Palestina.

El barco en el que viajaba Stone logró llegar a Haifa. Sus pasajeros estuvieron entre los pocos afortunados. Otros barcos, como el Exodus en 1947, fueron embestidos y abordados por fuerzas británicas que luego atacaron a los pasajeros, obligándolos a regresar a Europa o a campos en Chipre.

Stone adorna papel de Washington

El libro de Stone tiene una debilidad. Aunque describe el papel del imperialismo británico en los esfuerzos para tratar de impedir que los judíos llegaran a Palestina, él adorna el papel del imperialismo norteamericano.

Señala que las condiciones en las zonas controladas por los norteamericanos permitían una mayor libertad para los desplazados judíos que en las controladas por los británicos. Y era la marina británica, no la marina norteamericana, la que les impedía llegar a las costas de Palestina.

Pero eso se debe a que Palestina estaba bajo el dominio colonial británico, y Londres veía la inmigración judía a Palestina como un obstáculo para sus intereses financieros, petroleros y políticos, y para desarrollar buenas relaciones con los gobiernos árabes recién o inminentemente independizados.

Washington tenía sus propios planes imperialistas en el Medio Oriente y los capitalistas norteamericanos estaban debatiendo cuál era el mejor camino para prevalecer. Su mayor preocupación era evitar que los judíos se dirigieran a Estados Unidos en grandes cantidades. Entre 1944 y 1959, solo hubo dos años en que se permitió la entrada a Estados Unidos a más de 19 mil judíos y nueve años en que fueron menos de 10 mil.

Al final, los refugiados judíos encontraron la manera de llegar a Palestina. Y en mayo de 1948, cuando se declaró el nuevo Estado de Israel, ayudaron a defenderlo con armas en mano.

El libro Underground to Palestine no cuenta la historia completa, incluyendo cómo en Europa los partidos comunistas estalinistas traicionaron las luchas revolucionarias que estallaron en los años 30 y 40. En Alemania, el Partido Comunista estalinista permitió que Hitler llegara al poder sin resistencia, diciendo que después de que él tomara el poder, les tocaría a ellos. Esto abrió el camino al Holocausto.

Esta traición, junto con la asesina maquinaria nazi, la negativa de las potencias imperialistas a abrir sus puertas a los judíos y el rechazo de millones de judíos a aceptar esas consecuencias devastadoras sin una lucha, hicieron inevitable la creación de Israel como refugio para los judíos. Y hoy, en un mundo en el que hay fuerzas similares a los nazis intentando infligir un nuevo Holocausto, este refugio debe ser defendido.

Sin embargo, la existencia de Israel no es una solución permanente. El camino para avanzar requiere construir el tipo de partido revolucionario obrero que pueda acabar con el odio a los judíos para siempre, como lo explica La lucha contra el odio antijudío y los pogromos en la época imperialista: Lo que está en juego para la clase trabajadora internacional por V.I. Lenin, León Trotsky, Farrell Dobbs, James P. Cannon, Jack Barnes y Dave Prince, disponible en Pathfinder Press.