Hace cincuenta años, las últimas tropas norteamericanas fueron expulsadas de Vietnam.
Ante enormes adversidades, la lucha de 30 años del pueblo vietnamita por la independencia condujo a la derrota de Washington que vino después del fracaso de las intervenciones del imperialismo británico y francés. Allanó el camino para la reunificación de Vietnam, el derrocamiento de las relaciones de propiedad capitalista e inspiró a los que estaban luchando contra la explotación y la opresión en el mundo.
El terrible costo de la guerra de Washington —y el legado de municiones sin detonar y la contaminación con el Agente Naranja— son un recordatorio de los brutales medios que los gobernantes capitalistas del último imperio mundial utilizarán para defender sus intereses.
Subraya la necesidad de construir un partido obrero revolucionario, capaz de arrebatar el poder estatal a las familias capitalistas gobernantes como el único camino para evitar nuevas conflagraciones y que los gobernantes nos lleven hacia una tercera guerra mundial.
Las sucesivas administraciones demócratas y republicanas lanzaron más bombas sobre Vietnam que en todas las guerras anteriores. Millones de vietnamitas, camboyanos y laosianos perdieron la vida, junto con 60 mil soldados norteamericanos, en su mayoría de clase trabajadora. Ante el avance del pueblo vietnamita, el presidente Richard Nixon amenazó con usar armas nucleares. Pero aún así Washington no pudo imponerse.
En Estados Unidos, millones de trabajadores se estaban despertando a la vida política durante la guerra, inspirados por los logros de la lucha liderada por los negros para acabar con la segregación racial de Jim Crow. Se sumaron a manifestaciones para exigir el retiro de las tropas norteamericanas. Trabajadores y sindicatos se sumaron cada vez más a las protestas. Empezaron a desconfiar del gobierno, de sus altos mandos militares, de sus agencias de espionaje y de su falsa afirmación de que la política exterior y las guerras de Washington sirven a “todos los norteamericanos”. La historia de estos acontecimientos se narra en el libro Out Now, de Fred Halstead.
Hasta que los trabajadores arrebaten el poder político de los gobernantes capitalistas de Estados Unidos, las guerras imperialistas serán inevitables. A medida que sus tasas de ganancias disminuyen, las clases capitalistas de todo el mundo se ven obligadas a competir cada vez más ferozmente por los mercados y recursos, a rearmarse y repartirse el mundo en su beneficio, y asestar golpes a sus rivales. Tienen que exprimir cada vez más del trabajo de los trabajadores y atacar a nuestros sindicatos.
Los trabajadores necesitan romper con los partidos gemelos del imperialismo norteamericano: los demócratas y los republicanos. El Partido Socialista de los Trabajadores señala el camino para construir el partido que necesitamos, con un liderazgo probado capaz de liderar a decenas de millones de personas para arrebatarle el poder a la clase dominante norteamericana, establecer nuestro propio gobierno, acabar con la explotación capitalista y sumarse al avance de la revolución socialista mundial.
No hay nada mejor que pueda hacer con su vida que unirse al PST.