Declaración del Comité Nacional del partido socialista de los trabajadores

¡Defender batalla de Israel para prevenir nuevo Holocausto!
Tropas, bases y buques EEUU fuera del Medio Oriente

7 de julio de 2025
Los trabajadores en Irán son el mayor freno a los fines reaccionarios del régimen. Izq., camioneros en paro de 11 días que finalizó el 2 de junio. Fue la protesta obrera más grande en décadas. Der., Naama Levy, secuestrada el 7 de octubre por Hamás, grupo cuyo origen se remonta a los nazis.
Los trabajadores en Irán son el mayor freno a los fines reaccionarios del régimen. Izq., camioneros en paro de 11 días que finalizó el 2 de junio. Fue la protesta obrera más grande en décadas. Der., Naama Levy, secuestrada el 7 de octubre por Hamás, grupo cuyo origen se remonta a los nazis.

Haga clic a continuación para obtener el PDF de esta declaración, apto para imprimir.

haga clic aquí


Declaración emitida el 25 de junio por el Comité Nacional del Partido Socialista de los Trabajadores.

 A los trabajadores en todo el mundo nos interesa enormemente que el gobierno israelí gane su batalla de vida o muerte para prevenir un nuevo Holocausto.

Esa monstruosa amenaza fue anunciada el 7 de octubre de 2023 por el pogromo organizado conjuntamente por el régimen de Teherán y Hamás. En los últimos meses, el gobierno iraní había acercado ese peligro al acelerar sus esfuerzos para desarrollar armas nucleares y sistemas de misiles balísticos para lanzarlas.

Si una sola ojiva nuclear lograra alcanzar una de las tres principales ciudades de Israel, el saldo de muertos sería devastador. Unas cuantas de estas armas de destrucción masiva podrían aniquilar a la inmensa mayoría de los siete millones de judíos en Israel, junto con los 2.5 millones de árabes y otros habitantes de ese país. Puesto que Israel es donde vive casi la mitad de todos los judíos en el mundo, eso representaría un paso gigantesco hacia lo que Hitler y los nazis llamaron la “Solución Final”, la desaparición de los judíos como pueblo de la historia.


DECLARACÍON DEL COMITÉ NACIONAL DEL PARTIDO SOCIALISTA DE LOS TRABAJADORES


En fecha tan reciente como mayo de este año, el Líder Supremo iraní Alí Jamenei declaró que Israel “es un tumor letal, peligroso y canceroso [que] indudablemente debe ser y será erradicado”. Y el 16 de junio, cuatro días después de la decisiva respuesta israelí a los esfuerzos de Teherán para adquirir armas de destrucción masiva, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, una fuerza del régimen, anunció: “Las operaciones continuarán hasta que sea eliminada la entidad sionista”.

Socorristas acuden a residencias dañadas por misil iraní, Tel Aviv, Israel, 22 de junio. El régimen iraní ha atacado viviendas, hospitales y otros objetivos civiles mientras Israel ha atacado centros para desarrollar bomba nuclear y misiles balísticos, entre otros objetivos militares.
Gili Yaari/Nurphoto via APSocorristas acuden a residencias dañadas por misil iraní, Tel Aviv, Israel, 22 de junio. El régimen iraní ha atacado viviendas, hospitales y otros objetivos civiles mientras Israel ha atacado centros para desarrollar bomba nuclear y misiles balísticos, entre otros objetivos militares.

La confluencia de estos peligros desde octubre de 2023 es la razón por la cual el 12 de junio el gobierno israelí inició ataques dirigidos contra objetivos nucleares y blancos militares afines en todo Irán. Estas son operaciones defensivas para poner fin a los intentos del régimen en Teherán, desde hace muchos años, de destruir el único estado en el planeta que ofrece un refugio incondicional frente a la violencia y los pogromos antijudíos.

La trayectoria del gobierno imperialista norteamericano —incluidos sus ataques contra Irán con bombardeos aéreos y misiles lanzados desde submarinos— no tiene nada que ver con la batalla de vida o muerte de Israel. Al contrario, los gobernantes estadounidenses pretenden reforzar su propio dominio sobre los países de la región, para explotar sus riquezas naturales y la mano de obra de millones de árabes, judíos, kurdos, drusos, yazidíes y otros pueblos. Pretenden imponer una Pax Americana en todo el Medio Oriente.

Las acciones de Washington —que tiene más de 40 mil tropas ya desplegadas en la región, además de dos grupos de portaviones y muchas bases aéreas y navales— abren la puerta a guerras más extensas, con un creciente número de muertos y heridos, tanto militares como civiles.

En cambio, si el gobierno de Israel logra victorias militares que impidan que Teherán y Hamás alcancen sus objetivos genocidas, eso ayudará a frenar la propagación de guerras en el Medio Oriente. Dichas victorias también echarán atrás a las potencias imperialistas, cuyas crecientes rivalidades están arrastrando a la humanidad hacia una tercera guerra mundial.

Esas conquistas aún quedan por lograrse.

El objetivo de las familias gobernantes norteamericanas y su gobierno —bajo las administraciones de Obama, Biden, Trump y sus antecesores— nunca ha sido defender a los judíos. Ya sea en Israel o en cualquier otra parte del mundo. A los gobernantes de Estados Unidos tampoco les importa ni un ápice la suerte de los dos millones de palestinos en Gaza, ni de los otros millones de palestinos y árabes que viven en Israel y por toda la región.

La clase gobernante norteamericana tiene la vista enfocada firmemente en el saqueo de los vastos recursos naturales del Medio Oriente —ante todo, los yacimientos de petróleo y gas— y la explotación de su mano de obra con bajos salarios.

Frente a las actuales rivalidades y crecientes carreras armamentistas impulsadas por el lucro en el mundo capitalista, lo último que quiere Washington es desestabilizar sus relaciones económicas, políticas y estratégicas con los gobiernos burgueses en el Medio Oriente. Las acciones del imperialismo norteamericano van dirigidas a mantener sus intereses en la región y su control sobre lo que ocurre allá. Es por eso que al pueblo trabajador del Medio Oriente y todo el mundo le interesa que Washington retire sus tropas, buques de guerra, bases aéreas y otras instalaciones militares de la región.

No hay nada más lejos de la verdad que las afirmaciones de la izquierda burguesa y pequeñoburguesa de que el Estado de Israel es un peón de Washington. El gobierno capitalista de Israel —como lo ha demostrado nuevamente en las últimas semanas— no subordina la defensa y sobrevivencia de un refugio para los judíos a ningún otro poder estatal en el mundo.

“¡Nunca jamás!” no es una mera consigna en Israel. Expresa la voluntad del pueblo judío de no permitir que ocurra la “Solución Final”.

Trayectoria genocida de Teherán

Los actuales conflictos militares en el Medio Oriente fueron puestos en marcha por el pogromo que Hamás y sus aliados antijudíos llevaron a cabo el 7 de octubre de 2023 en el sur de Israel, actuando como proxies de Teherán. Ese pogromo fue la declaración abierta de una renovada campaña para exterminar a los judíos en la región y destruir el estado israelí. Uno de sus objetivos inmediatos era descarrilar las crecientes posibilidades de que Arabia Saudita y varios otros estados en la región se sumaran a los Acuerdos de Abraham y reconocieran el derecho de Israel a existir.

El bombardeo atómico norteamericano contra Hiroshima el 6 de agosto de 1945 mató a más de 100 mil personas. Un misil nuclear iraní lanzado contra una ciudad en Israel mataría a millones de judíos y árabes, una “Solución Final”.
Associated PressEl bombardeo atómico norteamericano contra Hiroshima el 6 de agosto de 1945 mató a más de 100 mil personas. Un misil nuclear iraní lanzado contra una ciudad en Israel mataría a millones de judíos y árabes, una “Solución Final”.

Ese día infame, Hamás masacró a unos 1,200 hombres, mujeres, niños y bebés israelíes con una brutalidad indescriptible. Entre las víctimas había residentes de kibutzim y otras comunidades en la zona, así como personas que asistían a un gran festival musical internacional. Los pogromistas se llevaron a más de 250 rehenes a Gaza, algunos de ellos gravemente heridos y otros ya muertos. Cuando Hamás y Teherán desataron esta sangrienta batalla en la frontera con Gaza, Israel se enfrentó a una guerra en siete frentes: desde los ataques de Hezbolá lanzados desde el Líbano en el norte, hasta Irán en el este, Yemen en el sur, y también al interior de Israel y la Ribera Occidental.

Hamás había planificado su pogromo desde hace años. Fue el ataque más grande y mortífero contra judíos desde las ejecuciones en masa y los campos de exterminio de los nazis, en los que fueron masacrados seis millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Hamás también sacrificó a sangre fría a muchos miles de palestinos en Gaza, a quienes continúan usando como escudos humanos, como “mártires”. Esta organización, inspirada en los nazis, construyó cientos de kilómetros de túneles militares, depósitos de armas y puestos de mando debajo de escuelas, hospitales, complejos de apartamentos y casas. Colocaron estos objetivos militares de manera intencional en edificios civiles, pretendiendo explotar las inevitables bajas para ganarse simpatía alrededor del mundo. Al mismo tiempo, habiendo planificado una guerra sin cuartel durante años, Hamás no gastó ni un centavo en refugios para la población.

Teherán ha demostrado brutalmente sus objetivos genocidas con sus ataques intencionales e indiscriminados contra centros poblacionales en Israel, incluidos barrios palestinos. Estos civiles son las pretendidas víctimas de los drones, misiles balísticos y bombas de racimo de Teherán.

El desprecio de Washington hacia el pueblo trabajador en Gaza quedó evidente cuando el presidente Trump “ofreció” comprar el territorio, evacuar a su población a otra parte del mundo y convertir a Gaza en la “Riviera del Medio Oriente”, una zona de recreo para su clase multimillonaria.

La gran mayoría del pueblo israelí apoya la acción decisiva del gobierno para aprovechar la posición temporalmente debilitada de Teherán y asestar un golpe definitivo contra sus ambiciones de desarrollar armas nucleares. La historia viva del Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial, la razón por la cual fue fundado Israel, está siempre presente.

El derecho de Israel a existir y sus acciones militares defensivas también gozan de un apoyo muy amplio entre los trabajadores de países en todo el mundo. No solo existe una profunda repugnancia hacia el pogromo del 7 de octubre. Decenas de millones de personas también están indignadas por la violencia desalmada de quienes cometen o justifican actos de odio antijudío bajo el falso estandarte del antiimperialismo y el “antisionismo”. En los últimos meses, solo en Estados Unidos, hemos visto el asesinato salvaje de dos jóvenes empleados de la embajada israelí en Washington; el ataque con bombas incendiarias en Boulder, Colorado, contra judíos y otras personas que pedían la liberación de los rehenes; el atentado incendiario contra la casa del gobernador de Pennsylvania; y otros actos viles.

Judíos, Israel y la época imperialista

El derecho de Israel a existir no se basa en la historia antigua, cuando los judíos, árabes e innumerables otras tribus convivieron hace milenios en la misma región del mundo.

La necesidad de la existencia de Israel quedó decidida durante la época imperialista, que se inició en los últimos años del siglo 19. Quedó decidida ante la desintegración de las relaciones feudales en Europa Oriental, donde vivían millones de judíos; ante el creciente dominio del capitalismo industrial; y ante los conflictos imperialistas que desembocaron en la Primera y Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias mortíferas para cientos de millones de personas.

El derecho y la necesidad de la existencia de Israel quedaron decididos por la virulenta persecución de los judíos por parte del régimen nazi de Hitler, que tomó el poder en Alemania en 1933, culminando con la masacre en masa de judíos a través de Europa, el Holocausto. En la época imperialista, la lucha contra el odio antijudío es una cuestión de clase para los trabajadores, dondequiera que vivamos y trabajemos. Al mismo tiempo, se trata de una cuestión nacional, entrelazada con la lucha contra todo tipo de opresión nacional en todas partes del mundo.

La historia nos ha demostrado que en tiempos de creciente crisis económica y social —especialmente cuando las clases propietarias comienzan a temer que los trabajadores y agricultores presentarán un desafío a su riqueza y dominio político— algunos sectores de la clase dominante fomentan el odio antijudío como uno de los principales estandartes de las fuerzas reaccionarias. Tratan de convencer a las capas inseguras de las clases medias, las cuales temen caer en las filas de la clase trabajadora, y a trabajadores desmoralizados, de que los judíos son la causa de su miseria social: no el capitalismo, no las clases explotadoras, no el orden imperialista mundial. Bajo estas condiciones grupos de capitalistas empiezan a financiar y promover a matones fascistas y nazis, quienes, lanzando demagogia antijudía, agreden y tratan de destruir los sindicatos y los partidos políticos obreros.

La necesidad de la existencia de Israel como refugio para los judíos también fue producto de la Internacional Comunista dirigida por José Stalin. Mientras reivindicaba falsamente la bandera roja de los trabajadores comunistas, la sangrienta contrarrevolución estalinista en la Unión Soviética, a fines de los años 20 y durante los 30, en realidad liquidó físicamente a la dirección bolchevique y a gran parte de los cuadros proletarios de la Revolución Rusa de octubre de 1917 y la Internacional Comunista. Fue anulado todo aspecto de la trayectoria proletaria internacionalista del dirigente bolchevique V.I. Lenin, todo aspecto del marxismo.

Los estalinistas, con su política del “Frente Popular”, traicionaron las luchas obreras revolucionarias en Alemania, Francia y España antes de la Segunda Guerra Mundial, y también en Grecia, Italia y Francia después de la guerra. Los Partidos Comunistas y su movimiento mundial, bajo liderazgo estalinista, se dedicaron a reestabilizar a los gobiernos capitalistas en toda Europa, apoyando las aspiraciones de Moscú a favor de una “coexistencia pacífica” con Washington y otras potencias explotadoras.

Por último, el derecho y la necesidad de la existencia de Israel quedaron decididos por el hecho —que a menudo se pasa por alto conscientemente— de que los llamados gobiernos imperialistas “democráticos” en Washington, Londres, París y otros países tuvieron pleno conocimiento —antes y durante la Segunda Guerra Mundial— de lo que millones de judíos enfrentaron bajo los nazis y los regímenes fascistas aliados.

Además, estas mismas “democracias” fueron directamente culpables de lo que cientos de miles de sobrevivientes judíos continuaron enfrentando —muchos de ellos en los llamados “Campamentos de Desplazados” en Alemania, Italia y Austria— después de que sus “libertadores” hubieran derrotado a las fuerzas nazis y rivales imperialistas en esos países en 1945.

Aún así, cada uno de los vencedores imperialistas —ante todo en Estados Unidos y el Reino Unido— le cerraron las puertas a la inmigración judía tras el Holocausto.

¿Adónde iban a ir los judíos?

Irán: revolución y contrarrevolución

El régimen capitalista dominado por clérigos en Irán —uno de los países más grandes y más industrialmente avanzados del Medio Oriente— consolidó su poder hace unos 40 años.

A pesar de los intentos de reescribir la historia —por parte de los partidarios del actual régimen y los propagandistas imperialistas— ese gobierno reaccionario no es el heredero de la victoria revolucionaria y las conquistas iniciales del pueblo trabajador en Irán, quienes en 1979 derrocaron a la monarquía, apoyada por Washington, del sha Reza Pahleví.

Trabajadores de salud en Juzestán, Irán, 13 de marzo, piden alzas salariales, pensiones y beneficios. Camioneros en reciente paro nacional y otros trabajadores han rechazado llamado del régimen a sacrificarse y subordinar sus demandas a dar apoyo a Hamás y “Muerte a Israel”.
Consejo Coordinador de Protestas de EnfermerosTrabajadores de salud en Juzestán, Irán, 13 de marzo, piden alzas salariales, pensiones y beneficios. Camioneros en reciente paro nacional y otros trabajadores han rechazado llamado del régimen a sacrificarse y subordinar sus demandas a dar apoyo a Hamás y “Muerte a Israel”.

El actual régimen es el producto de una contrarrevolución, encaminada a aplastar lo que conquistaron las masas trabajadoras en esa poderosa movilización. Nació del temor de la clase gobernante ante los consejos obreros que se formaron en las fábricas y otros centros de trabajo en todo Irán. De su temor ante los agricultores que reclamaban tierra y medios para trabajarla; ante las batallas de los pueblos oprimidos por sus derechos lingüísticos y otros derechos nacionales; ante el ascenso de luchas por la igualdad de la mujer.

Desde un principio, el gobierno contrarrevolucionario y sus milicias —matones que hoy se denominan falsamente “Guardias Revolucionarias”— recurrieron a atizar el odio antijudío. Con esa demagogia tóxica pretendían desviar la ira del pueblo trabajador y las nacionalidades oprimidas —azerbaiyanos, kurdos, árabes, baluchis y otros pueblos— para que no se dirigiera hacia el régimen, el cual se tornaba cada vez más represivo.

Sin embargo —y sobre todo después del renovado ascenso de luchas de los trabajadores, agricultores, mujeres y nacionalidades oprimidas en 2017— el régimen en Teherán se ha topado con un creciente odio entre amplias capas de los trabajadores y las clases medias más empobrecidas. Más y más personas rechazan las muertes y otras consecuencias de las aventuras militares expansionistas que el gobierno ha realizado por toda la región.

Esto incluye el saldo de muertos y heridos ocasionado a fines de abril por una masiva explosión en un puerto iraní, estallido que según creen los trabajadores con buenos motivos, fue provocado por cargamentos clandestinos de químicos que el régimen usa en la producción de combustible para sus misiles.

La mayoría del pueblo trabajador en Irán detesta cómo el gobierno usa fuerzas proxy para promover sus fines reaccionarios en la región: Hezbolá en el Líbano, Hamás en Gaza, los hutíes en Yemen y, hasta diciembre de 2024, la odiada tiranía de Bashar al-Asad en Siria. Los oprimidos y explotados de Irán han acogido con beneplácito las derrotas que el gobierno israelí les ha propinado a estas fuerzas antiobreras desde el 7 de octubre.

Al ver cómo estas fuerzas reaccionarias han sido echadas atrás en toda la región, el pueblo trabajador de Irán ha cobrado más confianza en su propia capacidad de organizarse y combatir al gobierno contrarrevolucionario en Teherán. Los trabajadores —entre ellos la vanguardia de los camioneros que recientemente concluyeron un paro nacional de choferes— han rechazado los llamados del régimen a sacrificarse y subordinar sus demandas en nombre de apoyar a Hamás y la consigna “Muerte a Israel”.

El pueblo trabajador de Irán, compuesto de muchas nacionalidades, sigue siendo el mayor freno a los objetivos del régimen en ese país. Los gobernantes iraníes y las potencias imperialistas les temen.

Los ataques aéreos de Washington contra Irán son un regalo a los gobernantes contrarrevolucionarios iraníes, ya que les ayudan a atizar un apoyo “patriótico” a su política expansionista y antijudía.

Forjar partido obrero revolucionario

Se va acelerando la crisis del imperialismo, y los conflictos entre las potencias capitalistas rivales se tornan más y más explosivos. Al igual que durante los sucesos que condujeron a la segunda matanza imperialista del siglo 20, fuerzas reaccionarias están enarbolando la bandera del odio antijudío y la violencia. Pero el enemigo de los trabajadores en todos los países es el capitalismo y las clases gobernantes, no “los judíos”.

El Partido Socialista de los Trabajadores no es un “partido de la paz”. A diferencia de los partidos capitalistas —demócratas, republicanos y demás— no profesamos la paz al tiempo que promovemos la guerra. Somos la respuesta proletaria a la guerra, somos el partido antiguerra, en contra de sus guerras. Para lograr una victoria en esta batalla, es esencial movilizar a la clase trabajadora y a otros productores explotados para prevenir un nuevo Holocausto. Asimismo, el deber de todo trabajador con conciencia de clase en Estados Unidos consiste en explicar y luchar por estas demandas incondicionales:

  • ¡Defender la existencia de Israel como refugio para los judíos!
  • ¡Fuera las tropas, las bases militares y los buques de guerra estadounidenses del Medio Oriente!

La lucha contra el imperialismo norteamericano y sus guerras requiere forjar un partido obrero revolucionario, que sea intransigentemente independiente y opuesto al gobierno y a los partidos políticos de la acaudalada clase gobernante. Esto también es necesario para los trabajadores en países por todo el mundo.

Nuestro objetivo es desarrollar un partido capaz de organizar y movilizar a los trabajadores y los oprimidos —en nuestros millones— para arrebatarle el poder a los guerreristas y explotadores, cuyo dominio de clase perpetúa el odio antijudío, el racismo, la condición de segunda clase de la mujer y demás formas de opresión nacional y sometimiento humano.

Ese es el camino hacia la conquista revolucionaria del poder obrero en Estados Unidos. El camino hacia la revolución socialista, para estrechar la mano a las luchas obreras internacionales que crearán un nuevo mundo basado en la cooperación, y no el capitalismo con sus valores despiadados. Un mundo socialista.

Únase al Partido Socialista de los Trabajadores en las primeras filas de esa batalla.