Maestros por todo Irán se sumaron a los tres días de luto y luego realizaron sentadas en escuelas primarias y secundarias de todo el país el 23 y 24 de octubre. Las protestas fueron convocadas por el Consejo Coordinador de Asociaciones Sindicales de Maestros de Irán “para protestar contra la supresión sistemática de maestros, estudiantes y el noble pueblo de Irán”.
Decenas de miles de estudiantes universitarios y de secundaria han estado intensificando sus protestas. En solidaridad, comerciantes, especialmente en la región kurda, han cerrado sus puertas. Inspirados por este movimiento y fortaleciéndolo a la vez, trabajadores de más fábricas han salido en huelga con sus propias demandas.
Las protestas comenzaron tras la muerte de Mahsa Amini el 16 de septiembre. La joven, cuyo verdadero nombre kurdo era Jina, estaba de visita en Teherán. Murió tres días después de haber colapsado mientras se encontraba detenida por la policía de “la moral” por supuestamente no acatar el código de vestimenta obligatorio. Pocos creen la versión oficial de que su muerte se debió a una condición médica subyacente.
Su muerte desató el odio contenido hacia la opresión de la mujer; las condiciones abusivas que enfrentan las nacionalidades oprimidas, como los kurdos; la represión brutal impuesta a quienes se interponen en el camino de los gobernantes; la discriminación contra los musulmanes suníes por el gobierno de base chiíta; el deterioro de las condiciones económicas; y el precio que pagan los trabajadores al ser usados como carne de cañón por el régimen clerical burgués en sus reaccionarias aventuras militares por toda la región.
El régimen ha intentado aplastar las protestas, que se han extendido a todas las provincias y a más de 100 ciudades. Ha arrestado a miles de personas. Ha enviado a la policía, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica y a los matones paramilitares Basij para atacar a los manifestantes. Ha lanzado gases lacrimógenos, balas de goma y munición real, especialmente en regiones donde viven minorías oprimidas, matando a decenas de personas, entre ellas al menos 14 estudiantes. Pero no ha logrado sofocar las protestas.
Los lazos comunes entre los estudiantes y el movimiento sindical son especialmente preocupantes para el régimen. El 21 de octubre, dos estudiantes de la Universidad del Golfo Pérsico en la ciudad portuaria de Bushehr fueron arrestados después de participar junto a otros estudiantes en una protesta en apoyo de los trabajadores petroleros en huelga en la ciudad de Asalouye, de mayoría árabe.
El sindicato de trabajadores en huelga en el ingenio azucarero Haft Tappeh en Juzestán emitió un comunicado el 23 de octubre en el que decía: “Hoy, la calle, la escuela y la universidad están ligadas”. El sindicato saludó a las “niñas y niños luchadores que sacudieron el mundo con la consigna de mujer, vida y libertad”.
Las acciones de hoy se apoyan en las protestas anteriores. A fines de 2017 y en 2018, los trabajadores de ciudades, pueblos pequeños y zonas rurales salieron a las calles indignados por el alto costo humano de las guerras de Teherán en el Medio Oriente y la profundización de la crisis económica y social. Las amplias protestas estallaron nuevamente en 2019 en las que participaron hombres y mujeres, y trabajadores de todas las religiones y nacionalidades del país.
Tasnim, un servicio de noticias pro República Islámica, informó que la Asociación Islámica de estudiantes entregó una carta a las autoridades de la Universidad Tecnológica Sharif de Teherán exigiendo que se ponga fin a la segregación de hombres y mujeres en el comedor. La escuela acababa de reabrir después que matones del Basij atacaran a manifestantes el 3 de octubre ahí. Sin esperar una respuesta, las alumnas ingresaron al comedor de hombres el 24 de octubre. Las autoridades universitarias luego cerraron el comedor.
Los estudiantes masculinos y femeninos luego se sentaron juntos afuera para compartir su comida. Tasnim dijo que esto era un “comportamiento anormal”. Pero el World of the Economy, un diario iraní, lo calificó como un incidente “interesante” en el que los estudiantes comieron “como una familia”. Los informes contradictorios en los principales diarios son una señal de las divisiones en los círculos gobernantes capitalistas.
Durante la última semana, el régimen comenzó a enviar a Ali Bahadori Jahromi, el vocero oficial del Consejo de Ministros, a las universidades para convencer a los estudiantes a que apoyen el régimen. En vano.
El 24 de octubre, Bahadori no pudo terminar su discurso en la Universidad Khaje Nasir en Teherán ante las consignas de los estudiantes de “Mujeres, vida, libertad”.