Padres enojados, maestros y estudiantes protestaron por todo Irán el 7 de marzo ante las numerosas denuncias de envenenamiento por gases tóxicos de más de mil estudiantes en por lo menos 125 escuelas primarias y secundarias de niñas en más de una decena de provincias durante los últimos cuatro meses.
Nadie se ha atribuido la autoría del hecho y el gobierno inicialmente dijo poco sobre este o que los informes eran exagerados. La desconfianza hacia el régimen burgués-clerical —entre el pueblo trabajador y especialmente entre las nacionalidades oprimidas como los kurdos, baluchis, azerbaiyanos y árabes— se ha multiplicado como consecuencia de sus brutales ataques contra las manifestaciones a raíz de la muerte de Zhina Amini tras su arresto por parte de la odiada policía “de la moral” en septiembre pasado.
Más de 500 manifestantes fueron asesinados por los matones del régimen y miles fueron detenidos durante meses de manifestaciones.
No obstante, ha crecido la confianza entre el pueblo trabajador de que pueden luchar contra los ataques del régimen y se ha ampliado su espacio político.
Exigen investigación independiente
El prominente clérigo sunita Maulana Abdul-Hamid —un líder principal de la lucha en la provincia de Sistán-Baluchistán, donde continúan las protestas semanales de miles de personas— habló por muchos en Irán al preguntar: “¿Qué está pasando? ¿Por qué el gobierno no puede revelar la causa del envenenamiento de estas alumnas? ¿Quién puede creer que los altos funcionarios no saben lo que está pasando?
“Muchos creen, y quizás esto se acerque a la verdad, que este incidente es una supresión de las protestas”, agregó.
A pesar de los virulentos ataques en su contra en la prensa del régimen, Abdul-Hamid se ha pronunciado en contra del código de vestimenta para las mujeres; a favor de la libertad de expresión, de prensa y de culto; y por el fin de la pena de muerte.
El Consejo de Coordinación del Sindicato de Maestros de Irán convocó protestas en todo el país el 7 de marzo y a la formación de “un comité de activistas civiles, sindicales y políticos independientes, junto con un grupo de médicos, académicos expertos y abogados de derechos humanos, para realizar una revisión exhaustiva sobre el envenenamiento escolar y examinar con claridad los hechos y realidades. El resultado debe darse a conocer al pueblo de Irán”.
Más de 25 manifestaciones ocurrieron por todo el país. Estas también exigieron que las autoridades detengan los planes de vender algunos edificios escolares, la excarcelación de maestros y estudiantes detenidos y la recontratación de maestros despedidos por participar en las protestas.
Si bien muchas protestas se llevaron a cabo sin problemas, algunas fueron atacadas por la policía y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria con gases lacrimógenos y otras armas, incluso en Sanandaj, en la región kurda.
Según reportes del gobierno, unidades represivas especiales ocuparon el área de la manifestación cerca del Majlis (parlamento) y algunos maestros y otras personas fueron arrestados. Otros se reagruparon en pequeños números en las proximidades.
Entre los participantes estaba un maestro que fue despedido hace varios años por expresar sus opiniones. Dijo que agradecía la postura adoptada por Abdul-Hamid en Baluchistán. Dos mujeres, ambas amas de casa, comentaron que este asunto es distinto al del hiyab obligatorio. Te pongas hiyab o no, dijeron, la salud y la vida de tus niños están en peligro.
Un pequeño grupo coreaba brevemente “¡Muerte al régimen que mata a los niños!”. Pero otros pensaron que el enfoque político debería estar en exigir que el gobierno tome medidas para detener los ataques y arrestar a los responsables.
En Isfahan un testigo presencial informó que un pequeño grupo se reunió frente al Departamento de Educación y fue atacado por la policía local y los Escuadrones Especiales. Algunos fueron golpeados y arrastrados al interior del edificio. Los maestros que permanecieron afuera advirtieron a los transeúntes que no se detuvieran y que siguieran adelante. Unidades motorizadas de los Escuadrones Especiales rodearon el edificio y las calles aledañas durante toda la mañana, ordenando a grupos de más de dos personas a dispersarse.
Ante la creciente ira, el Dr. Saeed Karimi, vicepresidente del Ministerio de Salud, anunció el 6 de marzo que un comité de 30 científicos y médicos ha estado investigando el envenenamiento y está visitando las escuelas afectadas.
Karimi alegó que “menos del 10%” de los estudiantes estaban realmente enfermos. El resto de los síntomas, manifestó, fueron provocados por “ansiedad” y “efectos psicológicos”.
Yadullah Javani, un líder del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica —el principal instrumento del gobierno para atacar las protestas pacíficas— denunció que “detrás de la escena de este crimen y malvada conspiración para envenenar a las niñas están los mismos enemigos de la nación iraní durante 44 años” que apoyaron las protestas “Mujer, vida, libertad”. El régimen afirma que los gobiernos de Estados Unidos e Israel incitaron las protestas. Javani se jactó de que el régimen es responsable del “éxito de las mujeres” en su “estatus científico, cultural y social”.
“Despertad” y otros grupos de derechos de la mujer en Irán han respondido a esa falsedad. “En Irán las mujeres lucharon por muchos años para obtener el derecho a la educación”, escribieron recientemente, “hasta que finalmente pudieron lograr este derecho natural en cierta medida mediante el establecimiento de escuelas públicas”.