El pogromo cometido por Hamás el 7 de octubre en Israel tenía un objetivo: matar o tomar como rehenes a cuantos judíos fuera posible, como parte de su meta de implementar una “solución final”, eliminando a los judíos del Medio Oriente. Esto marca un punto de inflexión en la política mundial. La matanza horrorizó a trabajadores por todo el mundo.
Los líderes de Hamás sabían que su ataque provocaría represalias israelíes, incluidos ataques a objetivos militares en Gaza, que Hamás deliberadamente coloca en barrios residenciales para maximizar las muertes de civiles. Calculan que con esto lograrán que Washington y los gobiernos imperialistas de Europa presionen a los gobernantes israelíes para que lleguen a un arreglo.
El régimen clerical burgués de Irán entrenó, financió y ayudó a dirigir este ataque, junto con Hamás y la Yihad Islámica en Gaza, Hezbolá en Líbano y otras fuerzas que pertenecen al “eje de resistencia” de Teherán.
Miles de radicales de clase media y otros han salido a la calle en Estados Unidos y otros lugares para celebrar la matanza de judíos por Teherán y Hamás. Dicen que no hay civiles en Israel, solo colonos, y que todo judío allí es un objetivo legítimo.
A medida que se desarrolle la crisis económica y social capitalista mundial, el odio contra los judíos crecerá en Estados Unidos y en todo el mundo. A medida que los patrones vean su dominio amenazado por la creciente lucha de clases, recurrirán cada vez más al uso del odio contra los judíos por fuerzas fascistas para tratar de dividir a los trabajadores y defender la continuación de la explotación y la opresión capitalistas. Esa es la lección del Holocausto.
“Tomen el control del kibutz, maten a tantos individuos como sea posible y capturen rehenes hasta recibir más instrucciones”, decían las órdenes que llevaban los escuadrones de la muerte de Hamás enviados para atacar la granja colectiva Sa’ad en el Negev.
Violaron a mujeres, asesinaron a niños, quemaron casas con familias enteras adentro y se llevaron entre 200 y 250 rehenes a Gaza, a quienes esperan utilizar como ficha de cambio. Orgullosos de su pogromo, los efectivos de Hamás grabaron en video algunas de sus atrocidades y las publicaron en la internet.
En la masacre más grande, el festival de música Supernova al que asistieron unos 3,500 jóvenes desarmados a pocos kilómetros de la frontera con Gaza, Hamás masacró a 260 personas en menos de seis horas. Los escuadrones de la muerte llegaron en parapentes, motocicletas y camiones, y dispararon rifles de asalto AK-47 y lanzagranadas RPG, atacando desde tres lados.
Teherán amenaza con ‘terremoto’
El 14 de octubre, el Ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian, se reunió con líderes de Hezbolá en Beirut. Advirtió a Israel que no invadiera Gaza o sufriría “un gran terremoto”. Teherán ha equipado a Hezbolá con decenas de miles de misiles guiados y armamento avanzado.
En su viaje a Qatar, el ministro iraní saludó calurosamente al líder de Hamás, Ismail Haniyeh. También viajó a Iraq y Siria para reunirse con milicias lideradas por Teherán allí.
Hasta el 17 de octubre, más de 1,400 ciudadanos israelíes, trabajadores inmigrantes o visitantes extranjeros habían muerto en el ataque y 4,200 habían resultado heridos, la mayoría en las primeras 24 horas.
Mientras los matones de Hamás sembraban muerte y lesiones en las comunidades agrícolas israelíes a lo largo de la frontera con Gaza, en algunas de ellas fueron derrotados por guardias de defensa locales que actuaron rápidamente.
Inbar Lieberman, de 25 años de edad, coordinadora del equipo de seguridad del kibutz Nir Am, se dio cuenta de que los sonidos de las explosiones eran diferentes a los habituales disparos de cohetes desde Gaza. Se apresuró a abrir la armería y distribuyó armas a los 12 miembros de la defensa del kibutz allí. Tendieron emboscadas y derrotaron a los terroristas de Hamás en una batalla de más de cuatro horas.
Después de la masacre inicial, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) respondieron retomando los 21 poblados y puestos militares que Hamás había infiltrado. El gobierno israelí movilizó a 360 mil reservistas. Ha concentrado tropas a lo largo de la frontera con Gaza.
Las fuerzas israelíes han bombardeado cientos de objetivos militares de Hamás y de la Yihad Islámica, especialmente sus bases principales en la ciudad de Gaza y sus alrededores. Su objetivo es eliminar el liderazgo y la capacidad de combate asesina de Hamás.
Las FDI dijeron a los 1.1 millones de residentes de Gaza que abandonaran la ciudad de Gaza y se dirigieran hacia el sur. Esto permitiría a las fuerzas israelíes atacar a Hamás y a la Yihad Islámica minimizando las bajas civiles.
A pesar de los llamados de Hamás a ignorar la orden de evacuación —incluso montando puestos de control para frenar el éxodo de las personas— los residentes de Gaza están siguiendo las instrucciones israelíes y al menos 400 mil ya han abandonado el norte de Gaza.
El gobierno israelí ha reiniciado el suministro de agua al sur de Gaza y dijo que permitirá la entrada de alimentos y medicinas desde Egipto.
Algunos políticos del Partido Demócrata y medios de comunicación capitalistas liberales de Estados Unidos han estado exigiendo que Israel implemente un alto el fuego inmediato y levante el asedio.
El 17 de octubre, un cohete estalló cerca del Hospital Árabe Al-Ahli en la ciudad de Gaza. Hamás dijo que el cohete había matado a cientos de personas, y respaldado por Teherán, culpó a las fuerzas israelíes del ataque, lo cual atizó las protestas por todo el mundo. Pero funcionarios israelíes han ofrecido pruebas de que la explosión fue causada por un misil de la Yihad Islámica disparado desde detrás del hospital que falló e incendió las municiones almacenadas justo al lado.
El gobierno israelí ha hecho publicas unas comunicaciones interceptadas de Hamás que señalan a la Yihad Islámica como la fuente del misil, así como imágenes por satélite del vuelo y el impacto del misil.
Los dirigentes de Hamás y la Yihad Islámica utilizan al pueblo de Gaza como escudos humanos. Disparan cohetes desde zonas densamente pobladas, colocan puestos de mando y depósitos de municiones cerca y debajo de escuelas, mezquitas, edificios de apartamentos y centros de salud, con la esperanza de crear “mártires” que puedan utilizar para su propaganda.
La responsabilidad de las muertes de civiles en Gaza recae en Hamás, Teherán y la Yihad Islámica, no en Israel.
Washington está enviando un segundo portaaviones y su grupo de combate al Mediterráneo oriental, cerca de Israel, para unirse a otro que ya se encuentra allí. Ante todo, su objetivo es proteger los intereses imperialistas estadounidenses en la región.
No al expansionismo de Teherán
Dentro de Irán hay un creciente debate y oposición a los pasos del reaccionario régimen clerical burgués para extender su alcance contrarrevolucionario en el exterior.
Fatemeh Sepheri, prisionera política en la ciudad nororiental de Mashhad, grabó un video en el que denuncia el apoyo del régimen al pogromo de Hamás.
“La República Islámica y sus agentes gastan la riqueza de Irán para comprar balas y atacar a Israel”, dijo Sepheri. “Nosotros, el pueblo de Irán, no queremos la guerra ni la matanza de personas indefensas”.