Declaración emitida por Alyson Kennedy, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores al Senado de Estados Unidos por Texas, 8 de noviembre.
En la época imperialista, el odio contra los judíos, que ha existido durante milenios, se convierte en una herramienta esencial a la que la clase dominante capitalista recurre para mantenerse en el poder a medida que crecen las luchas de la clase trabajadora en medio de la agudización de las condiciones de crisis.
Las relaciones de clase en el régimen capitalista se basan en la explotación de la gran mayoría, el pueblo trabajador, por unos pocos propietarios. Esto genera resistencia de la clase trabajadora. Las catástrofes sociales y las guerras endémicas de este despiadado sistema atraen a los trabajadores a la política y, con el tiempo, llevarán a luchas revolucionarias.
La resistencia ucraniana a la guerra genocida de Moscú contra su país y su pueblo y los esfuerzos de Israel por destruir la capacidad de Teherán y Hamás de lanzar más pogromos sangrientos están atrayendo a la política a los trabajadores en esos países y otros.
En condiciones de crisis, los gobernantes capitalistas deben tener a alguien a quien culpar y usar como chivo expiatorio. El odio a los judíos es la bandera de los matones reaccionarios a quien recurren. El precio de esto para la humanidad quedó al descubierto con el Holocausto cometido sistemáticamente por el régimen nazi en Alemania.
Su objetivo era aniquilar al pueblo judío en toda Europa. Los gobernantes en Teherán y sus aliados en Hamás dicen abiertamente que su objetivo es eliminar a todos los judíos de Israel, repitiendo el pogromo que Hamás cometió el 7 de octubre hasta que lo consigan.
Es crucial para la clase trabajadora luchar para evitar que esto vuelva a suceder. Los horrores del siglo 20 no tienen que repetirse, pero sólo se podrán evitar si la clase trabajadora logra construir sus propios partidos con un liderazgo capaz de movilizar a millones para tomar el poder político. La defensa del derecho de Israel a existir como refugio para los judíos es una parte clave de esta lucha.
La existencia de Israel se volvió inevitable como resultado de tres acontecimientos fundamentales:
- Partidos estalinistas contrarrevolucionarios en Moscú y en toda Europa traicionaron las prometedoras oportunidades revolucionarias en Alemania, Francia y España en los años 30, así como en Grecia e Italia tras la derrota de los nazis. Si los trabajadores hubieran sido liderados a tomar el poder, los judíos habrían encontrado refugio y oportunidades en todas partes.
- El Holocausto nazi, la matanza sistemática de 6 millones de judíos (el 40% de la población judía de todo el mundo).
- Las acciones criminales de las potencias imperialistas democráticas, por los gobiernos de Washington y Londres, que cerraron la puerta a los judíos antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Más judíos no vieron otra alternativa que mirar hacia lo que se convertiría en Israel.
En marcado contraste a las derrotas dirigidas por los estalinistas, el pueblo trabajador en Cuba, liderado por Fidel Castro y el Ejército Rebelde, demostró que es posible hacer una revolución socialista y defenderla contra viento y marea.
Emular lo que hicieron Castro y los cuadros que él dirigió es más necesario hoy que nunca, en Estados Unidos y en todo el mundo. Requiere la construcción de partidos proletarios inmersos en la lucha de clases de hoy, forjados con la disciplina y la audacia para liderar la lucha para derrocar el dominio capitalista, defender con todas nuestras fuerzas la conquista del poder por parte de los trabajadores, y unirnos a la lucha por un futuro socialista.