Los soldados israelíes están avanzando de manera constante contra Hamás en Gaza, destruyendo puestos de mando, eliminando a sus líderes y haciendo retroceder a sus fuerzas. A pesar de la destrucción que han causado los combates, más residentes de Gaza están aprovechando el mayor espacio para expresarse y criticar abiertamente al grupo terrorista de odio antijudío respaldado por Teherán.
Cientos de combatientes de Hamás se han rendido a las Fuerzas de Defensa de Israel. El Instituto para el Estudio de la Guerra, basado en Estados Unidos, estima que al menos siete batallones de Hamás se han rendido.
El desmantelamiento de Hamás como fuerza de combate y la eliminación de su estructura de mando es clave para evitar que el grupo cometa más pogromos, algo que ha prometido hacer “una y otra vez”. Los escuadrones de la muerte de Hamás y sus aliados en la Yihad Islámica mataron a 1,200 personas el 7 de octubre, la vasta mayoría judíos, hirieron a miles más y tomaron como rehenes a 240 niños, mujeres y hombres.
El reaccionario régimen clerical-burgués de Irán, Hamás, Hezbolá con base en Líbano y milicias afines en Iraq y Yemen —lo que Teherán llama su “eje de resistencia”— están decididos a borrar a Israel del mapa y matar o expulsar a los judíos que viven allí. Esta no es una guerra entre Israel y los palestinos. Es una guerra iniciada por Teherán, Hamás y sus aliados contra los judíos, con grandes consecuencias para el pueblo trabajador de todo el mundo.
Los trabajadores y sus sindicatos necesitan pronunciarse y unirse a acciones contra el odio antijudío y defender el derecho de Israel a existir como refugio para los judíos. A medida que se agrava la crisis capitalista mundial, los gobernantes capitalistas utilizarán el odio a los judíos para desviar la atención del verdadero enemigo: su despiadado sistema impulsado por las ganancias.
No es ningún secreto para nadie en Gaza que Hamás ubica sus puestos de mando y almacenes de armas en túneles debajo de hospitales, escuelas, mezquitas y edificios de apartamentos, utilizando a civiles como escudos humanos. Sus dirigentes estaban convencidos de que esto demoraría la respuesta israelí como ha sucedido en el pasado, y que podría usar las muertes de civiles palestinos a quienes llama “mártires” para ganarse simpatía en el extranjero.
El ministerio de salud, dirigido por Hamás, afirma que más de 18 mil personas han muerto en Gaza por los combates. Oficiales israelíes dicen que unos 7 mil son combatientes de Hamás.
Habitantes hablan contra Hamás
Cada vez son más los residentes de Gaza que están perdiendo el miedo a Hamás, que los ha gobernado con mano de hierro desde 2007, y culpan directamente al reaccionario grupo islamista de la muerte y destrucción allí.
El 6 de diciembre, un reportero de Al Jazeera Live afuera del Hospital Nasser en Khan Yunis, en el sur de Gaza, comenzó a culpar a Israel por la crisis, cuando una anciana palestina lo desafió. “Toda la ayuda va a [los túneles] subterráneos”, dijo, mientras una multitud se congregaba a su alrededor. “Llega mucha ayuda, pero no le llega a la gente”.
El periodista de Al Jazeera intentó convencerla de que estaba equivocada. “Sí se está distribuyendo”, dijo. “Esto es lo que ellos dicen”.
“Toda la ayuda va para ellos [Hamás], para sus casas, se llevan todo”, respondió. “Pueden dispararme, hacerme lo que quieran”.
El periodista la interrumpió, se volvió hacia la cámara y dijo: “Parece que la situación no está clara”.
Radio Elam, una estación en la Ribera Occidental, entrevistó al periodista Muhammad Mansour, radicado en Gaza. “Tengo un mensaje para el gobierno de Hamás: váyanse al infierno”, dijo Mansour. “Alá se vengará de ustedes por la destrucción que nos has traído”.
“Nos deportaron de Ciudad de Gaza a Khan Yunis, y de Khan Yunis a Rafah”, dijo, refiriéndose a las instrucciones de las Fuerzas de Defensa de Israel para que los civiles abandonaran las zonas de combate. “¡Liberen ya a estos secuestrados! Sinwar, Deif [dos líderes centrales de Hamás] y sus malvados compañeros se esconden bajo tierra. Nosotros no tenemos ni agua”.
El abuso sexual fue un rasgo prominente del ataque antijudío el 7 de octubre. Algunas fueron violadas en grupo, muchas fueron brutalmente mutiladas. Hamás todavía retiene a unos 138 rehenes, entre ellos 20 mujeres y niños. Algunas de las mujeres que siguen secuestradas han sido agredidas sexualmente por los matones de Hamás, según informan rehenes que han sido liberados.
Liberales exigen alto el fuego
Hay un creciente clamor por un alto el fuego por parte de los partidarios de Hamás, de algunos gobiernos capitalistas y los medios de comunicación liberales a medida que las fuerzas israelíes avanzan en Gaza. El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, en una medida inusual, convocó por iniciativa propia una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU el 8 de diciembre para votar sobre una resolución que exige que Israel acepte un alto el fuego. Pero cualquier interrupción significativa de los combates sólo daría tiempo a que Hamás se recupere y vuelva a asesinar, torturar y violar.
Washington vetó la resolución, siendo el único voto en contra. En un reflejo de las cambiantes alianzas resultantes de la invasión de Ucrania por parte de Moscú y el pogromo de Hamás —importantes hitos en la política mundial— el gobierno francés votó a favor de la resolución. Gran Bretaña se abstuvo, pero dijo que habría votado a favor si se hubiera agregado una cláusula que condenara el pogromo del 7 de octubre.
Las Naciones Unidas fue creada tras la Segunda Guerra Mundial de la que Washington surgió como la principal potencia imperialista. Pero hoy su enorme burocracia se ve arrastrada en diferentes direcciones a medida que el “orden mundial” capitalista se desmorona.
En Gaza, las agencias de ayuda de la ONU llevan mucho tiempo siendo cómplices de Hamás. La Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para Palestina dirige más de la mitad de las escuelas de Gaza, participa en los servicios de salud y distribuye fondos a Hamás, así como ayuda a los habitantes de Gaza. Los libros de texto utilizados en sus escuelas enseñan que los sionistas son el enemigo y que Israel debe ser destruido.
ONU Mujeres, su principal organización de mujeres, no “condenó inequívocamente los brutales ataques de Hamás” sino hasta casi dos meses después del pogromo. Incluso esa declaración empieza criticando las operaciones militares de Israel en Gaza.
Mientras tanto, las acciones de la administración del presidente Joseph Biden siguen mostrando por qué los judíos e Israel no pueden depender del imperialismo norteamericano. Washington envía armas a Israel, pero su objetivo no es defender a los judíos. Es defender los propios intereses económicos y políticos de Washington.
En un acto de recaudación de fondos el 12 de diciembre para su campaña electoral de 2024, Biden dijo que Israel “está empezando a perder apoyo” debido a lo que calificó de bombardeo “indiscriminado” en Gaza. Funcionarios de su administración son parte del creciente coro que pide el cese de los combates.
Pero solo si Israel desmantela decisivamente a Hamás se abrirán las puertas tanto para la lucha contra el odio a los judíos como para los derechos del pueblo de Gaza.