Cientos de miles de trabajadores en Ucrania y partidarios de su lucha por la independencia en todo el mundo salieron a las calles el 24 de febrero para conmemorar dos aniversarios importantes. El primero fue el segundo aniversario de la invasión asesina de Ucrania por parte del régimen de presidente ruso Vladímir Putin. El segundo los 10 años desde que millones de trabajadores y jóvenes lucharon y derrocaron al dictador pro Moscú Viktor Yanukovich durante el levantamiento del Maidán en toda Ucrania.
La determinación actual del pueblo trabajador ucraniano de luchar contra la invasión de Moscú obtiene fuerza de lo que se logró durante aquella rebelión. El régimen de Putin intensificó sus esfuerzos para acabar con la soberanía de Ucrania desde el Maidán, comenzando con la captura de Crimea y partes de Donetsk y Luhansk el mismo año. La invasión de Ucrania por parte de su régimen en 2022 ha acelerado la crisis del “orden mundial” imperialista a medida que Washington y otros gobiernos capitalistas se preparan para una creciente competencia y nuevas guerras.
El 24 de febrero se llevaron a cabo manifestaciones en todo el mundo en apoyo a la lucha de Ucrania para defender su independencia. Estas incluyeron a un número significativo de rusos en el exilio que se oponen a la guerra, y tuvieron lugar en 746 ciudades de 69 países.
Una semana después de la invasión de Moscú en 2022, “una declaración del secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, Jack Barnes, elogió la valiente resistencia del pueblo ucraniano y llamó a la derrota de las fuerzas invasoras de Putin”, dijo John Studer, director de la campaña nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, al Militante el 27 de febrero. “Nuestro partido defiende nuestra continuidad comunista con el curso proletario de V.I. Lenin de defender la autodeterminación nacional, incluida para Ucrania, como parte de la revolución socialista de 1917 en toda Rusia, la antigua prisión zarista de naciones”, dijo Studer.
La declaración del PST explica que Washington y sus aliados “echaron lágrimas de cocodrilo por la soberanía nacional de Ucrania y las aspiraciones de su pueblo. Su única preocupación real es proteger sus propias ganancias e intereses políticos estratégicos”. Esto sigue siendo cierto para el rumbo actual de la administración del presidente Biden.
Además de las manifestaciones que marcaron el segundo aniversario de la guerra, el 22 de febrero la Confederación de Sindicatos Libres de Ucrania (KVPU) y la Federación de Sindicatos de Ucrania (FPU) organizaron una conferencia de solidaridad internacional en la Casa de los Sindicatos de Kyiv. Participaron varias figuras sindicales internacionales. Debido a los desafíos de viajar hoy a Kyiv, la mayoría de las delegaciones se unieron en línea.
Las dos federaciones sindicales ucranianas hicieron un llamado conjunto a la solidaridad sindical. Explicaron que la campaña de expansión territorial del régimen de Putin es “un intento de resucitar el ‘Imperio ruso’” que se ha “convertido en la guerra más grande en Europa desde la Segunda Guerra Mundial”.
Hryhoriy Osovy, presidente de la FPU, describió el devastador saldo de la guerra, incluyendo la muerte de miles de civiles, la pérdida de cinco millones de empleos y los millones de personas obligadas a huir de sus hogares. Muchos más viven ahora bajo la ocupación de Moscú. Dijo que la población de Ucrania ha bajado de 42 a 27 millones.
Los efectos de la guerra se han agravado por la campaña antisindical de los patrones ucranianos, respaldados por el gobierno del presidente Volodímir Zelenski, que ha eliminado muchas protecciones de los derechos y condiciones de los trabajadores. El número de miembros de la FPU se ha reducido a la mitad.
Putin afirma que “Ucrania es un estado artificial” que debería ser parte de Rusia. Pero su pueblo piensa lo contrario mostrando determinación para defender su independencia y refutar las mentiras de Putin, a pesar de todos los obstáculos. Tras siglos de lucha contra la dominación de Moscú, su resistencia se ha ganado el apoyo de millones de personas en todo el mundo.
Andriy Kuprianov, un sargento del ejército ucraniano que luchó en Avdiivka, dijo al Wall Street Journal: “Lucharemos el tiempo que sea necesario. Dos años más, o 20 más. Seguiremos adelante porque sabemos el precio de no hacerlo”.
Moscú: Enormes pérdidas
El Kremlin oculta la asombrosa magnitud de sus pérdidas entre las tropas que trata como carne de cañón. Los muertos y heridos graves se calculan en más de 300 mil.
Aunque los rusos étnicos representan la mayoría de estas muertes en términos absolutos, las minorías no eslavas y los pueblos indígenas de Rusia sufren bajas desproporcionadas. Los buriatos, un grupo étnico mongólico originario del sureste de Siberia, tienen una tasa de bajas casi cuatro veces mayor que su proporción de la población.
Las fuerzas ucranianas, que se están quedando sin proyectiles de artillería, se retiraron de la ferozmente disputada ciudad de Avdiivka, en las afueras de Donetsk, la ciudad ocupada por Rusia, el 17 de febrero. Avdiivka es la primera victoria del Kremlin desde la captura de Bakhmut, en mayo pasado.
“Por las ruinas de Avdiivka, Rusia pagó con más vidas de militares que la Unión Soviética en 10 años de guerra en Afganistán”, dijo el Ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania Dmytro Kuleba el 23 de febrero.
Estas pérdidas, cinco veces mayores que las de Ucrania, están provocando marcados desacuerdos dentro del campo proguerra del Kremlin.
Andrey Morozov, soldado ruso, escribió online el 19 de febrero que el ejército de Moscú había perdido 16 mil soldados y 300 vehículos blindados durante cuatro meses de intensos combates por Avdiivka.
Propagandistas del Kremlin lo acusaron de “calumniar al Ministerio de Defensa ruso”. Su comandante ruso lo obligó a borrar su comentario. Dos días después se suicidó.
Amenaza a Putin incluso muerto
Desde principios de este año se han extendido las protestas contra el régimen asesino del Kremlin y su guerra.
En enero, más de 200 mil personas hicieron cola en ciudades de todo el país para nominar a Boris Nadezhdin, un candidato antiguerra, en las elecciones presidenciales de marzo. Luego fue excluido de las urnas. El mismo mes, en Bashkortostán, miles de personas protestaron por el encarcelamiento de un joven luchador por los derechos étnicos bashkir que se opone a la guerra.
La muerte de Alexei Navalny, el principal rival político burgués de Putin el 16 de febrero en una remota prisión gulag del Ártico desencadenó protestas de miles de personas en todo el país y por todo el mundo. La Piedra Solovetsky, un monumento en Moscú a las víctimas de la represión política en la Unión Soviética, se cubrió de ofertas florales. También impulsó la participación en las acciones del 24 de febrero en todo el mundo.
Lena, de 31 años, habló con el New York Times mientras colocaba una pegatina en el monumento que citaba a Navalny: “¡No te rindas!”. Dijo que las autoridades tenían “miedo de Navalny en la cárcel” y ahora “tienen miedo de Navalny muerto, tienen miedo de la gente que trae flores aquí a la piedra”.