El reaccionario régimen clerical de Irán tenía la esperanza de que el pogromo antijudío del 7 de octubre que organizó con Hamás, y la respuesta de Israel para defenderse, daría marcha atrás a pasos que han dado gobiernos de países con mayoría musulmana hacia la normalización de las relaciones con Israel. Está ocurriendo lo contrario.
Los gobiernos de Arabia Saudita y Jordania se sumaron a las fuerzas norteamericanas para ayudar al ejército israelí a derribar el 99% de los 300 drones y misiles que Teherán disparó contra Israel el 13 de abril. Este primer ataque directo de los gobernantes iraníes contra Israel fue una peligrosa escalada de su campaña de décadas para destruir a Israel y expulsar a los judíos de la región.
El gobierno israelí respondió el 19 de abril con un ataque que dañó un sistema de defensa aérea que protegía un sitio nuclear iraní cerca de Isfahan. El ataque demostró que Tel Aviv puede atacar en cualquier lugar de Irán a medida que Teherán avanza hacia su meta de obtener armas nucleares.
El ataque directo de Teherán a Israel provocó una mayor oposición de los trabajadores de Irán al régimen y sus aventuras militares en el extranjero. El sindicato de trabajadores metalúrgicos y mecánicos señaló el 16 de abril que a pesar de la “intensificación del ambiente bélico”, los jubilados, maestros y otros han seguido protestando por mayores ingresos y mejores condiciones.
Como muchos otros gobiernos de países musulmanes, a pesar de sus críticas públicas a la conducta de Israel en su guerra en Gaza, los gobernantes sauditas y jordanos quieren que Hamás, Teherán y su llamado Eje de Resistencia sean derrotados. Consideran el curso de Teherán de extender su influencia contrarrevolucionaria mediante milicias aliadas en la región como una amenaza a sus propios gobiernos y alianzas capitalistas.
Teherán ahora admite que financió, organizó y ayudó a planificar el pogromo del 7 de octubre. Los escuadrones de la muerte de Hamás y la Yihad Islámica mataron a más de 1,200 personas, hirieron a más de 5 mil, tomaron más de 250 rehenes y violaron a decenas de mujeres. Fue la peor masacre de judíos desde el Holocausto nazi.
Teherán ha denunciado en repetidas ocasiones los Acuerdos de Abraham que establecieron relaciones diplomáticas entre Israel y los gobiernos de los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos, Sudán y Kosovo en 2020 y 2021.
En otra bofetada a Teherán, el gobierno de Indonesia, hogar de la mayor población musulmana del mundo, confirmó sus planes de establecer pronto relaciones diplomáticas con Israel. Los dos países ya tienen relaciones comerciales y de turismo de millones de dólares cada año.
A pesar de la continua presión de la administración de Joseph Biden en Washington para que Israel ponga fin a la guerra en Gaza, el ejército israelí está procediendo con sus planes de atacar los últimos bastiones de Hamás que quedan en Rafah, cerca de la frontera con Egipto. La derrota de Hamás y la destrucción de sus estructuras de mando es clave para impedir que organice futuros pogromos. El fin de su gobierno dictatorial abrirá espacio para que los trabajadores comiencen a organizarse y actuar en defensa de sus propios intereses y a unirse con otros trabajadores en toda la región, incluido Israel.