“La enfermedad del pulmón negro ataca con furia región hullera”, dice un titular del New York Times del 22 de febrero. Se refiere a una enfermedad debilitante y mortal que había sido casi eliminada por una poderosa batalla librada por mineros, jubilados y familiares en los yacimientos de carbón a fines de los años 60 y 70.
Esta lucha fomentó una revolución conquistada con sangre por el sindicato minero UMWA. En su afán por ganancias, los patrones del carbón han revertido los avances que los mineros sindicales lograron con respecto al control obrero de la seguridad y las condiciones de trabajo. El pulmón negro, también conocido como la neumoconiosis de los trabajadores del carbón, es irreversible.
Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional en tres clínicas en el suroeste de Virginia informa que más de 400 mineros fueron diagnosticados allí con fibrosis masiva progresiva durante los últimos cuatro años. Este es “la concentración más grande de la enfermedad del pulmón negro avanzada que se haya reportado”, informó la emisora National Public Radio el 6 de febrero. En un estudio de seguimiento de otras clínicas, NPR informó sobre casi 2 mil casos durante un período similar.
“Estamos viendo cosas que no vimos en la década de los 1990”, dijo Ron Carson al Militante el 26 de febrero. Carson es el director de pulmón negro de Stone Mountain Health Services en el suroeste de Virginia.
“Los mineros dicen que el carbón fácil de extraer se ha agotado, y que ahora tenemos que perforar mucha roca y sílice para obtener carbón bueno”, dijo Carson. “La maquinaria corta la roca y hace un polvo tan fino que los respiradores no lo capturan”. Las empresas están tratando de extraer más carbón “con menos mineros trabajando más horas”.
A fines de la década de los 60 y durante la década de los 70, los mineros del carbón organizaron una revolución dentro del sindicato para luchar contra los crecientes casos de pulmón negro, para garantizar la seguridad en el trabajo y para retomar el control de su sindicato. Enfrentaron no solo a los patrones del carbón que ponían las ganancias por encima de las vidas de los mineros, y al gobierno, el cual está al lado de los patrones, sino también a una dirección corrupta y pendenciera al mando del sindicato UMWA. Organizaron la Asociación de Mineros con Pulmón Negro y Mineros por la Democracia, y lucharon.
Revolución dentro del sindicato
Lucharon con determinación y disciplina. “Queríamos algo y lo conseguimos”, dijo Raymond Wright, minero y uno de los dirigentes de base, al UMW Journal en 2001. “Todos estaban sobrios, todos estaban decididos”.
Los mineros apoyaron a Jock Yablonski, quien se postuló para presidente del sindicato en 1969 en un esfuerzo por expulsar a la corrupta máquinaria de Tony Boyle. Boyle contrató a matones que dispararon y mataron a Yablonski, a su esposa y a su hija.
Los mineros redoblaron su lucha, lograron la aprobación de leyes para atención médica del pulmón negro, lograron la encarcelación de Boyle y retomaron su sindicato.
Los mineros establecieron comités de seguridad sindical con el poder de parar la producción, un poder que usaban para hacer cumplir la seguridad. Los casos de pulmón negro disminuyeron más del 90 por ciento desde la década de 1970 hasta mediados de los 90.
Pero los patrones respondieron a través de despidos y el cierre de muchas minas sindicalizadas. Hace veinte años, el sindicato tenía 240 mil miembros. En 2015, había alrededor de 10 mil mineros activos en el UMWA, el 21 por ciento de los mineros de carbón en Estados Unidos.
Los casos de pulmón negro comenzaron a aumentar dramáticamente. “Las máquinas mineras se han vuelto más poderosas. Pueden cortar roca y esto crea polvo de sílice, que es más tóxico que el de carbón”, dijo Donald Rasmussen al Militante en 2014, un año antes su muerte. Rasmussen era un médico del sur de Virginia del Oeste, que trabajó durante décadas ayudando a los mineros y a su sindicato a luchar contra el pulmón negro.
Las empresas ponen todo tipo de obstáculos a mineros que solicitan prestaciones por pulmón negro. “Los abogados luchan, las compañías luchan, luchan y lo alargan con la esperanza de que se mueran”, dijo Steve White, consejero de pulmón negro de la Asociación de Salud del Río Tug en Gary, Virginia del Oeste, y ex minero del UMWA, por teléfono el 26 de febrero. “Mi padre luchó durante 15 años y nunca lo consiguió. Su cheque llegó tres días después de que fue enterrado”.