NUEVA YORK — Unas 25 mil personas marcharon aquí contra el antisemitismo el 5 de enero. El tamaño de la protesta, organizada con poca anticipación, refleja el creciente interés en encontrar formas de enfrentar el antisemitismo.
Miembros y partidarios del Partido Socialista de los Trabajadores se unieron a la marcha, convocada en respuesta al ataque contra el supermercado kosher de Jersey City el 10 de diciembre que resultó en la muerte de Leah Mindel Ferencz, Moshe Deutsch y Douglas Miguel Rodríguez; el ataque con machete de una celebración de Jánuca en Monsey, Nueva York el 28 de diciembre y una serie de ataques contra judíos en Brooklyn.
Había una gran variedad de opiniones entre los manifestantes. ¿De dónde viene el odio contra los judíos? ¿Qué propósito sirve bajo el capitalismo? ¿Cómo se puede combatir?
Uno de los carteles del Partido Socialista de los Trabajadores decía: “No es ‘odio’, es odio antijudío: Opóngase al uso de los judíos como chivos expiatorios”. El cartel ayudó a iniciar discusiones sobre el papel especial que desempeña el odio antijudío en el capitalismo. La consigna principal de la protesta, “¡No al odio! ¡No al miedo!” oculta lo que está en juego.
El antisemitismo precede al capitalismo. Pero bajo el capitalismo ha adquirido mayor virulencia. Incluso en condiciones relativamente estables, hay una capa de la clase media y algunos trabajadores que creen la mentira de que “los judíos” controlan los bancos, son los terratenientes, hacen conspiraciones y se enriquecen a expensas de los no judíos. Como si la clase gobernante estuviera dividida en capitalistas “buenos” y capitalistas “viles, malvados”, los judíos.
En una entrevista en 2010 con el reportero de la revista The Atlantic Jeffrey Goldberg, Fidel Castro señaló un aspecto clave. “No creo que nadie haya sido calumniado más que los judíos”, dijo Castro, explicando su oposición al antisemitismo.
“A lo largo de dos mil años, fueron sometidos a una terrible persecución y luego a los pogroms”, dijo Castro. “No hay nada que pueda compararse al Holocausto”.
Los judíos, como todos los demás, están divididos en clases. Hay capitalistas, capas de clase media y trabajadores. De hecho, la gran mayoría de los capitalistas, incluidos los terratenientes, no son judíos, sino cristianos.
El uso de los judíos como chivos expiatorios desvía la atención de la fuente real del problema: el sistema capitalista devastado por crisis, con sus valores de “sálvese quien pueda”.
En Estados Unidos hay alrededor de 6 millones de judíos, y aún así representan menos del 2 por ciento de la población. “Si la defensa de los judíos dependiera de sí mismos, entonces su caso estaría realmente perdido”, dice una resolución de 1938 del Partido Socialista de los Trabajadores. “Es principalmente en los trabajadores de Estados Unidos que los judíos deben apoyarse en su lucha para defender sus derechos conjuntos”.
No obstante, la marcha del 5 de enero estaba compuesta en un 95 por ciento de judíos. Es necesario ganar a los trabajadores de todas las nacionalidades y especialmente a nuestros sindicatos, así como las iglesias y organizaciones que luchan contra el racismo, para tomar acción bajo la convicción de la importancia de enfrentar el odio contra los judíos, independientemente de quién lo comete.
Esta es una cuestión de vida o muerte para la clase trabajadora y el movimiento obrero.
La clase capitalista gobernante está impregnada de antisemitismo y es fomentado tanto por los supremacistas blancos como por la “izquierda” pequeñoburguesa. En Brooklyn, varios ataques, especialmente contra judíos jasídicos, han sido perpetrados por algunos jóvenes negros.
El cineasta conservador Ami Horowitz entrevistó recientemente a personas en la calle en un barrio predominantemente negro allí. Le preguntó a la gente por qué pensaban que estaban siendo atacados los judíos.
“Los judíos son dueños de todos los edificios aquí, son dueños de todo y no comparten nada”, dijo un hombre, y agregó que se trata de “‘los que tienen’” y los “‘que no tienen’”.
“No estamos diciendo que está bien”, dijo una joven a Horowitz, pero “están tratando de hacer que todo sea caro para nosotros”.
Otro joven expresó una opinión diferente y le dijo al cineasta que los ataques “no estaban bien”.
Estas entrevistas muestran que aún persisten el odio antijudío y los desafíos para combatirlo. La escasez de vivienda asequible, los elevados precios, la discriminación racista, el desempleo, los bajos salarios, y otros problemas sociales son problemas reales. Pero estos problemas no existen “por los judíos”. Tales problemas son endémicos del sistema de ganancias, en el cual los acaudalados propietarios capitalistas nos arrebatan la riqueza que producimos los trabajadores.
Los mitos y mentiras antisemitas son un obstáculo para organizar el tipo de lucha unificada que pueda combatir la catástrofe que enfrenta el pueblo trabajador.
La solución no es aumentar policías
Algunos de los oradores del 5 de enero pidieron la derogación de una nueva ley en Nueva York que permite que más personas acusadas de ciertos delitos sean liberados sin tener que pagar una fianza antes de su juicio. Según estos oradores es necesario enviar un mensaje a los que odian a los judíos manteniéndolos en prisión. Otros oradores exigieron aumentar el número de policías en las calles de Brooklyn, donde han sucedido muchos de los ataques.
Pero socavar el derecho constitucional a ser considerado inocente hasta que se demuestre culpabilidad y darle a la policía más herramientas para victimizar a los negros y otros trabajadores no hará nada para impulsar la lucha contra el antisemitismo, o para ganar solidaridad de los trabajadores hacia sus vecinos judíos.
“Cuando se vea amenazado el control del poder de los gobernantes capitalistas como resultado de un creciente movimiento obrero, los capitalistas no solo expresarán y tolerarán el antisemitismo, sino que le darán rienda suelta y lo financiarán a través de fuerzas ultraderechistas cuyo objetivo es aplastar el movimiento obrero. Ese no es el caso hoy”, dice una declaración del PST que los miembros del partido han estado distribuyendo en barrios obreros y que distribuyeron en la marcha. “Pero a medida que la crisis del capitalismo se profundice, ese día llegará”.
Mientras exista el capitalismo habrá antisemitismo. Lo que se necesita hoy es una dirección proletaria que diga la verdad sobre la crisis del capitalismo y que se niegue a depender de los partidos capitalistas.
La vía para la construcción de un movimiento obrero combativo, capaz de defender y luchar por todos los oprimidos necesita tomar en cuenta el problema del odio contra los judíos.
Lea Sherman es la candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para el Senado de Estados Unidos por Nueva Jersey.