“No somos criminales, somos la fuerza de trabajo”, decía el cartel que portaba Maria Cuevas en la marcha del Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, en Yakima, Washington. Debajo de la consigna ella había pegado más de 20 fotos de trabajadores inmigrantes recogiendo cosechas, manejando tractores y realizando otras labores.
Alrededor de 300 personas —en su mayoría trabajadores agrícolas, incluyendo un contingente de la Unión de Campesinos, y trabajadores de procesadoras de alimentos— se sumaron a la marcha.
Manifestaciones similares se llevaron a cabo por todo el país en apoyo a los inmigrantes, contra las deportaciones y exigiendo la protección del programa Consideración de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).
Una de las protestas mas grandes este año fue la marcha de 3 mil personas en Waukesha, una pequeña ciudad en Wisconsin. Los manifestantes llegaron en autobuses de todas partes del estado.
Voces de la Frontera, que organizó la acción, escogió Waukesha ya que el sheriff del condado Eric Severson había firmado un acuerdo 287(g) con la agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Bajo este programa, la policía local recibe entrenamiento y están autorizados para proceder como policías de inmigración, facilitando la deportación de trabajadores detenidos por la policía incluso por infracciones de tráfico menores.
Voces de la Frontera organizó manifestaciones de decenas de miles de personas en 2017 que lograron bloquear la aplicación de 287(g) en Milwaukee.
“He venido para luchar por los derechos de los inmigrantes”, dijo al Militante Oscar Basurto, originario de la Ciudad de México, en la protesta de Waukesha. “Queremos vivir en libertad. Necesitamos licencias de conducir para ir a trabajar. Necesitamos que nos traten como iguales en la fuerza laboral”.
También hubieron marchas del 1 de Mayo por los derechos de los inmigrantes en Los Ángeles y Oakland, California; Seattle; Chicago; Nueva York y otras ciudades.
Miembros del Partido Socialista de los Trabajadores se sumaron a las acciones, exigiendo amnistía para todos los trabajadores y el cese inmediato de las deportaciones, demandas que son claves para unificar a la clase trabajadora.
Unas 2 mil personas marcharon en Los Ángeles. Algunos participantes habían viajado a San Diego unos días antes para recibir a una caravana de centroamericanos que llegó a la frontera para solicitar asilo por temor a las pandillas y la violencia en sus países de origen. A partir del 2 de mayo, los funcionarios de inmigración habían dejado pasar a 74 personas a Estados Unidos para solicitar asilo.
Las familias acaudaladas gobernantes en Estados Unidos dependen de los inmigrantes, en especial de aquellos que no tienen documentos, como una fuente de fuerza laboral super explotada. Los utilizan para rebajar los salarios de todos los trabajadores y competir mejor contra sus rivales capitalistas en todo el mundo y aumentar sus ganancias.
Combatir la utilización de los inmigrantes como chivos expiatorios es parte clave de la batalla para unificar a la clase trabajadora en Estados Unidos.