OREWA, Nueva Zelanda — Cientos de granjeros enfadados recorrieron 55 pueblos y ciudades de Nueva Zelanda en sus tractores el 16 de julio en un “Aullido de protesta” contra las nuevas restricciones con motivos medioambientales promulgadas o propuestas por el gobierno del Partido Laborista que afectan a los agricultores.
La acción fue convocada por Groundswell NZ, formado en 2020 por un grupo de agricultores de la Isla Sur. Ellos dicen que las medidas, presentadas como necesarias para proteger las vías fluviales y las tierras rurales, van en contra de los calendarios de los agricultores y las medidas ambientales que ya están en vigor. “Sabemos lo que es necesario para obtener agua limpia y esto no se obtiene a través de regulaciones que no funcionan”, dijo el cofundador de Groundswell y productor lechero, Bryce McKenzie.
Alrededor de 300 granjeros y partidarios viajaron en convoy a este suburbio del norte de Auckland el 16 de julio. En una reunión en Helensville, el organizador Mick Smith dio inicio a la caravana con las palabras: “Lo último que [el gobierno] quiere es una protesta al estilo francés”. Se refería a las protestas de los “chalecos amarillos” que se propagaron por pequeñas ciudades y áreas rurales en Francia en 2018–19.
Muchos participantes condujeron pequeñas camionetas conocidas localmente como “utes”. Un nuevo impuesto sobre las ventas de estos vehículos hizo que muchos se unieran a la protesta, incluyendo comerciantes para quienes, como los agricultores, no existe una alternativa eléctrica “limpia”.
“Los que los necesitan simplemente tendrán que comprarlos y tendrán que pagar otro impuesto más”, dijo Smith al Militante.
La acción nacional atrajo tanto a pequeños agricultores como a los más adinerados, así como a horticultores y propietarios de huertos.
Otro foco de la protesta fue la designación por parte del gobierno de grandes extensiones de tierra como “Importantes Áreas Naturales”, con nuevas restricciones sobre el uso de la tierra.
Estas áreas incluyen el 48 por ciento de la tierra maorí en el distrito del Extremo Norte. Tras las grandes protestas en junio de maoríes y agricultores, el gobierno dijo que “revisaría” —pero no pondría fin— a las restricciones.
Los agricultores también se oponen a la sustitución de grandes áreas de tierras agrícolas productivas con plantaciones de pinos, supuestamente para compensar por las emisiones de carbono. Los agricultores también tendrán que pagar impuestos sobre sus emisiones agrícolas a partir de 2025.
La caravana a Orewa llevaba carteles que decían: “Sin agricultores, no hay comida”. Los agricultores de la zona y los residentes de pueblos pequeños salieron a animarlos.
Smith leyó una declaración de Groundswell en el mitin que exponía las preocupaciones de los agricultores. Rechazó la postura contra los agricultores del ministro de Cambio Climático, James Shaw, quien también es co-líder del Partido Verde. Shaw descartó a Groundswell como un “grupo de agricultores ‘pakeha’ [caucásicos]” que luchan contra “cualquier tipo de regulación sobre lo que hacen para proteger las condiciones ambientales en sus tierras”.
La primera ministra Jacinda Ardern, del Partido Laborista, fue más circunspecta y dijo que el gobierno intenta trabajar con los agricultores sobre el “cambio climático” y otros “desafíos” para garantizar que “las exportaciones sigan recibiendo un precio alto”. La agricultura es la principal fuente de ingresos de exportación de la economía capitalista de Nueva Zelanda.
Smith también se comprometió a solidarizarse con otros trabajadores como las enfermeras, médicos y maestros, “que también han sido ignorados por este gobierno”.
El opositor Partido Nacional, que en 2020 perdió mucha de su base electoral rural en la aplastante victoria del Partido Laborista, movilizó a sus miembros del parlamento para que asistieran a las protestas.
“Si para el 16 de agosto no hemos visto suficientes medidas por parte del gobierno para abordar nuestras preocupaciones, emprenderemos más acciones”, dijo Smith en la manifestación.