Las fricciones y la acrimonia que agitan al Partido Demócrata, entre los moderados como el senador Joe Manchin de Virginia del Oeste, los liberales como Nancy Pelosi y Hillary Clinton, y los “progresistas” y socialistas demócratas como Alexandria Ocasio-Cortez, se han exacerbado por las derrotas electorales del partido en 2021.
Las elecciones registraron un claro rechazo por parte de los trabajadores y agricultores de las políticas respaldadas por los liberales y el ala socialista de clase media del partido, políticas como “desfinanciar a la policía”, para establecer programas escolares que enseñen que los caucásicos son inherentemente racistas y una variedad de “mandatos” de vacunación.
Los principales beneficiarios de las elecciones en Virginia, Nueva Jersey y otros lugares fueron los republicanos, quienes a su vez están divididos en campos que apoyan o se oponen al ex presidente Donald Trump.
A pesar de los agudos conflictos entre los dos principales partidos burgueses, en todas las cuestiones fundamentales ambos actúan para proteger los intereses de las familias capitalistas dominantes en contra de los intereses de los trabajadores y agricultores. Ambos usan el sistema bipartidista de los patrones para prevenir que los trabajadores organicemos nuestro propio partido para luchar por nuestros intereses de clase y que nos organicemos para tomar el poder político en nuestras propias manos.
Los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores en 2021 encontraron un amplio interés entre sus compañeros de trabajo en discutir por qué necesitamos reconstruir y usar nuestros sindicatos para luchar por los intereses de todos los oprimidos y explotados por el capital y construir un partido obrero basado en nuestros sindicatos.
Detrás de todas las cuestiones políticas candentes en 2021 está la actual crisis económica, social y moral del capitalismo, exacerbada por la pandemia, que impulsa a los patrones a tratar de resolverla sobre las espaldas de los trabajadores.
Los trabajadores están afrontando el aumento de la inflación, especialmente en los precios de alquileres, comida, gasolina y otras necesidades. Por todo el país, trabajadores como los de John Deere, Kellogg, Warrior Met Coal, el hospital St. Vincent en Massachusetts y otros lugares se han declarado en huelga para combatir los ataques de los patrones a los salarios, seguros médicos, y las demandas de los patrones de eliminar el pago de horas extras y de imponer divisivos niveles de salarios y prestaciones.
Los candidatos del PST encontraron interés en estas batallas obreras y en la perspectiva de forjar solidaridad para ellas. Solo cuando los trabajadores nos veamos como una clase, con intereses marcadamente contrapuestos a los de los patrones y sus dos partidos, podremos lograr un progreso real.
Frente a estas derrotas, los liberales esperan poder reunificar al Partido Demócrata, no en torno a propuestas —sus desacuerdos son demasiado grandes para lograr eso— sino en función de lo que odian. O sea redoblando sus esfuerzos para demonizar al ex presidente Donald Trump.
Los liberales dicen que el inaudito asalto a la “democracia” por Trump —con lo que quieren decir, su gestión en nombre de los ladrones capitalistas— es compartido por todo el Partido Republicano. Una columna de opinión en el New York Times del 12 de noviembre titulada “La amenaza entra en la corriente principal de los republicanos”, sostiene que “las amenazas de violencia se están convirtiendo en algo común en un segmento significativo del Partido Republicano”.
Los liberales están llevando a cabo audiencias sobre el allanamiento del congreso el 6 de enero por parte de un puñado de conspiradores y derechistas, así como algunos partidarios de Trump. El FBI, que ha operado como un pistolero a sueldo de los demócratas desde antes de la elección de Trump, ha llevado a cabo una “investigación” interminable sobre los eventos, y cientos han sido arrestados y procesados. En una audiencia de sentencia, el fiscal dijo al tribunal: “Es crítico que la sentencia del tribunal transmita a futuros alborotadores que habrá consecuencias muy, muy graves para quienes pretendan obstruir el estado de derecho”.
Los derechos constitucionales que son indispensables para proteger a los trabajadores y nuestros sindicatos son descartados en la cacería de brujas anti-Trump. El verdadero blanco de los ataques son los trabajadores “deplorables” que votaron por Trump o que no se molestaron en votar.
Caza de brujas del FBI
Al mismo tiempo, se ha dedicado poca tinta a las recientes revelaciones que muestran que el ataque inicial de los liberales contra Trump y sus partidarios —la acusación de que era un peón del presidente ruso Vladimir Putin— ha quedado demostrada de manera concluyente que fue un fraude desde el principio.
Esta campaña duró años e involucró el uso sesgado del FBI, detenciones y enjuiciamientos y otras agresiones a los derechos políticos. Comenzó con lo que ahora se conoce como el “expediente Steele”, una mezcolanza difamatoria de rumores e insinuaciones disfrazadas de hechos pagada por la campaña de Hillary Clinton.
Una de las principales “fuentes” del fraude fue Igor Danchenko, quien ahora ha sido acusado de mentir al FBI.
El Partido Socialista de los Trabajadores conoce de primera mano los trucos sucios del FBI. El partido demandó al FBI en 1973 por su espionaje, acoso y disturbios durante décadas. La exitosa demanda y la campaña política que el PST libró simultáneamente, educaron a millones de personas sobre el carácter de clase de la policía política de los gobernantes capitalistas.
Ese mismo FBI se ha convertido en héroe para los liberales de hoy en sus ataques contra Trump y los derechos políticos.
Ardid de ‘derecho al voto’
Tras sus derrotas en 2021, los demócratas están pidiendo a gritos el “derecho al voto”. Realmente se refieren a medidas para fortalecer el control del poder por ellos.
El neoyorquino liberal Gothamist en línea publicó un artículo el 15 de noviembre titulado, “Demócrata del senado estatal advierte sobre un ‘incendio de cinco alarmas’ que amenaza el derecho al voto”. El artículo trata sobre cómo el partido en el poder en Albany necesita resucitar dos referendos que fueron rechazados de manera decisiva este año. Estas medidas hubieran permitido el registro de votantes hasta el día de las elecciones, a diferencia de 10 días previos, como es el caso ahora, y el uso de lo que el periódico llama “boletas de votación en ausencia sin excusas”. Eso significa votos de ausentes para los que no están ausentes.
Los demócratas demostraron el año pasado lo que realmente quieren decir con el “derecho al voto”, cuando redujeron en un 70 por ciento el número de firmas requeridas para aparecer en la boleta para ellos y los republicanos, mientras que las triplicaron para el PST y otros terceros partidos.