Hace 66 años, el 1 de diciembre de 1955, Rosa Parks se negó a ceder su asiento en un autobús urbano en Montgomery, Alabama, dando inicio a un boicot de los autobuses que duró un año. La lucha inspiró a millones de personas y ayudó a impulsar la lucha proletaria de masas por los derechos civiles liderada por negros que a lo largo de más de una década terminó derribando la segregación racial de Jim Crow.
Esta victoria transformó las actitudes y las relaciones sociales en todo el país y fortaleció la unidad y la capacidad de lucha de la clase trabajadora. Nada menos que una contrarrevolución social puede revertir esta poderosa demostración del poder del pueblo trabajador.
Parks, una costurera de 42 años, viajaba en autobús a casa desde su trabajo en una tienda por departamentos local. Ella estaba sentada en la primera fila de la “sección de color”. Según la ley de la ciudad, había una línea móvil arbitraria que separaba las razas en el autobús, y se suponía que los conductores debían ajustarla para asegurarse de que todos los pasajeros caucásicos tuvieran un asiento. Cuando el autobús se llenó, el conductor le dijo a Parks que cediera su asiento y se pusiera de pie. Ella se negó y fue arrestada.
“No estaba cansada físicamente. No más cansada de lo que solía estar al final de la jornada laboral”, escribió en su biografía. “Lo único de lo que estaba cansada era de ceder”.
De hecho, la acción de Parks fue una decisión política consciente, planificada en estrecha colaboración con el veterano dirigente sindical y luchador por los derechos de los negros E.D. Nixon. Nixon era presidente de la sección de Montgomery del sindicato conocido como la Hermandad de Mozos de Coches Cama y se había desempeñado como presidente de la NAACP de Montgomery y del estado de Alabama. Parks se unió al capítulo local de la NAACP en 1943 y trabajó con Nixon como secretaria del grupo. Tras el arresto de Parks, Nixon pagó la fianza para que saliera de la cárcel y trajo a un abogado.
Nixon se puso a hacer llamadas y apeló a los representantes de iglesias y otras personas a que asistieran a una reunión para discutir el lanzamiento de un boicot de autobuses en toda la ciudad. Uno de ellos, Martin Luther King Jr., inicialmente vaciló, pero finalmente accedió a participar. Se distribuyeron miles de volantes por toda la comunidad convocando un boicot de un día el 5 de diciembre, el día en que Parks iba a ser juzgada.
La protesta estalló. Unos 40 mil pasajeros de autobuses negros se unieron al boicot. Esa noche, una reunión de masas, convocada por Nixon y otros líderes negros, votó a favor de extender el boicot indefinidamente y formó la Asociación de Mejoramiento de Montgomery para organizarlo. King fue elegido presidente y Nixon, tesorero.
Se organizó una lucha decidida y heroica. Durante el próximo año, las casas de Nixon y King fueron dinamitadas. Noventa líderes del boicot, incluidos varios de los conductores de la flotilla de automóviles que fue organizada para brindar transporte para los que se adhirieron a este, fueron acusados de cargos. Se organizaron grupos de veteranos del ejército para defender los coches.
Llamamiento a los sindicatos
La Asociación de Mejoramiento de Montgomery apeló a los sindicatos y a otras organizaciones para que donaran autos para el banco de automóviles. Proporcionar transporte era crucial para que los participantes en el boicot pudieran ir a trabajar y hacer sus compras. Miembros del Partido Socialista de los Trabajadores de todo el país se unieron al esfuerzo. Acudieron a sus sindicatos para que se donaran camionetas. Uno de los primeros autos que se entregaron fue conducido por Farrell Dobbs, un dirigente del poderoso sindicato de los Teamsters que organizó batallas en el Medio Oeste del país en la década de 1930, y el candidato del partido para presidente en 1956.
Después de ir a Montgomery, Dobbs escribió en el Militante del 2 de abril de 1956: “Si el pueblo negro va a ganar sus derechos democráticos, si se va a forjar la alianza firme entre los sindicatos y el movimiento negro que es tan imprescindible para la sindicalización del sur del país, entonces se debe apoyar sin reservas a los luchadores por la libertad de Montgomery hasta su victoria final”.
Dobbs reconoció a los luchadores de Montgomery basándose en sus propias experiencias. “No he visto un derramamiento de reclamos como este por parte de las bases aquí desde mis días del ascendente movimiento sindical de los años treinta”, dijo. “Ahora como entonces, se ha abierto un profundo pozo de resentimiento. Ha surgido un deseo ardiente de buscar resarcimiento. Se ha afianzado una creciente determinación de actuar”.
A medida que crecía el apoyo al boicot, un tribunal federal de Montgomery dictaminó el 5 de junio de 1956 que la ley que requería que hubiera asientos separados por razas en los autobuses de la ciudad violaba la Enmienda 14 de la Constitución de Estados Unidos. Esa enmienda, adoptada durante la Reconstrucción Radical después del derrocamiento de la esclavitud a través de la Guerra Civil, la segunda revolución de Estados Unidos, garantiza a todos los ciudadanos igualdad de derechos e igual protección ante la ley.
Cuando la alcaldía apeló, la Corte Suprema de Estados Unidos confirmó el fallo el 13 de noviembre. Se ordenó la eliminación de la segregación de los autobuses el 20 de diciembre. El boicot terminó al día siguiente. Había ganado después de 381 días.
El impacto de esta poderosa y unificada lucha llevada a cabo por decenas de miles de trabajadores en Montgomery despertó el interés y apoyo de millones de personas más en todo el país y ayudó a impulsar el masivo movimiento por los derechos civiles. Rosa Parks y otros líderes llegaron a ser conocidos por todo el país.
Pero cuando se organizó una celebración en Montgomery en el décimo aniversario del boicot de autobuses, los organizadores no invitaron a Nixon a ser parte del programa. En Nueva York el Militant Labor Forum invitó a Nixon y a su esposa Arlette a participar en una cena y celebración en homenaje al liderazgo de E.D. Nixon. Los dos presidieron el evento junto a Dobbs.
“Como ven, la Asociación de Mejoramiento de Montgomery no se inició solo porque alguien vino a la ciudad o porque alguien creyó que era lo correcto en ese momento”, dijo Nixon a los asistentes a la reunión. “Comenzó porque había habido una lucha del pueblo por muchos años”.