RALEIGH, Carolina del Norte — “¡Lo hicimos! ¿Quién hubiera pensado que íbamos a poder? Pero podemos cambiar las cosas”, dijo al Militante Jameel Williams, una maestra del condado de Vance que se unió a la protesta de más de 20 mil maestros, trabajadores escolares y sus partidarios frente al capitolio estatal el 16 de mayo. Exigían más fondos para las escuelas, aumentos salariales, más personal y reducción del número de estudiantes por clase.
La protesta, la mayor acción de maestros en Carolina del Norte, estuvo marcada por la determinación, la creciente confianza en sí mismos y un poco de humor, capturado en miles de carteles improvisados.
En los días previos al acto, creció la cantidad de distritos escolares que anunciaron que tendrían que cerrar, ya que miles de maestros llamaron para decir que se tomarían un “día personal”.
Por lo menos 42 distritos cancelaron sus clases, afectando a casi 1 millón de estudiantes de escuelas públicas. Maestros, padres y otros voluntarios se organizaron para tratar de asegurar que los estudiantes tuvieran un lugar donde ir y alimentos durante la manifestación. Los maestros provenientes de distritos que permanecieron abiertos fueron multados con 50 dólares por tomarse el día libre.
Los maestros de Carolina del Norte estaban siguiendo los pasos de un movimiento que comenzó en Virginia del Oeste a fines de febrero y se trasladó a Oklahoma, Kentucky, Arizona y Colorado. Decenas de miles se han unido a huelgas, paros, asambleas, líneas de piquetes y marchas, diciendo: “¡Ya basta!”
Maestros sindicalizados y no sindicalizados se han organizado con imaginación, desconfianza hacia legisladores de todo tipo y buscando formas de maximizar el peso de los miembros de base. Se han ganado la solidaridad de otros trabajadores y han transformado su lucha en un movimiento social más amplio. Forjaron la unidad entre los diferentes trabajadores escolares ante los intentos de los gobiernos estatales de enfrentarlos unos a otros.
“El hecho de que todos no sean maestros significa que estamos reuniendo a una comunidad”, dijo Lindsay Harris, maestra del condado de Johnston, a ABC News. “Estamos haciendo cambios juntos. No podemos hacerlo solos como maestros”.
Muchos participantes se burlaron de las cifras ampliamente reportadas en los medios burgueses, afirmando que los maestros en el estado ganan un promedio de 50 mil dólares al año. Con aumentos ínfimos o sin ningún aumento año tras año, la inflación ha reducido los salarios reales un 9 por ciento desde 2009.
En los últimos años, la legislatura estatal ha reducido los derechos de antigüedad. Los políticos han impulsado esquemas salariales “basados en el mérito”, destinados a otorgar a los administradores un poder arbitrario sobre los empleos y el pago. Los legisladores también están tratando de reemplazar las pensiones con un plan 401(k) para todos los futuros empleados estatales y para eliminar la cobertura de salud cuando se jubilen.
Los presupuestos para suministros, libros de texto y tecnología han sido reducidos a la mitad desde 2009. “Tenemos una biblioteca, pero no una bibliotecaria”, dijo al Militante Rachel Holdridge, maestra de educación especial en la escuela primaria Alderman de Wilmington. “La biblioteca se usa para almacenamiento y reuniones. Los libros están en el piso”.
“Me preocupan las desigualdades, donde algunos condados tienen más recursos que otros”, dijo Lauren Abraham, maestra de segundo grado en Garner, un suburbio de Raleigh. Los que viven en áreas que son más de clase trabajadora o rurales tienen menos acceso a fondos locales para complementar los insuficientes fondos proporcionados por el estado.
Difícil regresar el genio a la botella
Miles de profesores abarrotaron el edificio legislativo el 16 de mayo, coreando consignas y portando carteles. Los medios capitalistas han dado énfasis a este aspecto de las actividades, subrayando la perspectiva de los dirigentes sindicales de que presionar y hacer campaña por los candidatos del partido Demócrata —que según ellos son “más amigables” hacia la educación pública— es la principal actividad que los trabajadores escolares deben realizar entre ahora y las elecciones de noviembre.
Pero la verdad es que los gobernantes capitalistas y sus políticos no tienen ningún interés en la educación pública. Para ellos es solo una forma de imponer la obediencia, y no aprendizaje abierto, la utilizan para crear una fuerza de trabajo que sea más fácil de controlar y explotar.
“Cuando llegué a casa después del acto recibí una tonelada de mensajes de maestros preguntándome cuál sería el siguiente paso”, dijo Susan Skinner, maestra de escuela intermedia de Greensboro, por teléfono el 20 de mayo. “Decidimos vestirnos de rojo para ir a la escuela la mañana siguiente y muchos lo hicimos, incluidos los maestros que no pudieron asistir a la marcha”.
En ciudades y pueblos de todo el país, otros maestros se están uniendo a la rebelión. En National City, California, los maestros votaron el 22 de mayo a favor de autorizar una huelga si la junta escolar se niega a cumplir con sus demandas de mayor pago y más suministros para la enseñanza.