POR BETSEY STONE  
MERCED, California—¿Cómo se puede forjar un movimiento revolucionario en este país? ¿Qué papel ocupan los sindicatos? Esas fueron algunas de las preguntas que le hicieron a Alyson Kennedy, candidata a vicepresidenta por el Partido Socialista de los Trabajadores, en un evento celebrado el 28 de octubre en la Universidad de California en esta ciudad.

La universidad está en el corazón del centro agropecuario del Valle de San Joaquín, donde viven miles de trabajadores agrícolas y sus familias. La tasa de ejecuciones hipotecarias de casas en el condado Merced es uno de los más altos del país, y el desempleo sobrepasa el 10 por ciento.

La actividad sobre la campaña socialista fue moderada por el estudiante Rafael Maravilla, quien presentó a Kennedy y a Lea Sherman, candidata del PST al Congreso en el Distrito 8.

Luego de la presentación de Kennedy, uno de los estudiantes preguntó cómo se puede organizar un movimiento para remplazar el capitalismo con un gobierno de trabajadores y agricultores ya que el movimiento socialista es pequeño.

“A medida que se profundice la crisis, la primera reacción de muchos es la de quedar estremecidos”, contestó Kennedy. “Los trabajadores saben que es grave, pero todavía no saben qué hacer.

“Pero como sucedió durante la Gran Depresión de los años 30, las batallas obreras contra las reducciones de salarios, la aceleración del ritmo de trabajo y las condiciones laborales peligrosas comenzarán a extenderse. A los trabajadores no les quedará más alternativa que luchar.

“A medida que tomamos medidas para forjar un movimiento revolucionario”, continuó Kennedy, “luchamos por medidas inmediatas para defender a los trabajadores de los efectos de la crisis: garantizar empleos recortando la semana laboral sin recortes de salarios; un programa de obras públicas para crear empleos con salario a nivel sindical para construir puentes, viviendas, escuelas y represas; cesar las ventas hipotecarias de fincas y casas; y medidas para nacionalizar el sistema bancario y la industria energética”.

En otro evento de la campaña el 25 de octubre, José Sandoval, dirigente de la lucha por los derechos de los inmigrantes en San José, California, ofreció una barbacoa, donde se discutió cómo fortalecer los sindicados. Entre los asistentes había trabajadores que ayudaron a promover las marchas del Primero de Mayo en San José por la legalización de los inmigrantes.

Uno de los trabajadores, recientemente cesanteado, dijo que los funcionarios sindicales en su centro de trabajo habían aceptado la situación en que algunos trabajadores son contratados temporalmente y con menos derechos y beneficios. Esto causó divisiones entre los trabajadores permanentes y temporales.

“Tenemos que transformar estos sindicatos”, dijo Kennedy. “Tenemos que recordar que el sindicato no es lo mismo que los funcionarios, el sindicato somos nosotros y podemos luchar contra estas divisiones”.

Cecilio Santillana, un trabajador jubilado, relató sus experiencias como ex bracero, uno de los cientos de miles de llamados “trabajadores huésped” que llegaron a Estados Unidos durante y después de la Segunda Guerra Mundial para trabajar en los campos y los ferrocarriles.

Santillana ha participado en la campaña para recuperar el 10 por ciento de los salarios de los braceros que fueron retenidos y enviados al gobierno mexicano, supuestamente para ser depositados en “cuentas de ahorros”. En realidad, el dinero nunca fue entregado a los trabajadores. Opinó que el reciente acuerdo al que se llegó tras el juicio colectivo a nombre de los braceros es un logro muy pequeño y tardío.

El acuerdo permitirá que algunos braceros reciban unos 3 500 dólares si pueden presentar documentos originales que demuestren que trabajaron como braceros de 1942 a 1946.
 

Una entrevista con Calero apareció en la primera plana del Brazilian Voice, un quincenario en portugués con una tirada de 50 mil.

“¿Qué dice usted de la seguridad nacional? ¿Cuál es su posición sobre el muro que se está construyendo entre Estados Unidos y México?” preguntó un estudiante en la universidad Bloomfield College.

“La campaña socialista está en contra del muro. Apoyamos la legalización inmediata de los inmigrantes indocumentados”, contestó Calero. “Los inmigrantes fortalecen a la clase trabajadora en este país; refuerzan la lucha por mejores salarios y trabajos”.

Calero se dirigió a una reunión de la Unión de Estudiantes Africanos en el recinto de Newark de la Universidad Rutgers y una clase el día siguiente donde antes habían hablado los partidarios del Partido Verde y Ralph Nader.

Calero habló en la reunión de la Organización Popular para el Progreso (POP), un grupo que lucha contra la brutalidad policial y otros ataques del gobierno. Calero inició su presentación agradeciendo al POP por su apoyo a la exitosa lucha contra los intentos del gobierno de deportarlo en 2003. Muchos de los presentes lo ovacionaron al final de sus comentarios. Al final del día Calero conoció a cuatro jornaleros oriundos de Ecuador para una discusión política en un restaurante local.
 

Kennedy fue invitada de nuevo a Louisiana por tres electores del estado: Howard Allen, Mike Howells y Eloise Williams, entre los nueve electores que ayudaron a poner la fórmula presidencial del PST en la boleta electoral en Louisiana.

Howells, dirigente de una coalición que lucha por viviendas públicas, habló en la reunión del grupo, que se basa en Iberville, un grupo de edificios públicos amenazado con ser demolido.

“El Partido Socialista de los Trabajadores es la única campaña que exige un programa inmediato y masivo de obras públicas para empezar a resolver algunos de los problemas muy grandes que enfrentamos aquí en Nueva Orleans”, dijo Howells.

“Aquí los demócratas y republicanos en el gobierno municipal y estatal están organizando la demolición de viviendas públicas, hospitales y escuelas. La campaña del PST propone poner millones de personas a trabajar construyendo estas instalaciones vitales. Es una de las razones por las cuales decidí ser elector para el PST”.

“De una cosa estamos seguros”, dijo Kennedy, “Sea Obama o McCain el presidente electo, la próxima administración llevará a cabo la misma ofensiva antiobrera que hemos visto en los últimos 25 años.

POR LUIS MADRID
Y CINDY JAQUITH  
NUEVA YORK—“La campaña Socialista de los Trabajadores ganó esta elección”, dijo Norton Sandler, director nacional de la campaña, durante un animada celebración la noche de las elecciones aquí el 4 de noviembre. Róger Calero y Alyson Kennedy, candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores para presidente y vicepresidenta, acompañaron a Sandler en la tribuna.

“Ganamos al decir la verdad sobre las consecuencias devastadoras de la creciente crisis capitalista para el pueblo trabajador alrededor del mundo”, dijo Sandler. “Hicimos campaña en contra de la clase capitalista. Presentamos un programa para defender los intereses de los trabajadores y agricultores, y explicamos que mientras vivamos bajo el sistema salarial, estas crisis económicas y sociales van a continuar”.

La campaña presidencial del PST ganó reconocimiento nacional como “la campaña socialista”, dijo Sandler.

Partidarios de la campana socialista en 17 ciudades de Estados Unidos y Canadá participaron de la celebración a través de una conexión telefónica.

“Nuestros esfuerzos dieron frutos”, dijo Kennedy, candidata para vicepresidenta. “Logramos aparecer el la boleta electoral en 10 estados, y en tres estados más conseguimos el derecho a que se cuenten nuestros votos de personas que escriban en la boleta los nombres de los candidatos socialistas (estatus write-in)”. En 12 estados y en el Distrito de Columbia los socialistas también postularon un total de 33 candidatos para cargos municipales, estatales y federales, señaló Kennedy. Los candidatos locales del PST aparecieron en la boleta electoral en cuatro estados, y consiguieron reconocimiento oficial como candidatos write-in en dos estados más.

Equipos de canales de televisión de Letonia y Finlandia cubrieron la celebración, una muestra de la recepción que recibieron los socialistas de una amplia gama de medios de comunicación en el curso de la contienda electoral.

La respuesta a la campaña socialista fue particularmente profunda entre los jóvenes, dijo Kennedy, que había llegado en avión el mismo día desde Minneapolis, en donde habló en una clase de 60 estudiantes en la Universidad de Minnesota.

Kennedy relató que había hablado el día anterior con Martina Correia, hermana de Troy Davis, un afro-americano que se encuentra bajo condena de muerte en Georgia por cargos fabricados de haber asesinado a un policía en 1989. “Insto a todos los presentes a continuar con la lucha para liberar a Troy”, dijo Kennedy.

“Hicimos lo que prometimos al comienzo de la campaña”, dijo Calero, el candidato presidencial. “Participamos en las luchas obreras dondequiera que tuvieran lugar”.

“Estuvimos en la primera fila con los trabajadores de plantas empacadoras de carne en el Medio Oeste defendiendo su sindicato, y participamos en protestas contra el muro antiinmigrante que se está construyendo en la frontera entre Estados Unidos y México. Participamos en las líneas de piquete de los trabajadores de la productora de galletas Stella d’Oro aquí en Nueva York, y con los trabajadores en huelga contra la Boeing en Seattle. Nos unimos a carpinteros negros y latinos en su lucha contra la discriminación en San Francisco”, dijo. “Explicamos la necesidad de luchar contra los ataques del gobierno contra nuestros derechos democráticos”.

“Nuestra campaña también divulgó la verdad sobre Fernando González, René González, Antonio Guerrero, Ramón Labañino, y Gerardo Hernández—los cinco revolucionarios cubanos encarcelados bajo cargos fabricados que se han unido a la lucha desde la cárcel”.

Al clausurar el mitin, Sandler instó a todos a asistir al mitin público sobre “¡La crisis apenas comienza! … y se plantea lucha obrera para poner fin al sistema salarial”, que tendrá lugar en el Hotel Robert Treat en el centro de Newark Nueva Jersey el 22 de noviembre.