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Un semanario socialista publicado en defensa de los intereses del pueblo trabajador
Vol. 78/No. 11      24 de marzo de 2014

 
(artículo principal)
¡Tropas rusas fuera!
Por Ucrania soberana

Invasión de Crimea sube amenaza bélica
 
Reuters/Vasily Fedosenko
Manifestación contra invasión rusa de Crimea el 10 de marzo en villa crimeana de Eskisaray, cerca de Simferopol. Cartel dice, “Ucrania no es Rusia” y “Crimea es Ucrania”.

POR JOHN STUDER  
Soldados rusos, incluyendo fuerzas especiales, están siendo desplazados por toda Crimea para consolidar la brutal ocupación de Moscú de esta provincia sureña de Ucrania en el Mar Negro. Las tropas han rodeado las dependencias militares ucranianas, tomado la sede del parlamento y “hecho desaparecer” a opositores de la ocupación rusa. Han sido ayudados por bandas reclutadas de entre aquellos de etnia rusa que emigraron a Ucrania en décadas previas como parte de los esfuerzos de Moscú para rusificar Crimea.

El gobierno del presidente ruso Vladimir Putin ha hecho amenazas de más maniobras bélicas en Ucrania y otros lugares. Putin alega que el nuevo gobierno de Ucrania es una pandilla de fascistas y antisemitas que está atacando a los ucranianos de habla rusa. Moscú asevera que tiene el derecho de intervenir en Crimea, en Ucrania oriental y del sur y en los países bálticos de Estonia, Letonia y Lituania.

El 4 de marzo, Putin acusó a Lituania y Polonia de adiestrar a los “extremistas” que derrocaron al presidente ucraniano Viktor Yanukóvich.

“De haber fracasado Putin en obtener permiso para el uso de la fuerza”, dijo Sergey Markov, un comentarista partidario de Putin al Komsomolskaya Pravda, un periódico ruso, las tropas de Estados Unidos y europeas de la OTAN “ya hubieran llegado a Moscú”.

La invasión sucede como respuesta a los meses de masivas movilizaciones contra el gobierno pro ruso de Ucrania de Yanukóvich. Después de un fallido intento de prohibir las protestas públicas y de que su policía antidisturbios matara a más de 80 manifestantes, Yanukóvich perdió todo apoyo político y huyó a Rusia. Millones de trabajadores y agricultores celebraron su victoria en derrocar la dominación rusa de Ucrania.

El nuevo gobierno formado convocó elecciones para el 25 de mayo. Miles permanecen en el Maidan —la Plaza de la Independencia— en Kiev, la capital de la nación, determinados a poner su sello en la política. En el espacio político que se ha abierto, el pueblo trabajador está debatiendo el curso a tomar para defender y extender esta victoria.

“Ahora estamos pensando en los pasos a tomar para cambiar el sistema”, dijo Olga Bogomolets, una doctora que ayudó a organizar la red de clínicas médicas en el Maidan.

Ella rechazó dos puestos que le ofrecieron en el nuevo gobierno diciendo que todo lo que ve son “unas cuantas caras nuevas, pero nuestro objetivo no era cambiar caras”.

Putin y los intereses de los capitalistas rusos que él representa están actuando desde una posición de debilidad. La economía del país, basada fundamentalmente en el gas natural y el petróleo, es débil y vulnerable en un mundo donde los precios de estas mercancías se ven presionados a medida que nuevas y más baratas fuentes entran al mercado. Los gobernantes propietarios de Rusia no ven otro camino sino la extensión del control económico y político en el “exterior próximo”, como ellos llaman a las antiguas repúblicas soviéticas que tienen frontera con Rusia.

Las fuerzas rusas orquestaron la proclamación de Sergei Aksyonov como nuevo primer ministro de Crimea el 27 de febrero. Aksyonov es un dirigente del partido Unidad Rusa, el cual ganó un diminuto porcentaje de los votos en las últimas elecciones parlamentarias y logró solo tres escaños de los 100 diputados en el parlamento.

El día del “voto” la sede de la legislatura fue rodeada de soldados rusos enmascarados. En el interior, según Unidad Rusa, estuvieron presentes 61 de los 100 diputados, y votaron a favor de elegir a Aksyonov y fijar un referendo para decidir sobre la ruptura de Crimea con Ucrania y su unión a Rusia.

Sin embargo, Reuters, el Aftensposten de Noruega y otros medios de noticias reportaron que una gran cantidad de miembros del parlamento que según las actas oficiales votaron a favor de la propuesta de ley, ni siquiera asistieron a la reunión, y que no había quórum.

Tártaros blanco especial de Moscú

Un blanco especial de las fuerzas rusas —que se mueven en uniformes militares sin insignias en vehículos con placas rusas— son los más de 270 mil tártaros nativos de Crimea, que componen más del 12 por ciento de la población de la provincia. Los tártaros han librado una lucha por siglos contra la opresión nacional rusa —interrumpida solamente por el florecimiento de la cultura nacional bajo el dominio de los trabajadores y agricultores de Crimea aliados con la revolución rusa bajo el liderazgo del partido bolchevique y V.I. Lenin en la década de 1920.

Después de la muerte de Lenin, una capa social privilegiada que se estaba desarrollando en el aparato gubernamental realizó una contrarrevolución encabezada por José Stalin. El régimen estalinista arrestó y asesinó a dirigentes revolucionarios tártaros, reimpuso las políticas de rusificación de la época zarista y pisoteó los derechos nacionales de los pueblos no rusos en Crimea y Ucrania.

Los tártaros han encabezado movilizaciones de decenas de miles de personas —en la que participaron una cantidad significativa de ucranianos y de etnia rusa— en contra de la invasión rusa y los places de secesión. Estas manifestaciones han sido más grandes que las movilizaciones de Unidad Rusa.

Refat Chubarov, dirigente del Consejo Tártaro Mejlis, llamó el 6 de marzo en el canal de televisión ATR a “todos los residentes, sin importar su origen étnico, a que boicoteen completamente” el referendo, diciendo que no puede haber una libre opción “cuando hay tropas en las calles”.

Muchos de la etnia rusa también se oponen a la ocupación rusa y al referendo. “Es una farsa”, dijo el residente de Crimea Oleg Ilushkin, un maquinista ferroviario nacido en Donbas, Rusia, al Wall Street Journal. “Quienes son ellos para decidir el curso de mi vida y la de mis hijos”.

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