NUEVA YORK—El presidente cubano Miguel Díaz-Canel (derecha) fue recibido por más de 1 500 personas en la Iglesia Riverside en Harlem, el 26 de septiembre. Vino a esta ciudad para hablar por Cuba en la 73 Asamblea General de Naciones Unidas. “Este es un encuentro de solidaridad”, dijo, con opositores del embargo norteamericano contra los trabajadores y agricultores de Cuba, y con partidarios de la Revolución Cubana.
El presidente cubano habló sobre lo mucho que estaba disfrutando su visita a Harlem, uno de los centros históricos de la lucha por los derechos de los negros, donde la Revolución Cubana siempre ha tenido muchos amigos. Fuimos a la ONU para “denunciar, una vez más, el injusto bloqueo que durante casi 60 años nos ha impuesto el gobierno de Estados Unidos”, dijo Díaz-Canel. “Cuba no es un país grande ni poderoso, ni rico en recursos naturales o financieros pero estas limitaciones no nos han impedido practicar la solidaridad sobre la base de compartir no lo que nos sobra, sino lo que tenemos, pero, ante todo, compartir nuestro esfuerzo y nuestro sacrificio” dijo el presidente cubano.
Unos 42 mil voluntarios internacionalistas cubanos trabajan actualmente en más de 75 países, dijo. Desde el triunfo de la revolución en 1959, más de un millón de voluntarios cubanos han brindado atención médica, luchado para defender la independencia de Angola contra la invasión del régimen del apartheid en Sudáfrica, trabajado en proyectos de ingeniería y han brindado capacitación agrícola y deportiva en algunas de las regiones del mundo con menos recursos. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, también asistió y extendió un saludo.
El apretado calendario de Díaz-Canel incluyó un discurso ante la Asamblea General de la ONU y reuniones con funcionarios electos locales, la Cámara de Comercio de Estados Unidos, representantes de grandes empresas agrícolas que buscan expandir el comercio con Cuba, artistas y actores de Hollywood, y otros.