Millones de trabajadores perciben en sus propias vidas y las de sus seres queridos que los trabajadores enfrentan los efectos agobiantes de la actual crisis económica, política y moral del dominio capitalista. Los patrones y su gobierno no tienen nada que ofrecer, excepto más guerras, más adicción a los opiáceos, brutalidad policial, lesiones en el trabajo, aceleración del trabajo, poca o mala atención médica, deportaciones de amigos y compañeros de trabajo, ataques contra el derecho de las mujeres a elegir el aborto, creciente desamparo, deterioro del transporte público, la vivienda y más.
La mayoría de los trabajadores o se tapan la nariz y eligen el “mal menor” o no votan porque están asqueados del incesante desdén de los dos partidos de los gobernantes.
La clase dominante y sus políticos, especialmente el séquito liberal y meritocrático, consideran a los trabajadores como “deplorables” e “irredimibles” como dijo Hillary Clinton en 2016. El ex presidente Barack Obama desestimó a los trabajadores, quejándose de que no le hacían caso, y le dijo a sus ayudantes que “a veces me pregunto si llegué prematuramente, 10 o 20 años antes”
Ellos creen que los trabajadores son lerdos intolerantes, racistas, antiinmigrantes y reaccionarios. Creen con fervor que los trabajadores deben ser excluidos de la toma de decisiones importantes, que hay que restringir su derecho al voto. Esta perspectiva es típica de la izquierda de clase media, a medida que se sumergen en el ala de la “resistencia” del Partido Demócrata. Pero la crisis dentro de los dos partidos y el sistema bipartidista de los patrones continuará.
El Partido Socialista de los Trabajadores dice que el futuro de la humanidad está en manos de la clase trabajadora. Somos la única clase que puede detener las guerras imperialistas, defender la tierra, el trabajo y la cultura, y trazar un curso para derrocar el yugo capitalista.
Esta es la lección brindada por la Revolución Cubana, cuando los trabajadores y agricultores de ese país se unieron y derrocaron la brutal dictadura de Fulgencio Batista, respaldada por Washington, y tomaron el destino de su país en sus propias manos. En el curso de la lucha se transformaron, reconocieron su propio valor y obtuvieron la confianza y conciencia para reorganizar y dirigir su país, defender su revolución de todo lo que los gobernantes de Estados Unidos les lanzaron y ofrecer la mano de la solidaridad a los trabajadores en lucha por todo el mundo.
Los candidatos y partidarios del Partido Socialista de los Trabajadores llevaron esta perspectiva de lucha a los trabajadores, agricultores y jóvenes durante la campaña de 2018, y encontraron un deseo de discutir un camino hacia adelante para la clase obrera. Un curso para sindicalizar a los no sindicalizados y forjar sindicatos, un curso de lucha por el control obrero de las condiciones laborales, para organizarse independientemente de los partidos capitalistas y del estado capitalista, hacia un curso obrero para destituir a los gobernantes capitalistas y llevar a los trabajadores y agricultores al poder.
El PST continuará lo que sus 19 candidatos lograron en todo el país, para ampliar el alcance del partido, con el Militantey los libros de dirigentes del PST.
Venga con nosotros de puerta en puerta para discutir y debatir con otros trabajadores lo que enfrentamos y un camino hacia adelante y para brindar solidaridad a trabajadores en huelga, para forjar sindicatos y denunciar los abusos y ataques de los gobernantes capitalistas. ¡Es una vida que realmente vale la pena vivir!