Segunda de dos partes
La primera parte de este artículo fue publicada en la edición del 26 de noviembre del Militante. Describió la expansión del espacio que existe para discutir la política mundial y regional en esa región del Medio Oriente como lo demostró la 13 Feria Internacional del Libro de Erbil. Explicó que este aumento en la receptividad es producto de la lucha de los kurdos por sus derechos nacionales y del lugar que tiene esta lucha en las guerras, conflictos políticos y el desplazamiento forzado de pueblos en Siria, Iraq, Irán y otros lugares.
POR STEVE CLARK
Y CATHARINA TIRSÉN
ERBIL, Región del Kurdistán, Iraq — Hay una inmediatez, un sentido de urgencia, a todas estas cuestiones en un país cuya población ha vivido incesantes guerras y levantamientos desde la guerra entre Irán e Iraq de 1980-1988, la campaña de exterminación “Anfal” de Saddam Hussein contra los kurdos en 1988, las invasiones de Iraq dirigidas por Washington en 1991 y 2003, y más.
Eso ayuda a explicar porque se vendieron 23 ejemplares del número de la revista Nueva Internacional que contiene el artículo, “El ataque de Washington contra Iraq: Los cañonazos iniciales de la tercera guerra mundial”, por Jack Barnes. (Al igual que otros títulos, se hubieran vendido muchos más si las provisiones hubieran sido lo suficientemente abundantes para satisfacer la demanda).
“El pueblo kurdo ha pasado a la palestra de la política mundial como nunca antes, sobre todo, no como víctimas, sino como valientes y determinados luchadores por sus derechos nacionales”, escribió Barnes en ese artículo de 1991.
“Los gobernantes norteamericanos le han brindado ayuda con un gotero a los grupos nacionalistas kurdos, y luego se las han cortado abruptamente, dependiendo del cambio de relaciones entre Washington y los regímenes del área”.
Esa lección sigue siendo oportuna hoy, desde el KRG en Iraq hasta los enclaves kurdos en el norte de Siria, que son bombardeados por tropas del gobierno turco.
Pero el interés político en la feria del libro no fue solo, o incluso principalmente, para los títulos sobre Kurdistán, Iraq y el Medio Oriente. Durante los 11 días, el stand de Pathfinder fue un hervidero de discusión sobre la política y la lucha de clases en Estados Unidos, el Reino Unido y alrededor del mundo. Se vendieron 988 libros, más del doble de los vendidos en 2017.
Había mucho interés en la resistencia de los trabajadores a las consecuencias de décadas de ataques de los patrones y su gobierno en Estados Unidos y en otros países. Muchos querían saber sobre la actividad de los trabajadores comunistas en estos países.
Los más vendidos fueron dos libros de Barnes: ¿Son ricos porque son inteligentes? Clase, privilegio y aprendizaje bajo el capitalismo (70 ejemplares) y El historial antiobrero de los Clintons: por qué Washington teme al pueblo trabajador (60).
Ambos títulos abordan la necesidad de que los trabajadores en Estados Unidos promuevan la solidaridad en la acción, organicen a los no organizados en sindicatos y luchen por su independencia incondicional del estado capitalista y sus partidos políticos: los demócratas, republicanos y otros. Es a través de esa trayectoria que los trabajadores podemos forjar nuestro propio partido político de la clase trabajadora y construir un movimiento social revolucionario para acabar con el dominio capitalista y llevar al poder un gobierno de trabajadores y agricultores.
Se distribuyeron más de 100 ejemplares de un folleto con una charla que dio en abril la dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores, Mary-Alice Waters, en una conferencia en Cuba, titulada “En defensa de la clase trabajadora de Estados Unidos”. Waters habló sobre la exitosa huelga de maestros y otros trabajadores escolares en Virginia del Oeste en febrero, una de las batallas laborales más importantes en Estados Unidos en décadas, y otras huelgas y protestas posteriores en Oklahoma, Kentucky, Arizona, Colorado y Carolina del Norte. Ella dijo que eran “una viva refutación de la imagen de la clase trabajadora como ‘retrógrada’ e intolerante, que presentan los liberales de clase media y una buena parte de la izquierda radical” en Estados Unidos.
Como es el caso en todo el mundo, los libros sobre los orígenes de la opresión de la mujer y la lucha por la emancipación fueron muy populares. Muchas de las mujeres que visitaron el stand se fueron en línea recta hacia estos títulos, tanto las que llevaban un atuendo completamente secular como las que llevaban la cabeza cubierta. Tanto las jóvenes, las ancianas o las de en medio. Y muchos hombres de todas las edades también.
Los títulos que más se vendieron incluyeron ¿Es la biología el destino de la mujer? (en inglés y en árabe); Problemas de la liberación de la mujer) y otros títulos de Evelyn Reed; Los cosméticos, las modas y la explotación de la mujer de Reed, Mary-Alice Waters y Joseph Hansen; La emancipación de la mujer y la lucha africana por la libertad por Thomas Sankara, dirigente de la revolución de 1983-87 en Burkina Faso, país de África Occidental; y El origen de la familia, la propiedad privada y el estado por Federico Engels.
… y EE.UU.
También atrajo gran interés un suplemento del Militante de mayo titulado “Revolución, contrarrevolución y guerra en Irán: raíces sociales y políticas de las protestas obreras que se extendieron a 90 ciudades y pueblos”, por Steve Clark.
Como producto de la propia experiencia del Kurdistán, la mayoría de los visitantes de la feria del libro tenían conciencia, en mayor o menor grado, de la trayectoria antiobrera del régimen clérigo burgués de Irán, incluida su campaña para extender su influencia política y militar contrarrevolucionaria y su dominación económica a través de Iraq, Siria, Líbano, Yemen y otros lugares.
Muchos, sin embargo, sabían mucho menos sobre la revolución popular de masas que derrocó en 1979 a la monarquía del shah de Irán, la cual contaba con el apoyo de Washington. Una foto incluida en el suplemento de una manifestación de cientos de miles de mujeres y hombres en Teherán el 8 de marzo de 1979, la manifestación del Día Internacional de la Mujer más grande que se haya celebrado en el mundo ese año, fue a menudo muy reveladora.
“Es como lo que sucedió en Siria”, respondió Ahmad, un joven que algunos años antes había huido de una aldea en las afueras de Damasco cuando fuerzas rebeldes bombardearon esa zona controlada por el gobierno. “La gente protestó por libertad” contra el régimen tiránico de Bashar al-Assad a partir de 2011, pero cuando el gobierno les disparó, dijeron ‘a destruir el régimen’”.
El resultado ha sido una guerra civil de casi ocho años, en la que más de 10 millones de trabajadores sirios han sido desplazados, asesinados o mutilados, la mayoría a manos de las fuerzas de Assad y las milicias organizadas por Teherán, como el Hezbolá, basado en Líbano.
La conclusión inicial de Ahmad había sido que las revoluciones y los levantamientos populares inevitablemente traen derrotas contrarrevolucionarias sangrientas, que la victoria no es posible. Después de discutir más sobre las perspectivas de que el pueblo trabajador construya un movimiento social para unir a los trabajadores en una lucha por el poder, decidió comprar ¿Es posible una revolución socialista en Estados Unidos? Un debate necesario entre el pueblo trabajador por Waters.
La respuesta inicial de Ahmad a esa pregunta, como la de muchas de las casi 50 personas que compraron ese libro (y muchas que no lo hicieron), fue “¡No!” Pero le sorprendió nuestro argumento de que el arma más poderosa que tienen las familias gobernantes es su control de las escuelas, los medios de comunicación y otras instituciones para persuadir a los trabajadores de que no somos capaces de tomar el poder, acabar con las relaciones sociales individualistas del capitalismo, forjar la solidaridad humana y transformarnos en el proceso.
Señalamos lo que dice la contraportada del libro sobre el título: “Un ‘Sí’ inequívoco es la respuesta dada aquí a la pregunta: ¿Es posible una revolución socialista en Estados Unidos? Es posible, pero no inevitable. Ese futuro depende de nosotros”.
“Necesito este libro”, respondió Ahmad, “y lo estudiaré”.
Y así lo hizo. Respondiendo a un correo electrónico después de la feria, Ahmad escribió, “Yo diría que el libro fue asombroso y real. Cambió mi forma de pensar sobre Estados Unidos, la gente que vive allí y la revolución socialista en Estados Unidos”.
Al igual que Ahmad, muchos de los que buscaron libros y debates políticos en el stand de Pathfinder habían huido de conflictos, como la guerra contra el Estado Islámico en Mosul u otra violencia sectaria en Iraq y Siria, o habían trabajado ayudando a refugiados.
La familia de Hisham al-Aqrawi había huido de Mosul en 2006, cuando aún era niño, tras las amenazas de al-Qaeda, un precursor del Estado Islámico. Vino dos veces para comprar libros de Che Guevara y otros, y trajo a un amigo la segunda vez. Le mostramos un homenaje a Guevara en Thomas Sankara Speaks (Habla Thomas Sankara) titulado “Las ideas no se pueden matar”.
“Esto es muy importante para Kurdistán e Iraq”, respondió al-Aqrawi. “Antes, bajo Saddam, si descubrían que tenías un libro de Marx, por ejemplo, te hacían cosas horribles. Ahora, puedes traer tus libros aquí, y podemos tener una discusión”.
Varias personas que pasaron tiempo en el stand de Pathfinder querían mantenerse en contacto para tener más discusiones y presentar a comunistas de Estados Unidos y del Reino Unido a más personas cuando regresemos para las ferias del libro en Erbil y Bagdad el próximo año.
Esto incluyó a jóvenes de Suleimaniya involucrados en acciones por los derechos de la mujer bajo el lema “Libertad no flores”; de una organización en esa misma ciudad inspirada en el levantamiento de trabajadores y estudiantes en Francia en mayo-junio de 1968; a miembros de los partidos Comunistas en Iraq y en Kurdistán; y muchos otros.